lunes, 30 de enero de 2017

Tazado

Es este otro de los archivos que encuentro. Archivos que, vaya usted a saber por qué, un día no salieron a la luz. No obstante, y a pesar del tiempo transcurrido, sigo manteniendo lo que entonces teclee y que, fiel a lo dicho, hoy no quiero ampliar.

Tazado
D1C p. 178
No me preocupó el asunto, pero apenas me metí en el pinar, un
tazado que andaba a la miera me vino con el mismo cuento. Luego me lo volvió a repetir una cuadrilla que estaba escavanando. Me llegué a los majuelos y me puse a manearlos con calma.
tazar.
(De retazar, por derivación regresiva).
1.
tr. Estropear la ropa con el uso, principalmente a causa del roce, por los dobleces y bajos. U. m. c. prnl.
2.
tr. desus. Estropear o destrozar haciendo cortes o mordiendo.
Tazado:
Cascote pequeño que sirve para coger la resina de los pinos. Por extensión, persona que realiza esa labor. (Investigación de campo)


Vosotros sabéis que aquello que ignoro lo pregunto; aunque muchas veces no encuentro aclaración a mis dudas. Dudo que, en esta ocasión, vaya a obtener respuesta. Pero, por si acaso, allá va la pregunta: ¿qué quiere decir Delibes (según Cátedra Miguel Delibes, que es donde he encontrado lo que acabamos de leer) cuando dice que un tazado andaba a la miera? ¿Es posible que pueda decirnos que era un cascote que sirve para recoger la resina de los pinos y que, por extensión, se aplica al que realiza la labor de resinero? Hombre, la verdad es que a mí, que ya sabéis que no me sobran las luces, me cuesta creerlo. Pero por lo leído en Cátedra Miguel Delibes, y sus diccionarios afines, es lo que se desprende.

Pero pienso: ¡joder! si el “experto” en Delibes dice lo que dice, y si Cátedra Miguel Delibes lo publica, Fundación instituto castellano y leonés de la lengua lo edita, ediciones Cinca también lo edita, fundación Miguel Delibes lo apoya, el periódico El Norte de Castilla también, la Excma. Diputación provincial de Valladolid hace posibles las charlas que se vienen prodigando por estos pueblos de Dios, el diario ABC admira las palabras descubiertas por el doctor cum laude en ciencias de la información -que es su autor- y hasta el Ministerio de Cultura hace posible que se propague, en forma de charlas, por colegios e institutos… ¿puede venir un paleto, con su título de "desertor de la esteva y la cayada", a decirnos lo que es un tazado? ¡Hombre, sería el colmo!

Empero, este humilde paleto está en su derecho de decir lo que interpreta sobre lo que Delibes dice. Y lo que interpreto, es lo que sigue: Delibes dice que el hombre que andaba a la resina era un hombre  mal vestido, con la ropa raída (tazada) por el uso. Hasta el hombre puede ser un hombre roto por el esfuerzo, un poco raído ya por el trabajo y los años… en fin, un tazado. ¿Que no es así? pues perdón, pero lo que sí os puedo asegurar es que el tazado no es un cascote, ni en el cascote se recoge la resina, sino en el pote y en el plato. No, en el plato de la sopa no, en el de la resina, como el de la foto.

Hace unos días, encontré que un internauta buscaba el significado de una palabra que había encontrado en la lectura de una obra de Delibes, y la encontró en Cátedra Miguel Delibes. Me dio pena el señor, que se mostró agradecido, cuando el significado encontrado era otro de tantos disparates que he denunciado en “La pizarra de Gaude. Ni es el momento, ni creo que debo desilusionar a nadie, por tanto como la palabra ya fue tratada en su momento, y posiblemente volvamos sobre ella en otra ocasión, aquí lo dejamos.

Digo esto, porque hoy tenemos otra de esas palabras que, cuando son manipuladas por el inculto rural, pasan a significar aquello que nunca significaron (¿será otro descubrimiento?) pero que son aireadas, y admiradas, por aquéllos que no distinguen el pino resinero del nogal o de la olma.

Volvamos a la entrada:

Tazado: Cascote pequeño que sirve para coger la resina de los pinos. Por extensión, persona que realiza esa labor. (Investigación de campo)

Esto está recogido en Cátedra Miguel Delibes y también publicado en “Diccionario del castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes”, editado por Instituto castellano y leonés de la lengua, y por ediciones Cinca.

