lunes, 28 de septiembre de 2015

Equilicual

En el “Diccionario de Camporredondo” (Ver “La pizarra de Gaude”) he recogido la palabra equilicual, y a pesar de no contener –creo- error (que corregiré) significativo, si me parece que no he dado la definición correcta que debiera según el uso que de ella se hacía y, cada vez menos, se hace en mi pueblo.

Digo en el diccionario:

Equilicual.- Exactamente, igual.

Si bien la palabra “exactamente” (equilicual) es absolutamente correcta según el uso que de ella se hace, no lo es tanto la palabra “igual”. Según el uso que hacemos en el pueblo, lo correcto es “exactamente”, que viene a reconocer que aquello de lo que se habla es correcto según se ha explicado. Un pequeño ejemplo: si cuando esquilas a las ovejas hace frío pueden llegar a constiparse y hasta se puede poner en riesgo su vida y, sobre todo, tienes garantizado una bajada considerable en la producción de leche. Bien; el que escucha, que es, o ha sido pastor, para aseverar lo que acaba de oír, no responde “igual”, sino equilicual, o lo que es lo mismo: lo has explicado muy bien, estoy de acuerdo contigo. Además se le da una entonación especial: eeeeequilicual. O sea: completamente de acuerdo.

Me he dado cuenta de este semi-error, o error menor, al repasar el “Diccionario del castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes de ediciones Cinca. Visto lo que en él se dice, he revisado el “Diccionario del castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes, editado por Fundación instituto castellano y leonés de la lengua y Cátedra Miguel Delibes, y no estoy de acuerdo con la definición que allí se da:

Equilicual
CH p. 92
En llegando San Pedro, ya andaban los ganados en el monte, y el pastor
 equilicual, a ver, allí esclavo, hasta octubre, tres meses. (...) Es como si a una persona delicada le quitan el abrigo en un repente, equilicual.
Equilicual:
 Igual que, igual-igual. (Investigación de campo)

Una vez más, Delibes, -porque así se lo dice el pastor-ganadero (o pastor-amo) Augusto Fernández- le da un significado un poco distinto. Y una vez más, yo digo que no es Delibes el que le da el significado a la palabra equilicual sino Augusto Fernández: el pastor. Por tanto yo puedo discrepar del significado que el pastor le da a la palabra, nunca de lo que escribe Delibes, porque el escritor no trata de enseñar al pastor lo correcto o no de su significado; se limita a escuchar y tomar nota.

Equilicual: lo has explicado muy bien, estoy de acuerdo, cierto todo lo que has dicho… etc. etc.

Y esto es lo que significa la palabra equilicual en:

Camporredondo el día 22 de septiembre de 2015.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Estropeabarrigas 2

Como queda patente en mi DNI, nací en época poco propicia para llegar a ser profesor, por lo que me tocó ser analfabeto de los que, decían, sabíamos las cuatro reglas: sumar, restar, multiplicar y dividir. 

Pero hoy quiero confesaros que no se perdió nada especial porque yo no tuviera oportunidad para llegar a profesor, no tengo capacidad, ni siquiera paciencia: no hubiera valido para ello. ¿Por qué lo digo? Pues está claro, porque me cabrea tener que repetir las cosas.

En la entrada a “La pizarra de Gaude” de fecha 3-3 2014, sobre estropeabarrigas, escribí:

“No quiero -porque además no lo soy- ser maleducado, pero es que a mí me parece que esto ya roza la tomadura de pelo. Veamos la página 136 del Diccionario del Castellano Rural en la Narrativa de Miguel Delibes en la que recoge la palabra… 

Estropeabarrigas: Se llama así al hombre que deja embarazada a una chica y luego se va con otra. Al padre de la chica embarazada que obligaba al hombre a casarse con su hija se le llamaba “traganiños”. (Investigación de campo). (Sic)

Yo he deletreado sobre el tomo tres –tercera edición- de las Obras Completas de Delibes La Hoja Roja (páginas 263-439). Lo digo porque quizá hay alguna edición anterior, o posterior, y no coincida con la mía. ¿Es posible? ¿Sí? Entonces no tengo nada que decir: la desconozco. ¿No? Entonces vamos a ver, porque yo no lo entiendo: en la página 278 la Desi perdió los estribos y dijo a la Tasia: “¡Calla la boca tú, estropeabarrigas!”.

