viernes, 20 de octubre de 2017

Y -si puedo- las veces que haga falta

Son las 19 horas y 16 minutos del día 11 de octubre de 2017 cuando en la radio se oye…

Buenas tardes. Es curiosa esta niebla meona, que fue primero definida por el escritor Miguel Delibes, y definida años después por los académicos de la Real Academia Española.

En un libro titulado “El último coto” Delibes escribía que, “durante casi un mes la provincia había estado entumida (en el campo decimos entumecida…) bajo una niebla meona. Niebla húmeda y densa” -decía el escritor- que al congelarse en el aire deja los campos albos como después de una nevada”.

Si acudimos al diccionario de la academia se nos indica que esto de la niebla meona es algo que se emplea en el habla coloquial y la define así: “niebla de la cual se desprenden gotas menudas que no llegan a ser llovizna”. O sea que la RAE ha preferido quedarse con las primeras consecuencias de la niebla meona, “gotas menudas que no llegan a ser llovizna” y Miguel Delibes se centró, en su momento, en las últimas consecuencias: “niebla húmeda y densa que al congelarse en el aire deja los campos albos como después de una nevada”. Una complementa a la otra, y la otra complementa a la una. Llegarán días de nieblas meonas a Castilla y León… ¡abriguémonos!

Y, de nuevo, vuelve a salir la voz del campo para tratar de dar su… “paleta” opinión.

En una cachapada de ocasiones -ésta es una más-, he dicho que Delibes define –porque así lo aprendió en el campo- muy correctamente lo que es la niebla meona: “niebla húmeda y densa”. Añadiendo que, si se congela, deja los campos albos como después de una nevada. Según el “espabilado más que experto”, para Delibes niebla meona es la que se congela en el aire. No señor, no. Delibes dice que si la niebla meona se congela en el aire (sólo si se congela en el aire), deja los campos albos como después de una nevada. Parece que el “espabilado más que experto” no lo acaba de entender porque, a ver, ¿por qué nos dice que Delibes se centra en las últimas consecuencias? No, para la RAE, la niebla meona no tiene primeras consecuencias, ni para el escritor segundas, la niebla meona es la que es: “niebla húmeda y densa de la que se desprenden finísimas gotas de agua que no llega a considerarse lluvia”. Después podrá congelarse o no, lo mismo que la lluvia podrá transformarse en nieve, hielo…, pero no deja de ser agua que se desprende de la nube y cae.

Digamos lo que la niebla meona es -después de haber sido calado en muchas ocasiones por ella- en lenguaje rural, que es donde Miguel Delibes lo aprendió directamente y -por lo que podemos deducir- también la RAE: niebla meona es aquella niebla densa que, sin llegar a ser lluvia, acaba calando hasta los huesos. De ahí que la Real Academia diga: "niebla de la cual se desprenden gotas menudas que no llegan a ser llovizna”. Le falta a la Real Academia añadir aquello que yo pude comprobar sin intermediarios: “… no llega a ser llovizna, pero cala, moja, empapa”.

De manera que ni Delibes, ni la RAE, descubrieron la niebla meona. Yo me imagino que el nombre bien pudo ocurrírsele al campesino/a que después de llegar a casa empapado dijo: ¡vaya una niebla, parece que se mea!

Una cosa es totalmente cierta: yo nací en la primera mitad del siglo XX y lo aprendí de mis abuelos. De manera que allá por la mitad del siglo XIX (muy anterior al querido escritor y los académicos de la RAE) la niebla ya andaba meándose por estos campos de Camporredondo y, a veces se congelaba y parecía que había nevado, y otras veces –cuando la temperatura no era tan baja- simplemente se convertía en gruesas gotas que caían de los árboles… y otras gotitas calaban a las ovejas, machos, burros… o se fijaban sobre mi manta que acababa pesando… ¡cómo pesaba!

Lo triste de esto es que los advenedizos “-espabilados más que expertos-“ no comprendan que lo que dicen Delibes -en su extensa y maravillosa obra - y la RAE es lo mismo. A no ser que la lluvia solo lo sea si se congela, que es lo que ocurre con la niebla meona, que no es otra cosa más que gotas finísimas de agua que no llegan a considerarse lluvia, pero que, si se congelan, dejan los campos blancos como después de una nevada.