Gracias al “experto” en Miguel Delibes, descubrimos que el “tazado” resinero, se ha convertido en un cascote pequeño que sirve para recoger la resina de los pinos.

Aparte de repetir lo que ya dijimos en “El resinero” (ver “La pizarra de Gaude”), acompaño los dos cacharros que, al menos en Tierra de Pinares (donde algo de miera se producía…) desde finales del siglo XIX y hasta los años setenta del siglo XX, se han usado para recoger la miera. El pote, como ya sabéis, para recoger la resina en la base de la entalladura, en la cara del pino; y el plato (así se llama el “cascote pequeño”) que sirve, por su mayor diámetro, para recoger la resina de los pinos que por su inclinación, o malformación, no permiten clavar el pote para recoger la miera.

Y vamos con la fotografía:

Pote y plato.  En estas mismas vasijas el resinero recogía el fruto de su esfuerzo:
la resina. Hoy forman parte de la colección de herramientas del resinero a las que
tanto cariño y respeto tengo.
Nota al autor del glosario de la cátedra y “diccionarios “en la narrativa de Miguel Delibes": como usted puede comprobar (se lo puedo mostrar cuando usted mande) un cascote es un trozo desprendido de un todo, y puedo asegurarle que los platos rotos no le servían al resinero. Pero ya el colmo es que trate usted a los jóvenes resineros, que lo eran a partir de los 14 años, incluso antes, como tazados, viejos, raídos… Puedo asegurarle que los había fuertes como robles. Sí, es cierto, el enorme esfuerzo que requería el oficio acababa por hacer de ellos, a edad muy temprana, unos tazados: hombres, más que viejos, envejecidos.

Abrazos y mis mayores respetos a todos los resineros, tazados o no, allá donde estén.

Y mi nota al final: en los pueblos, que es donde se nutre de palabras rurales Miguel Delibes, cuando el borde de cualquier prenda de vestir, ya sea pantalón, chaqueta, vestido, cuello o mangas de camisa... por el uso se deshilachaba, se rompía, se decía que estaba tazado. Esto ya lo decían mis abuelas en el siglo XIX, de manera que Delibes se refería al tazado que andaba a la miera como el resinero que llevaba su ropa raída: TAZADA.

No quiero dejar sin mostraros dos formas de interpretar la narrativa de Miguel Delibes:

Tazado
D1C p. 178
No me preocupó el asunto, pero apenas me metí en el pinar, un tazado que andaba a la miera me vino con el mismo cuento. Luego me lo volvió a repetir una cuadrilla que estaba escavanando. Me llegué a los majuelos y me puse a manearlos con calma. 
tazar.
 (De retazar, por derivación regresiva).
1.
 tr. Estropear la ropa con el uso, principalmente a causa del roce, por los dobleces y bajos. U. m. c. prnl.
2.
 tr. desus. Estropear o destrozar haciendo cortes o mordiendo.
Tazado:
 
Cascote pequeño que sirve para coger la resina de los pinos. Por extensión, persona que realiza esa labor. (Investigación de campo)

La que acabáis de leer es una forma de servirse su autor (J. Urdiales Yuste) de la obra del escritor, sin importar más allá de que nos sirva para medrar.

A continuación transcribo lo que el autor de "En torno a las palabras de Delibes" (L. López Gutiérrez) publica en su libro sin otra pretensión que aclararnos lo que el escritor quiere decir cuando habla de un tazado.

Tazado. m. Persona que lleva la ropa raída, vieja o muy estropeada por el uso (DUE): "No me preocupó el asunto, pero apenas me metí en el pinar, un tazado que andaba a la miera me vino con el mismo cuento" (Diario de un cazador, p. 143).

Y aquí sigo, esperando vuestras objeciones a mis “disparatados” discursos, en:

Camporredondo, a 15 de noviembre de 2015.



sábado, 28 de enero de 2017

De herradas y herradones

Herrada, izquierda, y herradón. Se aprecia que son dos recipientes distintos

Amigo Piscator: si “una imagen vale más que mil palabras”, aquí tienes la imagen de la herrada y el herradón en Camporredondo. Así son y así las conocí siempre. La herrada siempre de cinc. Dudo que, en otro tiempo, haya habido herradas, ni herradones -nunca los vi-, de latón (aleación de cobre y cinc). Por aquí las herradas eran, y son, de zinc y los herradones de los “alfares bíblicos” de los que habla Delibes en “Castilla habla”, siempre de barro cocido. Tal vez en tiempos remotos las herradas fueran de madera reforzadas con aros de metal y de ahí le venga el nombre de herrada: “recipiente de madera reforzado con aros de hierro“ pero este cura –entrado ya en años- no lo sabe.