Justo cinco líneas más abajo Delibes nos aclara porque le dijo eso la Desi a la Tasia: “…las más piadosas aseguraban que había abortado dos veces, (…)”.

Aquí vienen mis preguntas: después de lo leído ¿hace falta salir al campo para investigar? ¿No se fía el autor del diccionario de lo que el escritor nos dice? Y por último: puesto que Urdiales ha optado por investigar, ¿podría decirnos dónde se informó?

Como final sólo quiero añadir: por lo que observo en la interpretación de estropeabarrigas ¿Es posible que el autor haya confundido la Hoja Roja con Viejas historias de Catilla la Vieja que en su página 72 nos habla de “dejar una barriga colgada? Lo digo, porque la definición que nos da se adapta como anillo al dedo.

Lo que yo he entendido desde mi torpeza de hombre rural, ex pastor de ovejas y ex agricultor o lo que es lo mismo, desertor de la cayada y la esteva: La Desi, le está diciendo a la Tasia, que ha abortado. Yo ni entro ni salgo, si pudiera preguntaría a Don Miguel, pero eso ya es imposible y bien que lo siento”.

Esto lo escribí porque no estaba de acuerdo con lo que el experto en la narrativa de Miguel Delibes escribió en el llamado “Diccionario del castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes”, página 136, editado por Fundación Instituto castellano y leonés de la lengua.

El tiempo no se para y sigo descubriendo que también consta en Cátedra Miguel Delibes –tal como lo transcribo a continuación- y posteriormente en el segundo-primer diccionario editado por ediciones Cinca.

Comoquiera que tenemos distinta manera de interpretar lo que el escritor dejó escrito en “La hoja roja”, si el experto insiste, me veo en la obligación de mantener lo que yo interpreto, dejando al posible lector la oportunidad de acudir a la obra del escritor (Obra completa, tomo tres, primera edición, abril de1968, ediciones Destino, página 278) y formar su propia opinión.

Y nada más, sostengo lo que dije, frente a lo que el autor de los libritos nos cuenta en ellos:

Estropeabarrigas
LHR p. 26
"¡Calla la boca tú,
 estropeabarrigas!".
Estropeabarrigas:
 Se llama así al hombre que deja embarazada a una chica y luego se va con otra. Al padre de la chica embarazada que obligaba al hombre a casarse con su hija se le llamaba "traganiños". (Investigación de campo)
LHR p. 95
¡Calla la boca tú,
 estropeabarrigas!



Nota al final según mi interpretación:

Estropeabarrigas.- Según la Desi: abortista, o abortadora

Dejar una barriga colgada.- En lenguaje rural: dejar a una mujer embarazada y desentenderse, el padre, del embarazo (no, necesariamente, implica irse con otra).

¿Traganiños en mi pueblo? Supuesto hombre terrorífico con que se asustaba a los niños porque se los tragaba enteros. Digo asustaba porque hoy ya no queda niño que se trague esa trola.

Esto es lo que yo digo pero... ¿qué dices tú?

Camporredondo, 14 de septiembre de 2015.


jueves, 17 de septiembre de 2015

Encaderada 2

Dice el “experto” en la página 65 del librito titulado “Diccionario del castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes” de ediciones Cinca:

encaderada
ELCM p. 149
El Barbas distingue inmediatamente la liebre herida de riñones, de la liebre encaderada. La primera muere, la segunda no.

Seguidamente nos da su definición (la del “experto”):

Encaderada (la liebre): Coja por tener la cadera rota. Si la liebre está siendo perseguida, seguirá corriendo aunque esté encaderada. (Investigación de campo)

En la entrada de fecha 16-3-2014 dejé mi protesta sobre el trato dado al lenguaje rural y a la obra de Delibes. Decía yo entonces, y repito ahora: Delibes no pudo decir, y nunca dijo, que la liebre herida en la cadera estaba encaderada.