Niebla meona
EUC p. 106
Durante casi un mes, la provincia ha estado entumida bajo una niebla meona, niebla húmeda y densa que al congelarse en el aire, deja los campos albos como después de una nevada.
niebla. (Del lat. nebula).
~ meona.
1. f. Aquella de la cual se desprenden gotas menudas que no llegan a ser llovizna.
Niebla meona: Delibes acaba de definirnos lo que es para él la niebla meona: niebla húmeda y densa que al congelarse en el aire, deja los campos albos como después de una nevada. (Investigación de campo)

Como podemos comprobar el “espabilado más que experto” insiste en que Delibes tiene por “niebla meona” la que se congela y deja los campos albos. Así lo recoge en un glosario –de allí lo he transcrito- que cabalga -por el espacio estelar- sobre las estelares ondas electromagnéticas.

La lluvia son gotas de agua que se desprenden de la nube y caen sobre la tierra. También puede transformarse en nieve o en hielo, pero eso es otro cantar. Lo mismo ocurre con las finísimas gotas de agua que componen la niebla meona y Delibes –que la conocía- así lo dice, añadiendo que si se congela deja los campos albos como después de una nevada.

Quiero añadir, que los efectos de la niebla meona –si se congela- pueden llegar a cargar tanto las ramas de los árboles que llega a desgajarlas: ocurría muy a menudo. Era lo que nosotros –gente inculta- llamábamos cencellada, que es una especie de carama (escarcha congelada), pero muy exagerada.

Delibes, tanto en esta ocasión (niebla meona) como en tantas otras –que tampoco parecen entender los espabilados- dice lo que dice: primero entendámoslo y después mostrémoslo al mundo, como estudiosos y “expertos” que queremos ser.


Como creo que es interesante, este ex pastor repite lo que dijo en alguna ocasión acerca de los siguientes términos sobre fenómenos atmosféricos:



Rocío.- humedad en el ambiente que al bajar la temperatura nocturna se fija sobre las plantas en forma de pequeñas gotitas de agua.



Escarcha.- humedad en el ambiente que con temperatura cercana a los cero grados se fija sobre las plantas en forma de pequeños cristales de hielo.



Carama/caramada.- humedad elevada en el ambiente (neblina) que con temperaturas bajo cero se fija a las plantas en forma de hielo.



Cencella/cencellada.- fenómeno producido por la niebla meona que con temperaturas bajo cero se fija sobre el suelo y las plantas dejando los campos como si hubiera nevado.  Cuando la cencella es excesiva (cencellada) las ramas de los árboles, por exceso de peso y muy a menudo suelen desgajarse.



Camporredondo, 14 de octubre de 2017


Firmado: pastor –de ovejas-, al que la “niebla meona” empapaba hace muchos, muchos años.

miércoles, 11 de octubre de 2017

Sigamos un rato más


El verano se acerca, el cereal comienza a darse, en la era se oye el golpeteo del mazo de los trilleros sobre los pedernales. El griterío de la chiquillería –las vacaciones ya están ahí- se oye por el pueblo y su eco se escucha en el contorno de Camporredondo. Pero mal deben de andar las relaciones entre ellos porque oigo que uno dice a otro: ¡pos ahora te desajunto, no quiero que vengas conmigo!

Otra palabra que hace algunos decenios que no oigo es: descapuchar. Me parece lógico si tenemos en cuenta que por estos confines, hoy, se siembran muy pocos gabrieles. Además de que no sería muy rentable descapuchar. Ahora –por su baja rentabilidad- se dejarían perder los capuchos.

Una palabra más que no está mucho al uso -o eso me parece- es descollar.

Desde que nuestros abuelos fueron abandonando este valle de lágrimas, y sus nietos fueron adquiriendo cultura académica, otra de las palabras que no se oyen es diquiá.

La palabra –dispensa- tenía un solo significado, siempre el mismo, ¿por cuál ha sido sustituida?

La palabra –dir- hace más tiempo que desapareció, pero en nuestros oídos aún resuena la voz de nuestros mayores.

La palabra domar parece, a mí me lo parece en este momento, que sólo se refiere a la doma (amansamiento o dominio) de alguna bestia salvaje o semi salvaje.

Enaguachar no puedo decir que fue palabra muy usada, pero lo que sí es cierto es que hoy no la oigo nunca.