En cuanto a los tamaños de herradas y herradones, las había de toda capacidad. El consumidor nunca tuvo problemas para elegir lo que mejor se adaptara a sus necesidades.

Respecto del uso que le da el diccionario, podemos pensar que una pieza con esta forma sirve lo mismo para transportar leche que para sacar agua del pozo. Además, para ambas cosas se usaba. De forma que el herradón nunca es el aumentativo de herrada (así como collerón no es aumentativo de collera) sino que son dos útiles perfectamente diferenciados, aunque a los dos se les den usos similares.

En cuanto al cubo o la herrada, es curioso como se decía “coge le herrada y sacas un cubo de agua del pozo”, por lo que es fácil deducir que el cubo y la herrada son la misma cosa. Así fue y así es aquí y ahora.

Aprovechando que el Pisuerga pasa por un pueblo a 30 kilómetros de Camporredondo, incluimos foto de otro recipiente que tampoco debe estar muy claro para lo que se usaba: el balde. Observamos que del mismo material, zinc, se fabricaban el balde y la herrada.

Baldes en el corral. Como la herrada: son de cinc.


Camporredondo, 28 de enero de 2017









lunes, 23 de enero de 2017

A vueltas con el herradón

Óscar  -seguidor y comentarista de “La pizarra de Gaude”- en reciente comentario, me animaba –aun a riesgo de que me llamen pesado- a seguir defendiendo el lenguaje rural. Pues bien, dígole a Óscar: no te preocupes, que este paleto no se rinde ante "expertos", ni sus "voceros" afines.

No me canso de repetir -a los seguidores de “La pizarra de Gaude”- que el experto en la narrativa de Miguel Delibes no ha leído la obra del escritor (quizá ahora vaya leyendo). Una muestra más de ello es lo que intentaré teclear a continuación.

De nuevo transcribo lo que apareció en los mal llamados “Diccionario del castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes” y en “Cátedra Miguel Delibes”

Herradón
CH p. 120
(...) los
herradones que ha encargado una clienta.
Herradón:
n.m. Cubo grande de metal de uso exclusivo para el ordeño. 2. n.m. Garrafa grande de hierro galvanizado en que se vierte la leche ordeñada. (Diccionario del Castellano Tradicional)
Herradón:
Cubo grande de latón o zinc que dobla en tamaño a la herrada. Se empleaba para ordeñar a las ovejas. Consta de asa y de un saliente en su parte superior para sacar la leche sin dificultad. Es más ancho en la parte inferior con el objeto de que no lo vuelquen las ovejas al ordeñarlas. (Investigación de campo)

Y a continuación lo emitido en “Es Radio CYL” programa “Es el campo” “Dialecto agrario”, el miércoles 18 de enero de 2017 en la voz de su autor.

De nuevo la presentadora pregunta a los invitados que -como suele ocurrir- no conocen la palabra. Entonces la presentadora recurre al “experto” señor Urdiales: ¿qué significa la palabra herradón?, Cuéntanos. El experto responde:

“Muy buenas tardes. Hoy me gusta muchísimo la palabra que traigo que es la de herradón. Un herradón es un… recipiente. Un recipiente, es un cubo grande de metal en principio de uso exclusivo para el ordeño, en principio. Luego es curioso como Miguel Delibes lo emplea en un libro que se llama Castilla habla y… bueno alguien le estaba comentando a Miguel Delibes, -habla de los herradones que ha encargado una clienta para poner flores- aunque la verdad, dice el que está hablando, es que estos chismes se siguen vendiendo para ordeñar. Realmente era su función original y para lo que la gente en general los empleaba. A día de hoy, pues claro, ya siglo XXI, segunda década del siglo XXI, se pueden comprar herradones para poner lo que uno quiera: flores u otra serie de cosas. Pero, originalmente -la gente mayor sí que lo recuerda- un herradón es un cubo grande de latón o de cinc que, en principio, dobla en tamaño a la herrada, que también es otro de los aperos conocidos. Y es verdad que se empleaba para eso, para ordeñar las ovejas. Claro, constaba de un asa y un saliente en su parte superior para poder sacar la leche sin dificultad. Una vez que ya tiene leche suficiente… para derramarla, o lo que quisiera, pues tiene ese saliente. Muy importante: el herradón es más ancho en la parte inferior que en la superior ¿para qué? con objeto de que cuando el pastor ordeña las ovejas si la oveja da una patada o… mueve de alguna manera el herradón… el herradón, en general no caiga, puesto que es más ancho en la parte de abajo. De manera que se mantiene mucho mejor y bueno… es una manera de salvar la leche que uno está ordeñando ¿no? Así que herradón es el cubo grande que es más ancho por abajo y que se empleaba básicamente para ordeñar a las ovejas”.

