sábado, 21 de noviembre de 2015

Trapunta

Trapunta, en el "Diccionario del CASTELLANO RURAL en la narrativa de Miguel Delibes”.

Sabéis que lo mío es preguntar (porque quiero, y me gusta, saber), por eso comienzo esta entrada preguntando: ¿Cuando vosotros encontráis un título así, qué palabras esperáis encontrar dentro del libro? Es que yo esperaba encontrar palabras del castellano rural que, además, estuvieran en trance de desaparecer.

Ojeando, ojeando el mal llamado diccionario del castellano rural, de repente, sentí una extraña sensación y… ¡zas! Enseguida me di cuenta del porqué del latigazo: el autor del librito había descubierto otra palabra que yo desconocía (desconozco muchas más). La palabra es: trapunta.

Como en mí avanzada juventud nunca la había oído, debo confesaros que lo primero que hice fue buscar y buscar la palabra entre quien debo hacerlo: los hombres y mujeres rurales, desde los más mayores hasta las más jóvenes, pero nada, que no había forma de encontrar la dichosa palabra rural.

Como el autor nos concede el privilegio, y el favor, de decirnos la obra de la que tomó la palabra, voy a mi alhacena y echo mano de 'Europa: parada y fonda' de Miguel Delibes. Efectivamente, allí, en la página 184 de 'obra completa, tomo 4, primera edición, ediciones Destino', anda el escritor que, en su viaje por Europa, ahora pasea por Italia. A partir de aquí ya es más fácil: buscar la palabra trapunta por el “castellano rural”, aunque parece que suena un poco a italiano.

Como esto ya es muy fácil, me voy al diccionario italiano y allí está: trapunta.

Y ahora, para ser fiel al autor, copiamos y pegamos, lo que encontramos en 'Cátedra Miguel Delibes', que también se encuentra en los libritos editados por 'Fundación instituto castellano y leonés de la lengua' y 'ediciones Cinca':

Trapunta
EPF p. 56

(...) la ropa tendida a sacar en la calle o la trapunta a airear constituyen la fe de vida del italiano humilde-,
Trapunta: Lo que no se lava. Colchas, mantas. (Miguel Delibes, 13 de agosto de 2003)

En entrevista concedida a Pilar Ortega Bargueño, publicada por el periódico “El mundo” el día 14 de octubre de 2007, Miguel Delibes lamenta (eso creo yo) el trato dado a las palabras que el escritor maneja a lo largo de su obra. Pregunta la periodista: “Jorge Urdiales recuperó en un diccionario los términos rurales que salpican sus novelas. ¿Teme que vayan desapareciendo?” Responde el escritor: “creo que lo de Urdiales es un poco prematuro. No subrayó mis subrayados. En ese diccionario hay palabras de pueblo y palabras de región. No todas valen, aunque casi todas tienen algún interés”.

Qué duda cabe que a la pregunta que, al parecer, Urdiales hizo al escritor sobre la palabra trapunta, éste contesta correctamente: “Lo que no se lava. Colchas, mantas”. Lo que no sabremos nunca es lo que hubiera contestado Delibes si le hubiera preguntado por la palabra trapunta como palabra del castellano rural. Bueno, yo creo que le hubiera dicho que trapunta está dentro de las palabras que no valen porque pertenecen a la lengua italiana.

Es por eso por lo que yo quise comenzar el escrito con el título del “diccionario” para después preguntar: ¿qué c… narices tiene que ver una palabra italiana en un diccionario del castellano rural?

Pero siempre queda aquello que dice: “no hay mal que por bien no venga”; que quiere decir que hasta de la mayor “burrada” podemos aprender. Esto es lo que me ha sucedido a mí con la palabra italiana trapunta, que al buscar su traducción al castellano (rural o no) me encuentro con que hace referencia a las ropas que cubren la cama: colchas, cubrecamas, edredones, hoy también nórdicos… en fin, un amplio abanico de prendas que no suelen lavarse al modo tradicional, de ahí que Delibes diga: prendas que no se lavan.