Así que sobre este grupo de palabras, que creemos en trance de desaparecer, haremos algún comentario a continuación. Después, si el tiempo -y la máxima autoridad- lo… permiten, vendrán otras.


DARSE.- Marchitarse, ceder, entregarse “Parece que cede, ya se va dando”.
Ejemplos de darse en el mundo rural: se dice darse al hecho de que el cereal vaya cambiando de color, ir madurando, “¿qué tal va la cebada?” “Ya se da, en pocos días echo a segar”. “Tienes que regar aquellas remolachas, que ya se dan” se decía cuando por falta de humedad se ponían lacias. El trigo se da y casi no ha espigado. A esto va encaminado el darse al que me refiero. Hay otras muchas acepciones que el DLE recoge.

DESAJUNTAR.- Expulsar a uno de la cuadrilla de amigos.  “Ya no te ajunto” “vete que no te ajuntamos” decía el niño cuando las relaciones se deterioraban con el amigo: “pos ahora te desajunto”.
Era ésta una frase muy empleada siempre que, por cualquier circunstancia, se creaba tensión entre dos niños, o entre la cuadrilla y uno de los componentes. Era como decir, ya no eres mi amigo, no quiero jugar contigo. Fuera del mundo infantil nunca la oí.
El DLE recoge como: apartar, desunir, desdoblar.

DESAUGUE y DESAGÜE.- Método, o sistema, para eliminar el ahogo. 2º Método, sistema o conducto por donde se eliminan líquidos.
Desaugue fue palabra muy usada en el mundo rural. Aún se oye entre personas mayores… y no tan mayores.
Creo que la expresión rural también debería ser admitida en el mundo llamado culto porque, a ver: si algo –alguien- por cualquier motivo ajeno al agua se está ahogando… por atragantamiento por ejemplo ¿cómo le llamaríamos al método para de desahogarle? Si por el contrario es quitarle el exceso de agua parece muy correcto que le apliquemos des-agüe: quitar el agua.
Desahogar=quitar el ahogo. >desaugue
Desaguar=quitar el agua. >desagüe.
De todas maneras ya he dicho que en el mundo rural aún se usa desaugue.
El DLE recoge desagüe.

DESCAPUCHAR/escapuchar.- Arrancar el garbanzo con su vaina (capucho) de la mata. También se dice del hecho de recoger capuchos del suelo. >Escapuchar. Recoger capuchos.
En los tiempos en que “no llegaba la sal al agua”, no podía perderse ni siquiera un garbanzo. Por ello se acudía al terreno donde se hubieran recogido los garbanzos y, así como se acudía al rastrojo para recoger la espiga caída, se acudía al garbanzal -ya acarreado- para recoger el capucho caído.
No recogida en el DLE

DESCOLLAR.- Se usaba para decir que aquel/la comenzaba a sobresalir. (¡Ya comienza a descollar!).
Normalmente se usaba cuando el/la joven pasaban de la adolescencia al mundo adulto. “Ya va descollando, se decía”.

DIQUIÁ.- De aquí a… “De aquí a un rato vamos”. “diquiá un rato vamos”.
Diquiá, cualquiá, siquiá… igual que: de aquí a, cualquiera, siquiera, etc.
Aún se usan éstas, y otras palabras similares, entre la gente mayor.
Palabra que no recoge el DLE.

DISPENSA.- Lo mismo que despensa: espacio dedicado a las viandas y útiles de cocina.
Y digo yo: ¿no es posible que se aplicara la palabra dispensa porque el cuarto nos dispensaba todo lo necesario para la cocina? ¡Vale, vale! sólo he preguntado si existe esa posibilidad... Lo que sí es cierto, es que nuestras abuelas (siglo XIX) ya usaban la palabra dispensa.
El DLE recoge la palabra despensa con esta acepción.

DIR.- Lo mismo que ir. “…Que no vayas, que no debes dir…” decía un señor de mi pueblo.
Es un prefijo formado por las sílabas “de” e “ir”. ¿Será eso? Se me acaba de ocurrir.
Por supuesto, no lo recoge el DLE.

DOMAR.- Deformar, doblegar, ceder… “¡cuidado, se está domando la viga de carga!”.

ENAGUACHAR.- Añadir agua adulterando otro líquido: leche, vino etc. >Aguachar, aguachinar.

Camporredondo 6-10-2017