De momento diremos que Delibes escribió "Castilla habla" hace 30 años (1986) y no en la segunda década del siglo XXI. ¿La gente sigue comprando herradones para poner flores?

En entradas anteriores referidas al mismo tema, u otros, yo sostengo que el autor de los desaguisados no había leído al escritor. Sin embargo ahora (hoy) no lo tengo tan claro porque, a ver: ¿no sabe el señor Urdiales que el que habla con Delibes es el alfarero (cacharrero entre nosotros) Conceso Gómez? Desde luego si a estas alturas no lo sabe, es que ahora tampoco ha leído “Castilla habla”, en cuyo capítulo XX. “Alfares bíblicos” Delibes pega la hebra con los hermanos -alfareros ellos- Conceso y Alberto Gómez San José.

Pero lo que yo opino (malpensado que es uno) es que el experto necesita deshacerse de la palabra alfarero y alfarería para seguir sosteniendo que los herradones son/eran de latón o cinc, materiales que no son los más adecuados para el trabajo en el taller de alfarería de los hermanos Gómez San José en Arrabal de Portillo. O sea que el experto tiene dos opciones: eliminar a los alfareros, y su alfarería, y seguir con los herradones metálicos, o aceptar que nunca tuvo ni idea de lo que era un herradón. Parece que ha optado por eliminar la palabra alfarero y seguir manteniendo los herradones metálicos que no son los herradones en la narrativa de Delibes.

De manera que le dejo dos preguntas -de momento- al señor Urdiales: ¿usted no se dio cuenta de que la conversación que Delibes sostiene con los hermanos Conceso y Alberto transcurría en Arrabal de Portillo y, además, que ésta se llevaba a cabo dentro de un taller de alfarería? Y si se dio cuenta… ¿no sabe usted que en las alfarerías de Arrabal de Portillo sólo se trabajaba el barro?

Y seguimos. Si el lector no es tonto -que no lo es- se ha dado cuenta que el autor de la entrevista radiofónica (“experto” en Delibes) para salir del paso se ha cepillado a los hermanos alfareros y los ha sustituido por “alguien le estaba comentando a Miguel Delibes,” “(…) aunque la verdad, dice el que está hablando…”. Queda suficientemente claro que el que comentaba y hablaba con Delibes era el alfarero Conceso Gómez, pero el señor Urdiales no está interesado en descubrirlo.

Paso a paso el herradón del señor Urdiales, y el herradón en la narrativa de Miguel Delibes:

Dice Urdiales.- “… es un cubo grande de metal…” Pues no, no es cierto: los de Miguel Delibes son de barro cocido y, además, vidriados por dentro para mayor higiene. Elaboran el barro y confeccionan los herradones los hermanos, alfareros, Alberto y Conceso.

Sigue el “experto”.-“… en principio, de uso exclusivo para el ordeño…” Pues no, en principio no, el herradón fue inventado para el ordeño y así se usó desde tiempo inmemorial. Uno es libre, después, para usarlo como jarro para el agua o el vino. (El trillo se inventó para trillar, aunque a alguien le parezca muy adecuado como mesa de comedor: no es mi caso).

Sigue adelante.- “… un herradón es un cubo grande de latón o de cinc…” Pues tampoco: en la narrativa de Miguel Delibes no son de aleación de cobre y cinc (latón) ni de cinc. Demostrado: son de barro cocido.

Vamos más allá.- “dobla en tamaño a la herrada…”. No, no, en casa –y en muchas casas de Camporredondo- los hubo de unos dos a tres litros (para ordeñar a la cabra) y eran herradones… bueno, a veces, sobre todo si en la casa no los había más grandes, los llamábamos herradoncillos.

Otro pasito.-”…constaba de un asa…” No, no y no, eso sería una herrada: el herradón tenía dos asas… siempre. Era condición indispensable para facilitar su manejo. Si el "experto" hubiera ordeñado con el herradón se habría dado cuenta de lo útil de las dos asas.

