Hemos de seguir porque los que saben… no hablan.
1.- Mantención
CH p. 177
(...) para la mantención de las
abejas (...)
Mantención: Se refiere a
"manutención". La falta de cultura da estas variaciones fonéticas,
como amachambrar por machihembrar, marrotar por malrotar, etc. (Investigación
de campo)
2.- Cuando Delibes escribió El camino en 1950 en la
Castilla de entonces se enjaretaba a los machos para la fiesta, se pescaban
cangrejos de río con araña o reteles (…)
Lo que acabáis de leer son sólo
dos indicadores del concepto que un filólogo, doctor cum laude en ciencias de la información, e intitulado “experto” en
Delibes, tiene de sus abuelos. Digo esto, porque de otra forma no entiendo que
parezca empeñado en desprestigiar la obra de Delibes y el lenguaje rural.
Mantención lo he tomado (sic) de Cátedra Miguel Delibes. La segunda
flor que nos deja el “experto” la he tomado de sus… ¿diccionarios? Bueno, sin
que sirva de precedente, titulémosles así.
Lo primero que quiero hacer es
ilustrar al doctor –obra de misericordia es enseñar al que no sabe- de aquello
que parece ignorar. Vamos con mantención según el DLE:
Mantención
Der. De mantener.
Como veis, la Real Academia de la Lengua Española también anda incluida en el grupo de incultos: acepta mantención como derivado de mantener que, es cierto, se usa poco, aunque Delibes y los paletos la usamos.
Seguimos con marrotar:
Malrotar
Del ant. marrotar, der. De *manroto ‘manirroto', infl. Por mal2.
1. tr. Disipar, destruir, malgastar la hacienda.
La Real Academia -según el señor Urdiales- sigue
sin enterarse: nos dice que malrotar procede del antiguo marrotar, ¡me cagüen diez! ¡Están por aguar
la fiesta al doctor! Él dice que “la falta
de cultura da estas variaciones fonéticas”… ¿quién soy yo para corregirle?
Pues hombre, yo soy sólo un paleto, pero la Real Academia…
Seguimos:
No, aunque no la
recoja el DLE -ya sabéis que sostengo que el lenguaje rural no entiende de diccionarios-, no voy a dejar de comentar la otra palabra que el señor filólogo no entiende: amachambrar.
Verá usted señor
doctor: ya le he comentado en varias ocasiones –aunque usted borre mis comentarios en las entradas de su blog- que no es lo mismo machihembrar (unir a macho y
hembra, caja y espiga o ranura y lengüeta) que amachambrar, remachar, asegurar fuertemente aquello que queremos
asegurar para que no se nos escape. A esto último, la gente de campo, ésos que,
por su falta de cultura, dan aquellas variaciones fonéticas que usted parece no
entender, lo llamamos amachambrar (no me preocupo porque lo tengo amachambrado).
Cuando yo -paleto de mí- digo que lo tengo amachambrado,
estoy diciendo que lo tengo atado y bien atado… ¿recuerda? Sólo que esto es diferente,
queremos decir que lo tenemos fuertemente amarrado.
Vamos, otra vez, con enjaretar:
De momento sólo me
queda decirle, otra vez más, que nosotros allá por el año 1950 y, si se tercia,
también hoy, engalanamos a los machos, caballos, vacas, bueyes, burros… en días
de fiesta y… ¡siempre que nos da la gana, coño! El que intenta enjaretar es usted señor Urdiales. Usted
quiere enjaretarnos su absoluta
ignorancia sobre este mundo (que también es el de Delibes) y que nos pase
desapercibido. Pero no, tengo que creer que usted es un gran filólogo y hasta doctor
cum laude en ciencias de la
información, pero tocante al mundo rural a usted le falta aquello de lo que
parece no darse cuenta: cultura rural. Es usted un profundo analfabeto en
lenguaje rural.
Ahora pasamos al por
qué hoy me solivianto.