No sé si en alguna otra entrada lo he repetido: si la liebre está herida en la cadera (tiene rota la cadera) siempre estará escaderada, o descaderada, como usted quiera. Esto es así porque encaderada ya estaba (se supone que tenía cadera) por eso corría que se las pelaba.

Parece que, una vez más, debemos recurrir, y recurrimos, a “El libro de la caza menor”. Esta vez, sobre la página 527, Obra completa, ediciones Destino, primera edición mayo de 1966, es donde encontramos lo que ahora transcribimos:

“… irremediable. Asimismo, el Barbas distingue inmediatamente la liebre herido de riñones, de la liebre escaderada; la primera muere; la segunda, no. Tales observaciones son valederas para todo el pelo: conejo, zorro  o garduño. (…)”

Después de esto creo que queda claro lo que Delibes escribió. Pero, digo yo: si por error de imprenta, o cualquier otra circunstancia, se hubiera colado la palabra encaderada, para referirse a la liebre herida en la cadera, ¿no hubiera sido suficiente motivo para que un doctor cum laude en ciencias de la información averiguara dónde estaba el error? Porque, indudablemente, error habría, ya que descaderar -escaderar decimos en el pueblo, por eso lo usa Delibes- el diccionario de la Real Academia (DRAE) nos dice:

descaderar.
1. tr. Hacer a alguien daño grave en las caderas. U. t. c. prnl.

Y como creo que no debo seguir, no sigo. Tengo la esperanza puesta en que algún día, lo que este paleto dice, será leído por algún docto en la materia y quizás, entonces, quiera sacarme los colores por mis muchos errores. Eso sería porque los libritos llamados diccionarios en la narrativa de Miguel Delibes hacían justicia al mundo rural. Yo, de momento, siento pena por el trato que allí se da, tanto al lenguaje rural como a la obra de Miguel Delibes. ¡He dicho!


Camporredondo, 7 de septiembre de 2015


sábado, 12 de septiembre de 2015

Escríbalo vs escíbalo

Una vez más queda patente la baja o nula credibilidad que me ofrecen estos libritos titulados “diccionarios”, o el bajo o nulo interés que demuestra su autor por la obra de Delibes y el lenguaje rural.

Intento razonar lo que digo: en la página 132 del “Diccionario del castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes” -editado por Fundación Instituto castellano y leonés de la lengua-, en el mismo “diccionario” -editado por ediciones Cinca, página 68- y en Cátedra Miguel Delibes, se repite lo que, fielmente, transcribo:

Escríbalo
ET p. 118
(...) un acre olor a
escríbalos y boñiga.
Escríbalos:
El término empleado en la zona es "escíbalos" (cagarruta de oveja o cabra) aunque por su parecido alguien pueda llamarlos "escríbalos". (Investigación de campo)

Leído esto, y leído “El tesoro” página 134, Círculo de lectores, año 1989 -con carta del autor incluida-, encontramos alguna diferencia. Dice el escritor:

(…) Ya en la esquina, tomaron el callejón de la izquierda, a la abrigada, cuyo piso, reblandecido, exhalaba un fuerte olor a escíbalos y boñiga. (…).

Bien. A ver por dónde empiezo: si en la edición de “El tesoro” que el autor ha leído se hubiera colado un error de imprenta, ¿no debería molestarse en investigar un poquito?, ¡siquiera un poquito! El autor de los libritos dice que el término empleado en la zona es escíbalos. Pero entonces… esa investigación de que alardea ¿para qué sirve? ¿Y si el autor hubiera leído erróneamente, podemos achacar el error al escritor? ¿Pretendemos eso?

Señores, ante esto, yo no sé qué pensar… bueno sí sé lo que pienso aunque no lo deba escribir.