Vamos con el último.- “… el herradón es más ancho en su parte inferior…” naturalmente, para darle mayor estabilidad; así como en su parte superior es más estrecho para evitar que la leche salpique al ordeñador y/o se caiga al suelo.

Y así, como dicen que “una imagen vale más que mil palabras”, ahí va el herradón que los hermanos Conceso y Alberto confeccionaban en su taller alfarero de Arrabal de Portillo. Allí, sí, allí donde Delibes conversa sobre herradones y otros cacharros de alfarería. Quiero hacer constar que con el mayor de los herradones de la foto este aporreador de teclas ordeñaba a sus ovejas.

Herradones (dos de ellos mancos) al lado del entremijo/prensa familiar.
Aquí os presento tres tamaños de herradón (dos con un asa rota). Hay alguno más, y falta el más pequeño que no hemos llegado a tiempo para su salvación. ¡Qué le vamos a hacer!

¡Ah! Una pequeña advertencia que los seguidores de “La pizarra de Gaude” ya se han dado cuenta: la parte interior del herradón esta vidriada. El motivo no es otro que para facilitar su limpieza para mejor higiene.

XX. Alfares bíblicos. Este es el capítulo y título de la obra de Miguel Delibes “Castilla habla” en su página 119. No tengo que decir que si alguno de vosotros está interesado en conocer, mínimamente, el oficio de cacharrero (alfarero) por estas tierras nuestras y, por ende, de Delibes, no tiene más que darse un garbeo por las cuatro páginas y media en las que el escritor nos narra con toda claridad lo que este digno oficio fue en tiempos remotos, o no tanto.

Después de que lo hayáis leído no os quedará ninguna duda de que lo que fabricaban los hermanos Alberto y Conceso Gómez San José, en su taller de alfarería en Arrabal de Portillo, era toda clase de cacharros de barro cocido que después vendían por todas partes, principalmente por estos pueblos de Dios. Así como también queda claro que el señor Urdiales no conoce la palabra herradón en la narrativa de Miguel Delibes.

Herradones bajo el entremijo en el que doña Josefa, mi madre, hacía el queso

Y una nota para el señor Urdiales:

Mire usted, quizás este -su amigo- no sepa si herradón se escribe con “H” o sin ella; pero en cuanto a si eran de barro o de latón los que fabricaban los hermanos Conceso y Alberto en Arrabal de Portillo no le diré más que con dos de la fotografía -que mi madre compró directamente a los cacharreros, (alfareros)- me tocó ordeñar algunas ovejas desde que me salieron los dientes. Los corderos berreaban en el corral y yo –al nacer- lo hacía separado por una sencilla ventana. Lea usted a Delibes.


Camporredondo 20 de enero de 2017.

lunes, 16 de enero de 2017

¿Hembra, o buseto?

Aun pensando que es una página digna de ser emitida el día 28 de diciembre, algo tengo que decir.

¿Qué hace la gente en Calgary (Canadá) un miércoles a -25ºC? Todos los miércoles hacen lo mismo: a las 19 h. (hora española) sintonizan por internet EsRadio Castilla y León y esperan a que salga mi sección a eso de las 19:30. Calentitos, en casa escuchan mi "Dialecto agrario" en el programa "Es el campo de CyL". A todo el que me lo pide, le mando la traducción del castellano rural al inglés de Canadá. Hoy, la palabra es "hembra", la de la foto.

No hay texto alternativo automático disponible.


¡Pobres canadienses! además, se lo “traducen” del castellano rural.

A lo que acabáis de ver y leer, le sumamos lo que sigue, transmitido -vía ondas hercianas- por el señor Urdiales Yuste en "Es Radio CYL" "Es el campo" "Dialecto agrario" el día 11 de enero de 2017, del que es autor. A la pregunta ¿qué es hembra en el dialecto agrario? el experto responde:

Muy buenas tardes. La hembra… claro, en Delibes, y más en “Diario de un cazador” que es un libro de los de Miguel Delibes, es un diario de caza. Hay un cazador… más o menos inventado, más o menos real. Pues la hembra para Delibes, es decir, para un cazador es, en el contexto que yo lo he cogido de “Diario de un cazador”, el reclamo de codorniz que imita el sonido de la hembra y así lo dice, lo escribe, Miguel Delibes en diario de un cazador. Dice lo siguiente: “Zacarías anunció que dentro de unas semanas empezará a salir con la hembra. No tengo pepita en la lengua y le dije que el reclamo es una perrería”. O sea, la hembra como reclamo, como el reclamo de la codorniz que imita en este caso el sonido de la hembra, ¡ojo! también hay reclamos que imitan el sonido del macho. Bueno creo que la gente puede intuir como se utiliza, por supuesto, o ya lo ha utilizado alguna vez. Para que suene se le presiona como si fuese un acordeón. De manera que hoy, si alguien no lo sabía, ha aprendido que la palabra hembra también sirve para denominar el reclamo de la codorniz, de la hembra de la codorniz.

Esto es lo que ha enseñado hoy el “experto” a sus seguidores. Los seguidores de “La pizarra de Gaude” ya saben lo que es hembra: él se lo ha enseñado hoy, a los que le siguen. Ahora viene el paleto y nos dice: pues no, esto no es así. Si el señor Urdiales hubiera leído el libro “Diario de un cazador”, de Miguel Delibes, se habría dado cuenta que, el escritor, nos viene –y sobre todo continúa- hablando de la caza de la perdiz con reclamo. ¡Ah! ¿Que no se lo cree el señor doctor? Pues le recomiendo que lea -aunque sólo sea por esta vez- “Diario de un cazador".

No. Delibes, en este pasaje, no habla de cazar codornices con reclamo: sino perdices.

No. El escritor no usa el reclamo -artificial- que imita el canto de la codorniz, ni siquiera el de la perdiz. Usa directamente la perdiz HEMBRA que es la que mejor imita el canto de la perdiz. Y ¡ojo! que también imita el canto del macho, ¡pues claro coño! como que es el MACHO de la perdiz que también se usa como reclamo y no vea usted como imita de bien el canto del macho. ¡Es que son la leche estas perdices que imitan tan bien! ¿Qué imitan tan bien? pues eso, joder, ¡el canto de la perdiz!

Y tercer no.- Ni para Delibes, ni para un cazador, la foto “es reclamo de codorniz que imita el sonido de la hembra”. El reclamo del que el “experto” nos muestra la fotografía, es un artilugio que imita el sonido de la perdiz, pero que no por ello se llama hembra, ni macho, a pesar de que -bien manejado- reproduce los dos sonidos.

O sea, de momento, separemos a la codorniz de todo este lío. La pobrecilla, en abril, y en aquel tiempo, aún no había aparecido por estos lares.

Y viene la parte siguiente: Zacarías ya hace unos días que tiene pensado en salir con la hembra a reclamo (caza con reclamo) pero… ¿sabe el señor Urdiales Yuste con qué hembra? Pues con el artilugio de la foto no, sino con la que hemos mentado… ésa, ésa: la perdiz HEMBRA. Ésta es la hembra para Delibes o para un cazador, como dice el “experto”. Y esa es la hembra con la que Zacarías sale al reclamo.

Lo que ocurre al señor Urdiales (experto en maltrato a la obra de Delibes y al lenguaje rural) es que le han enseñado un artilugio que sirve como reclamo –manual, o sea artificial- para la perdiz y se ha liado. Como me liaría yo si me dedicara a impartir clases sobre aquello que desconozco. Aunque aquí quiero arriesgarme un poco. Si yo, analfabeto de mí, me dedicara a impartir clases, en colegios o institutos, fíjese lo que le digo: haría mejor papel que el “experto” en la narrativa de Miguel Delibes y en el dialecto agrario. Eso es lo que pienso, y a las pruebas me remito.

Y sigo. El aparato que el señor Urdiales nos muestra como “hembra” es un reclamo artificial para perdiz que tiene su nombre particular: BUSETO. No sé si con “s” o “x”… pero buseto al fin y al cabo. ¿Nadie se lo ha dicho señor? Pues sí, este artilugio se llama así y puedo decirle que había en mi pueblo cazadores que, haciéndolo sonar, parecía que cantaban las propias perdices. Presionado de una forma simula el canto de la perdiz (hembra) y  de otra distinta imita el canto de la perdiz (macho).

Resumiendo:

Codornices no. Machos de perdiz era lo que cazaba Zacarías, en este caso, usando como reclamo la perdiz (hembra).

Hembra no. El aparato para reclamo se llama BUSETO. También puede ser que sea buxeto, pero eso no viene ahora a cuento.

