domingo, 2 de agosto de 2015

Cachaba/cachava

Cachaba
EC p. 206
Luego le dio a besar su mano y se alejó, apoyándose en la
 cachaba, 
cachava.
 
1.
 f. cayado (palo o bastón curvado en la parte superior).
cayado.
 (Del lat. caia, garrote).
1.
 m. Palo o bastón corvo por la parte superior, especialmente el de los pastores para prender y retener las reses.
Cachaba:
 Palabra inexistente con "b". Consideramos que es un error de imprenta. (Investigación de campo)
LR p. 31
(...)con una
 cachaba en cada mano,
LR p. 32
(...) clavó en el suelo una de las
 cachabas (...)
ET p. 81
(...) recostados en las
 cachabas,

Recogido en Cátedra Miguel Delibes, Diccionarios de castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes editados por Fundación Instituto castellano y leonés de la lengua y ediciones Cinca.

Cuando cachemos patatas, tueros, surcos, etc. usaremos el verbo cachar:

Pretérito imperfecto o Copretérito
cachaba
cachabas
cachaba
cachábamos
cachabais
cachaban


Ahora que hablamos de “cachava” (cayada para los pastores), veremos que hablamos de algo distinto.

Vaya manera de complicar las cosas. Y lo más curioso, creo yo, es por no emplear la palabra en el lenguaje del que siempre usaba la cayada: el pastor.

En mi vida -como conductor de rebaño de ovejas- os puedo asegurar que conocí a bastantes pastores y, ¡qué casualidad! cada uno usábamos un palo, más o menos pulido, al que doblábamos en forma de arco en uno de los extremos y lo llamábamos… ¿cómo lo llamábamos? Pues eso: cayada. Seguramente -mejor digamos es posible- que a algún culto señor se le ocurriera que  aquella palabra sonaba demasiado rústico y, para destacar, dijo: esto se llama cayado, palo, bastón, garrote, báculo y vaya usted a saber de cuantas maneras más. Todo menos cayada que suena a paleto.

Aquí tienen una muestra que avala lo que digo

Dice el DRAE:

cayada.
(Del lat. caia, garrote).
1. f. cayado ( palo o bastón).

cayado.
(Del lat. caia, garrote).
1. m. Palo o bastón corvo por la parte superior, especialmente el de los pastores para prender y retener las reses.

Como veis cayada no tiene definición. La definición hay que buscarla en cayado que, como vemos, nos dice que es “especialmente el de los pastores”. De paso quiero añadir que servía para muchas cosas más que para sujetar a las ovejas.

Ya saben que lo que quiero es aprender. Entonces, pregunto: si el cayado es especialmente el de los pastores, y éstos, los pastores digo, hace muchos, muchos años decidieron que se llamaba cayada ¿quién debe decidir el nombre?

Esto me recuerda –más de una vez me ocurrió- que cuando el sujeto se creía por encima del nivel del pastor y su rebaño para abrirse paso entre las ovejas lanzaba puntapiés -mejor diré coces o patadas- a la vez que gritaba ¡aparta ovejo! Una vez le dije a uno de estos "intelectuales": “¡eres tan bruto, tan torpe, que no sabes que son ovejas!

Resumiendo: ya sabemos que la palabra proviene del latín caiado-caiada, pero también sabemos que el latín no es idioma muy al uso corriente. Es por eso por lo que reivindico la palabra cayada en castellano, porque fue mí  (y de todos los pastores que conozco) útil de trabajo.

En fin que yo decía hace un rato que vaya manera de complicar las cosas con lo fácil que es: ni  con “B”, ni con “V”: cayada. También encuentro -entre el mundo llamado “culto”- que hay quien lo complica de la manera que acabo de sugerir que, en vez de escribir cayada, escribe callada que, quizá, es lo que yo debería haber hecho: callarme. Pero no quiero hacerlo, porque quiero reivindicar la palabra cayada que parece que no se usa demasiado. Al mismo tiempo quiero rendirla un homenaje y para ello, aunque sea repetirme os vuelvo a ofrecer –con vuestro permiso- este extraordinario romance que, casi seguro, escribió un usuario de la CAYADA.

Bueno que, por mí no ha de quedar; quiero reivindicar y reivindico, en esta tierra castellana de mis amores; ni cayado, ni báculo, ni garrote, ni palo, ni estaca, ni cachava… El equipo pastoril lo formaban: la alforja o el morral, la manta y la CAYADA. Es posible que hasta aquí llegara de la mano de los merineros en su trashumancia entre las dehesas de Extremadura y las montañas de León. De cualquier forma, lo que este ex pastor y sus colegas más inmediatos manejábamos era la: CAYADA.


Dos cayadas. La de la izquierda -del bisabuelo
Patricio- lleva más de 150 años llamándose cayada

                                                                  Camporredondo, 2 de julio de 2015 













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