Lo que sí quiero es reiterar el gran riesgo que corre la obra de Delibes y el lenguaje rural si su comprensión queda en manos de estos libritos. ¿Pasaremos a la historia de dicho lenguaje la palabra escríbalo, porque un señor no supo leer al escritor, así lo entendió y la daremos por verdadera? Tengamos en cuenta –vuelvo a recordar- que el autor de los libritos es filólogo doctor cum laude en ciencias de la información y, a su vez, vienen avalados por: Fundación Instituto castellano y leonés de la lengua, Fundación Miguel Delibes-en cuya sede se presentó la edición de ediciones Cinca-, Cátedra Miguel Delibes, diario El norte de Castilla, ministerio de incultura rural, Excma. diputación provincial de Valladolid… y admirado por todos aquéllos que desconocen el mundo en torno al cual gira buena parte de la obra de Delibes: el mundo rural.

¡Para qué insisto, si da igual! Delibes no escribió la palabra escríbalo. Esta palabra es fruto de la más absoluta ignorancia del que se cree docto en esta materia. Digo ignorancia porque no quiero pensar en mala fe.

Y por hoy punto final.

PD después del punto final quiero rogar respuesta a una pregunta que se me ocurre al autor de los libritos: usted dice “…aunque por su parecido alguien pueda llamarlos “escríbalos”. (Investigación de campo). ¿Quiere usted, señor autor, decirnos quién es ese alguien que, según usted, lo llama escríbalos?

Gracias.


Camporredondo, 11 de septiembre de 2015.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Concován

¿Concován?

Concován
ELCM p. 206
Luego, por todos los rincones, bajo las mesas, sobre los aparadores, hay bichos disecados: zorros, concovanes, patos, zarapitos, comadrejas.
Concovanes: Se refiere al corcován: pájaro parecido al alcaraván que sale por la noche. Consideramos que ha habido un error de imprenta o, en último caso, una pronunciación incorrecta de corcován. (Investigación de campo)


Pues queridos amigos, poco tengo que añadir: lo que acabáis de leer es lo que el “experto” en la narrativa de Miguel Delibes recoge en su primer y segundo-primer “Diccionarios del castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes”, y también en Cátedra Miguel Delibes.

A continuación, del libro “Obra completa, tomo 2, página 575, ediciones Destino primera edición, mayo 1966”, transcribo:

“(…)
La víspera, el cazador estuvo en casa de Carlos Valverde, el disecador, con Ontañón, el fotógrafo. La casa de Carlos Valverde –Correos, 5- es un asombroso taller. La lámpara del vestíbulo es un hermoso milano con una bombilla en la tripa. Luego, por todos los rincones, bajo las mesas, sobre los aparadores, hay bichos disecados: zorros, corcovanes, patos, zarapitos, comadrejas. (…)”.

Y yo no tengo más que añadir, porque la palabra concován no la he encontrado nada más que en los diccionarios del “experto” y en Cátedra Miguel Delibes. Doctores –cum laude- tiene el saber.

Y no, no, yo no descubro nada, simplemente leo a Delibes y encuentro lo que os he contado. Pero, aun así, no sé lo que es un corcován. ¿Será pájaro? ¿Será un cánido? ¿Una alimaña? ¿Será fauna gallega? ¿Se referirá Delibes a una familia de pájaros?... quiero decir que, en mi pueblo, no se conoce el corcován. Una vez más me quedo sin saber -¡con lo que a mí me gusta ampliar mi exigua culturilla!-. Pero la dichosa “investigación de campo” no me lo permite.

Por todo lo escrito, ruego, al posible lector, información sobre el corcován como pájaro nocturno parecido al alcaraván que es lo que el “experto” nos dice.

Gracias.


Camporredondo, 3 de septiembre de 2015

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Los basculeros

El agricultor de Camporredondo guarda en su memoria unos años de –humilde- abundancia (decenios 4 y 5 de mil novecientos) para sus arcas, consecuencia del precio de la remolacha. Al precio fijado de antemano (250 ptas tonelada) se le sumaba una subvención (1000 ptas tonelada) que, dada la escasez de azúcar, se añadía para animar al cultivo de la remolacha azucarera.

Condición indispensable para tener derecho a la subvención era tener pozo en el terreno y una superficie que -creo recordar- debería ser igual o superior a 5000 metros cuadrados.

Fueron aquéllos unos tiempos en que para el agricultor de Camporredondo todo venía favorable: agua por los cauces y arroyos y a ras de tierra. Terreno sin explotar y elevadísimo precio de la remolacha azucarera.

