lunes, 5 de junio de 2017

El profesor y el matacán.

Hace ya algunos años, al parecer auspiciado por la Diputación Provincial y la universidad de Valladolid, el profesor se lanzó a explorar este mundo maravilloso –nunca fácil- en el que nací hace muchos decenios: el mundo rural.

Cuando el profesor creyó tener preparada su clase, cuando creyó que sabía -pero no sabía, pues ni siquiera había leído la historia de “El matacán del majuelo” en “Viejas historias de Casilla la Vieja”- se armó de valor -porque valor sí tenía- y añadió a su glosario de palabras, esta de hoy: matacán. Lo que le salió lo comprobaréis a continuación:

Matacán
VHCV p. 77, passim
El
matacán, como es sabido, es una liebre que se resabia y a fuerza de carreras y de años enmagrece, se la desarrollan las patas traseras, se la aquilla el pecho y corta el viento como un dalle.
matacán.
3.
m. Liebre que ha sido ya corrida por los perros
.
Cómo desconocía la palabra matacán acudió al Diccionario de la real academia española (DRAE entonces) y acertó en que, el matacán, era una liebre: pero nada más.

Pasado el tiempo el profesor -sí sé dónde- se informó, leyó, y asimiló un poco más. El profesor va aprendiendo, despacio, pero progresa.

24 de mayo de 2017. Son las siete horas y veinticinco minutos aproximadamente, cuando suena en el altavoz de la radio el “dialecto agrario”, escuchemos:

Buenas tardes queridos cazadores y buenas tardes queridos oyentes. Digo queridos cazadores, porque la palabra que tratamos hoy se mete de lleno en el terreno de los cazadores. Es palabra que se oye entre la gente que va de caza, también se oye en los pueblos, y a penas se escucha en la ciudad. En ocasiones Miguel Delibes explicó el significado de la palabra rural que estaba escribiendo, como es el caso de la palabra de hoy: matacán. Dice Delibes en un libro llamado “Viejas historias de Castilla la Vieja” que, el matacán, como es sabido, es una liebre que se resabia y a fuerza de carreras y de años enmagrece, se la desarrollan las patas traseras, se la aquilla el pecho y corta el viento como un dalle. Por cierto, el empleo de la, en un par de ocasiones en Delibes, luego ya se modificó por ley, que sería lo correcto. Nos encontramos por tanto ante una liebre experimentada que ha tenido que correr muchas veces huyendo de otros predadores, de galgos, de cazadores… y todas estas carreras enmagrecen su cuerpo. Es curioso, en “Viejas historias de Castilla la Vieja” el matacán que nombra Delibes es casi una cuestión de estado para los vecinos del pueblo, no había manera de matarlo y el pueblo entero sale al campo para acabar con él y al fin lo logran. Al matacán le va muy bien el dicho español que dice… “el diablo es más sabio por viejo que por diablo”.

Ejemplo de matacán, encontrado en internet

Como acabamos de leer, parece que ha aprendido que para que la liebre llegue a matacán, no necesariamente, debe ser corrida por los perros (que es lo que nos dijo en su primera clase). Desde que la liebre nace, su supervivencia principalmente depende de sus patas. Así la (aunque lo correcto sea le, yo soy de pueblo) toca, siempre, correr delante de los muchos depredadores que tiene. De forma que puede llegar a matacán sin haber corrido delante de un perro (aunque así lo afirme, también, el DLE). El caso de “El matacán del majuelo” de Delibes, es muy similar al de “el matacán de los majuelos de “La Gamarra” en Camporredondo, que cuando le descubrieron los galgueros y sus galgos ya no había dios que "-nunca mejor dicho-" le echara un galgo.

Pero decía que va aprendiendo despacio, porque todavía no entiende cómo se expresa el ser humano rural. Cuando dicen “¡al suelo todo el mundo!”, no quiere decir que el mundo entero se agaville, no. Si el escritor dice que todo el pueblo marchó tras él, se está refiriendo a todo el pueblo cazador, o aficionado a la caza. No, todo el pueblo no salió en persecución del matacán, ni hizo cuestión de estado. Lo que Delibes quiere decir, y dice, es que salieron unos cuantos aficionados y dos escopeteros, de los que, uno de ellos, de dos disparos dio muerte al matacán. Así que el pueblo entero no dio muerte al matacán y ¿sabe el señor profesor por qué fue así? Pues porque el resto de habitantes del pueblo –casi todos- estaban trabajando. De todo esto puedo dar fe. Así que no, a partir de ahora el señor profesor ya sabe que el pueblo no hace cuestión de estado el dar muerte, o no, al matacán.

Y ya, de paso, insistir: la liebre, para llegar a matacán, no necesita que la corran los perros, sino que tiene muchísimos "sparring" que la obligan permanentemente a mantenerse en forma y, ¿la que se descuida? pues la que se descuida no llega a matacán.

También es posible que a los no versados no les diga nada la palabra matacán. Más claro lo habríamos tenido si en vez de matacán, nuestros antepasados hubieran escogido la palabra mataperro, que es a lo que re refiere: MATA-CAN = MATA-PERRO. Cierto es que no descubrimos el significado del nombre hasta que nos damos cuenta de que el perro puede caer reventado al correr tras el… mataperro, o matacán que es lo mismo.

¡Ay señor señor!

Camporredondo 25 de mayo de 2017

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