Y es verdad. Con el BUSETO, sabiendo manejarlo, se reproduce el canto de la hembra y del macho de perdiz.

Quiero dar los nombres de tres auténticos maestros en el arte de manejar la hembra… no, ¿en qué estaría yo pensando? Quería decir el buseto: mi tío Emiliano, mi vecino Germán y mi primo José Antonio que… ¿qué cree usted que dirían si oyeran que al buseto (reclamo mecánico) le llaman hembra?

Bueno, creo que, con esto, los seguidores del señor Urdiales y su “Dialecto agrario” que no lo supieran hoy saben un poco más sobre este artilugio para la caza con reclamo que, aunque lo usé, nunca fui maestro en su manejo: jamás atraje perdiz, hembra o macho, hasta ponerlos al alcance de los perdigones. ¡Ah! Perdigones de plomo, no de perdices pequeñas o grandes, que luego el “experto” me lo recrimina… ¡menudo es el “experto”!

¡Aguafiestas, que soy un aguafiestas! ¡Mira que traer a colación el buseto a estas horas…!

Y aquí seguimos: al calorcito de la calefacción y escuchando el “Dialecto agrario” para poder desfacer entuertos.

Camporredondo, 12 de enero de 2017

P.D. Fuera de “concurso” quiero hacer un comentario: sabéis que no soy experto en nada… bueno, si acaso en el arte de pastorear ovejas (eso decían de mí en otro tiempo). Quiero decir que no soy -líbreme Dios- experto en Miguel Delibes. Pero sí lo he leído (tengo toda su obra), y os puedo asegurar que no recuerdo que el escritor haya cazado perdices ni, por supuesto codornices (excepto el día que en compañía de Zacarías cazaron con red y pito como reclamo de codorniz y acabó a tantarantanes entre los dos), con el buseto (hembra para el señor Urdiales). Sí ha cazado –aunque dice que no le gustaba hacerlo- usando como reclamo la perdiz y, en el caso de la codorniz -aunque en menor medida- con la propia codorniz y red o, como decimos en mi pueblo: rede.

¿Quiere esto decir que no cazara con el buseto (hembra para el señor Urdiales) como reclamo? No, lo que quiero decir es que yo no recuerdo que el escritor hable de ello en su obra. Y ahora sí: sanseacabó ¡Mira que soy pesado, joder!


lunes, 9 de enero de 2017

Friura

Como podréis observar al final de la lectura, esto lo tecleé hace ya algunas fechas y lo dejé archivado. Al hacer repaso del año lo encontré -junto con otros escritos- y pensé: ya es hora de lanzarlo a las ondas hercianas, y ahí va.

Cada pasito que doy por este -para mí- desconocido mundo rural de los advenedizos doctores y afines, me llevo una nueva sorpresa. Esta vez fue una palabra que yo creí que era de uso corriente tanto en el mundo rural como en el académico pero… ¡vaya sorpresa! En un programa vespertino sobre el lenguaje rural me espeté con que se necesita un "experto" para que nos aclare lo que significa la palabra FRIURA.

Admiróse un portugués
Al ver que, en su tierna infancia,
Todos los niños, en Francia,
Saben hablar en francés.
Arte diabólico es
Dijo, torciendo el mostacho;
Pues para hablar en gabacho,
Un Fidalgo en Portugal,
Llega a viejo y lo habla mal,
Y aquí lo parla un muchacho.

Recordado de mi “Enciclopedia, Grado Medio, de D. José Dalmáu Carles”, allá por el año 1948. (año en que comenzó mi licenciatura)

Llegó el portugués (doctor y afines) a Francia (mundo rural) y quedó admirado al ver que la gente de pueblo, al frío, también le llamamos friura. Como resulta que desconocían que en Francia se hablaba francés, recurrieron al DRAE y sí: allí estaba la palabra. Resulta que friura  es lo mismo que frío. ¡Me cachis en la mar…!