Escuchando la emisora Es
Radio programa de la tarde “Es el campo” de Castilla y León, correspondiente al
día 22 de abril de 2016 he llegado a la conclusión de que usted nos trata como
a gente que… eso, justito, justito, llegamos a juntar las letras. Puedo decirle
que conmigo acierta usted, pero hombre… ¡no trate usted a sus seguidores así
hombre de Dios! Verá por qué lo digo:
Escuchando el programa
de radio al que más arriba me he referido, encuentro que usted se luce, otra
vez más, con una palabra que, hasta en el (DLE) Diccionario de la Lengua Española,
está perfectamente clara:
chorrear
3. intr. coloq. Dicho de algunas cosas: Venir o concurrir poco a poco o con breve intermisión.
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¿Cómo entraban las perdices
en el ojeo que Delibes narra en “Las perdices del domingo”? Pues eso:
chorreadas, sin parar, pero dejando un espacio entre una y otra. Chorreaditas
dice Delibes: espaciadas>espaciaditas; suaves>suavecitas;
mansas>mansitas… etc. etc. etc. No puedo decirle la palabra que el cazador
rural empleamos muy frecuentemente porque, a ver, ¿cómo le diría yo, a huevo?¿a
huevito? Quedaría muy basto. Pero eso es lo que quiere decir Delibes: le
entraban a huevo, con breve intermisión… de forma que al cazador le daba tiempo
a recargar la escopeta, apuntar y disparar de nuevo.
Lo de chorreaditas es una
expresión en diminutivo, de chorreadas: mansas; mansitas, juntas; juntitas,
pequeñas; pequeñitas… etc.
Pero no acaba ahí mi
sorpresa: usted dice que sólo si entran volando. Pues verá usted: yo, que de
esto entiendo más bien poco, diría que si entran apeonando con breves pausas,
también diría que entran chorreaditas. Más chorreaditas, si cabe, que si entran
volando por aquello de que entran más fáciles. Aunque podría añadir que
entraban muertas ya, por aquello de la facilidad del tiro. Pero en mi afán por
ilustrarle a usted -los demás ya lo saben- quiero pedirle una opinión: ¿si en
vez de ser perdices -las que entraban chorreaditas- hubieran sido una piara de
jabalíes los que entraban chorreados (chorreaditos por adaptarnos al lenguaje usado
por Delibes), también diríamos que sólo entraban chorreaditos si entraban
volando? No señor, no. Qué duda cabe de que las perdices de las que habla Delibes
en “Las perdices del domingo” entraban volando, pero si hubieran entrado apeonando y a intervalos regulares, o no tan regulares, pero si espaciadas,
hubiéramos dicho chorreadas, o chorreaditas, como dice Delibes para demostrarnos
lo fácil que resultaba emplomarlas.
Al escuchar a la
presentadora del programa largarle la pregunta ¿qué es la palabra chorreaditas?
así, a palo seco, la respuesta del entrevistado fue lo que cabía esperar de un
hombre que sabía que la pregunta estaba incompleta. Después de que el “experto”
se lo aclarara, estoy seguro de que de no haber sido un hombre muy educado, le
habría dado una mala contestación. Porque el hombre, a mi me dio esa impresión,
sabía de sobra lo que es chorreado, pero en la forma de hacer la pregunta ni
Dios hubiera sabido responder.
Digo yo, pero repito que no
es más que la opinión de un hombre de campo, que la pregunta debería ser: ¿qué
es chorrear? Y estoy seguro, por lo que oí al entrevistado, que de sobra sabía
lo que es. Es que lo demás casi me suena a… chorradita, con perdón.
Finalizando señor doctor:
siempre le pido respeto para la obra de Delibes y el lenguaje rural. Hoy quiero
ampliar mi ruego: respete usted la inteligencia de sus seguidores porque, estoy
seguro que son, como mínimo, tan expertos como usted. Digo sus seguidores
porque entre nosotros –incultos rurales- el más torpe hace transceptores de
madera y se comunican vía satélite.
Y nada más: aquí sigo, entre
terrones, aprendiendo palabras que mi abuelo ya tenía hasta olvidadas. Y conste
que yo quería jubilarme pero los… “expertos” me lo impiden.
Camporredondo, 27 de
septiembre de 2016.