Por aquellos años la recogida de la remolacha y la achicoria (otra fuente de riqueza) se hacía, por las fábricas transformadoras, en el mismo pueblo. Allí, al principio de la cañada de El camino de Portillo, se establecieron tres básculas representantes de las fábricas azucareras: Monzón, Santa Victoria y Aranda de Duero. Allí situaron sus básculas. Allí pesaban, amontonaban y desde allí en camiones se llevaban hasta el centro de transformación.

Para la recepción del producto se requería dotación de personal: el jefe de báscula (receptor). el pesador, el escribiente, el descontero y los guardas, éstos en turnos de mañana tarde y noche.

El llamado descontero era el encargado de calcular la cantidad de tierra y desperdicio que se habría de descontar del peso bruto del producto. Para el agricultor, el descontero era su mayor rival.

Total, que para esta labor las fábricas desplazaban cada temporada, hasta Camporredondo, grupos de personas capaces de desarrollar esta tarea.

Estos hombres cumplían su horario y después, dado que estaban lejos de su ambiente familiar, necesitaban alguna distracción para tratar de reducir las largas y frías noches del invierno camporredondés. El pueblo les brindaba una única posibilidad: la cantina. En la cantina jugaban sus partidas de tute, brisca o mus. Dirimían quien pagaba la envuelta (botella de vino con gaseosa y sus cacagüeses -cacahuetes-) y después charlaban, cantaban y bailaban para pasarlo lo mejor posible.

Fruto de aquellas reuniones fue la canción que hoy "La pizarra de Gaude" os ofrece como recuerdo a aquellas noches en que yo les veía, y oía, cantar y bailar sentado con mi taburete sobre el fogón de la cocina, habilitada como cantina para aquellas ocasiones (no había más).

Canción popular en Camporredondo (click en el enlace)

En la canción se mencionan dos nombres: Escribano (el más bromista de todos) que era el apellido de Gregorio, uno de los participantes, y el otro era Gaudencio, el cantinero. De ahí que era el más contento -eso dice la canción- porque la quincenita (nómina) iba a parar al bolso de Gaudencio.

Para todos vosotros:

“Nivele usted, nivele usted” La composición, letra y música, es de uno de los basculeros
.
Canta el coro de Camporredondo.

NIVELE USTED, NIVELE USTED

Estribillo
Nivele usted, nivele usted
La báscula para pesar
Para pesar
Mire señor pesador
Que el descuento me ha apretao
Y ya me voy a mosquear.

Son los de la remolacha
Y los de la achicoria
Un grupito bien formado
Pa el trabajo y pa la broma.
Y cuando nos divertimos
Aunque a veces nos critiquen
No nos preocupa nada
Ya sabemos lo que dicen.

Al estribillo

El más bromista de todos
Es el amigo Escribano
A la fiesta nunca falla
Salta y baila como un maño.
Es el amigo Gaudencio
El que más contento está
Pues toda la quincenita
A su bolso va a parar.



Al estribillo

El amargo y lo dulce
Son dos cosas del montón
Y con el vino son tres
Las que abundan en Monzón.
Los guardas de por la noche
Son los que más se divierten
Echando leña en la estufa
Y dando diente con diente.



Al estribillo

Dicen los agricultores
Que en la báscula están todos
Los que saben vivir bien
Beber mucho y pagar poco.
Dicen los agricultores
Que en la báscula les roban
Pero siempre están aquí
A beber vino de gorra.



Al estribillo

Estamos muy enterados
De que algunos no les gusta
Que por la noche cantemos
Chunda, chunda, chunda, chunda.
Sabemos por experiencia
Que el que no bebe no gasta
Pero el que vino no bebe
En el pueblo no destaca.



Al estribillo

Nos despedimos de ustedes
Público tan distinguido
Deseando nos perdonen
Si en algo hemos ofendido.
 Señores aquí termina
Termina nuestra canción
El que quiera retratarse
Que se acerque al mostrador

Nivele usted, nivele usted
La báscula para pesar
Para pesar
Mire señor pesador
Que el descuento me ha apretao
Y ya me voy a mosquear.



21 de agosto de 2015.