Escribe Delibes en las ratas:
Si con el alba vuelve el norte arrastrará la friura y la espiga salvará. La huerta ya es más difícil -dijo el niño.
La preocupación entre los agricultores es grande: la cosecha se está perdiendo, el hielo ha hecho aparición y tienen miedo a que el esfuerzo de todo el año -una vez mas- haya sido inútil: está helando.
En esto, el Nini (el niño sabio de las ratas), les da una pequeña esperanza: si vuelve el norte (aire del norte), les dijo, arrastrará la friura, la cosecha de cereales salvará; no así la huerta.
Si lo que está acabando con las esperanzas de los agricultores es el hielo (el frío), y la esperanza es que vuelva el norte ¿qué es lo que arrastrará el viento del norte? Pues ¡joder! el frío que Delibes, en un correctísimo francés (en nuestro símil, lenguaje rural), llama friura.
Escucho un programa radiofónico (Programa “Es el campo de CyL” en EsRadio) aproximadamente, esto: hoy en nuestro dialecto agrario traemos una nueva palabra… Y seguidamente pregunta al, supuestamente, conocedor del mundo rural: ¿conoces la palabra friura? Naturalmente el “culto” entrevistado (posiblemente, portugués él) desconoce totalmente la palabra. Para eso, dice la locutora, consultamos al “experto en Delibes” lo que significa esta palabra, y… ¡tachan…! Sale el "experto", que para eso ha tenido que consultar el DRAE y nos aclara que también se usa en la provincia de Valladolid ¡Bravo, bravísimo! dije yo al escucharlo ¿qué habríamos hecho nosotros sin esta aclaración? Acto seguido me pregunté: ¿si dicen de nosotros, gente rural, que nos falta cultura (ver lo que sigue)

Mantención


CH p. 177 


(...) para la mantención de las abejas (...)

Mantención: Se refiere a "manutención". La falta de cultura da estas variaciones fonéticas, como amachambrar por machihembrar, marrotar por malrotar, etc. (Investigación de campo)
qué diremos de todos estos “doctores” que desconocen la palabra friura? Pero no aprieto la galga en ese momento, y cavilo: creo que debo echar una manita y documentarles un poco porque es una pena que gente tan culta desconozca algunas palabras parecidas: tristura, guapura, donosura, galanura, friura, frescura, catadura… Y para no cansar a los cultos lectores de “La pizarra de Gaude” sólo añado: tomadura. Pero… perdón por la ocurrencia ¡creo que me han tomado el pelo! a mí me parece que esto es una tomadura… de pelo. No entro, ni salgo, en si académicamente es correcto o no, digo que el mundo rural y su lenguaje merecen todo el respeto del mundo. ¿Qué les parece si yo, paleto, e inculto donde los haya, me presento en la universidad y empiezo a impartir clases en lenguaje académico? Pues eso es lo que hacen estos advenedizos que, merendaron un día a la sombra de un pino albar (pinus pinea) y lo confundieron con el pino negral o resinero (pinus pinaster). Sin embargo se fueron tan convencidos de saber todo sobre el lenguaje rural que hasta se permiten editar unos “libritos” que, en lenguaje rural, serían el catón. Bueno no, no serían El Catón, porque el Catón no confundía: enseñaba.
Como todas las palabra recogidas un poco más arriba, y, seguramente, muchas más, están recogidas en el DRAE no voy a insistir.


Y no quiero decir nada sobre la palabra que Delibes también hubiera podido usar: frior. Frior también es frío intenso, pero que sólo usamos los incultos. Entre los que aún usan, o usamos, esta correcta palabra -hoy en desuso-, se encuentra mi cuñado Marciano que, cuando le pregunto ¿por qué dices frior? me responde con otra pregunta; "¿por qué a la temperatura alta le decimos calor y a la baja no le decimos frior? Nuestros abuelos usaban la palabra frior con la misma naturalidad que calor. Después –supongo- que empezaron a dejar caer la erre y como la RAE no está para corregir –eso parece- sino para aceptar lo que la calle dice, dejó que frior envejeciera y aceptó frío que es la que –de momento- perdura. De todas maneras… ¿no dices tú que el lenguaje rural no tiene diccionario? Pues eso, los rurales seguimos con el lenguaje de nuestros abuelos y, ellos, decían que hacía frior cuando la temperatura era baja".
Y, otra vez más, digo: aquí sigo impartiendo clases de lenguaje rural. Pero sólo para principiantes como los doctores en ciencias de la información y afines, o sea: para “portugueses” (incultos) que se admiran al ver que en su tierna infancia, todos los niños en Francia (mundo rural) saben hablar su lenguaje materno. ¡Pero mi cátedra sólo puede formar hasta obtener certificado de estudios primarios ¡eh! Para licenciaturas y doctorados, en el mundo rural hay profesores mucho más preparados que yo.
Y aquí sigo -en compañía del antónimo de frior- en…


Camporredondo, 19 de junio de 2016