¿Por qué decía yo “no hay mal que por bien no venga?” pues porque gracias a Jorge Urdiales Yuste, autor del librito, yo he recordado la habitación donde mi abuela Martina (1878) tenía una preciosa cama con un corbetor. No, no me he equivocado, he querido decir y he dicho corbetor, porque así llamaban en aquel tiempo a lo que hoy ha llegado a ser un nórdico. Cuando hoy recuerdo la cama de mi abuela me parece estar viendo algo sublime, algo muy especial gracias al CORBETOR.

¿Quiero decir que aquella palabra era, y es, correcta? Quiero decir que dentro del lenguaje rural aquella palabra era, y es, correcta. Con ella se entendían cuando se referían al cubrecama o cobertor (cubierta de lo que sea, en este caso cama).

Cuando incluya en el “diccionario de Camporredondo” la palabra corbetor, siempre me acordaré que fue gracias al autor del “Diccionario del castellano rural en la narrativa de Delibes” el que la palabra no haya desaparecido totalmente del lenguaje rural. Quiero decir que cuando he querido poner a prueba a los “jóvenes”, de mi edad para arriba, sólo he conseguido que lo recordaran al nombrárselo yo. Hasta entonces a lo más que llegaban eran a cubrecamas o edredón. A partir de nombrar el corbetor, enseguia aparecían: mi abuela tenía… mí tía tenía dos camas con el corbetor…etc. Por todo lo dicho, y mucho más: ¡Gracias señor Urdiales! “No hay mal que por bien no venga”. Pero trapunta, en lenguaje rural, aunque sea en la narrativa de Delibes, no existe. Delibes ya se lo dijo: “no todas valen”.

Y recordando, recordando… me he acordado de la palabra corbetera (esta sí, la tengo recogida en el apéndice del “Diccionario de Camporredondo”) que se refiere a la tapadera de los pucheros de barro que hacían los cacharreros de Arrabal de Portillo, en los que se cocían nuestros gabrieles y patatillas… bueno, y más cosas.

O sea: corbetor = cubierta de cama. >Edredón.

Corbetera = cubierta de pucheros y cazuelas de barro. >Tapadera.

Trapunta = buscadla en el “Diccionario italiano”.

Seguiremos como podamos, con lo que podamos, en:


                                                                                            Camporredondo a 18 de noviembre de 2015

NOTA que creo tener la obligación de añadir a mis escritos: dado que un elevado porcentaje de las visitas a 'La pizarra de Gaude' procede de Estados Unidos, y dado que en Nueva York tiene sede Cátedra Miguel Delibes, quiero dejar constancia de mi total desacuerdo con el glosario de dicha Cátedra. El autor de dicho glosario tiene distinto nivel de lenguaje rural al que tiene este desertor de la esteva y la cayada. ¿Por qué será?



2 comentarios:

  1. Una nueva situación embarazosa para el "experto", que se nos muestra no sólo como un consumado especialista en el lenguaje rural de Castilla, sino también en la lengua de Dante. Es capaz de intentar que le inviten a dar charlas en Italia. Su audacia no conoce límite alguno. Hacía mucho tiempo que yo tampoco oía la sugerente palabra "cobertor" (lo que cubre la cama ya en Nebrija 1495) que rescatas para beneficio de tus lectores. En mi pueblo se decía "cobertera" (tapadera), otro término que agoniza. Muchas gracias por tus sabios y deliciosos comentarios, querido Gaude. Abrazos.

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    1. Dicen, los sabios, que no hay analfabeto más profundo que aquel que todo lo sabe. Entonces, para el “experto”, no se produce situación embarazosa: lo sabe todo.
      Las palabras corbetor, cobertor, cubierta de cama, edredón, nórdico… Corbetera, cobertera, tapadera cierre hermético… etc. han ido evolucionando paralelas a nuestra “cultura” y cambiando de nombre, al tiempo que iban perdiendo su esencia rural.
      Tal grado de cultura hemos adquirido que, en el caso del corbetor, hemos llegado a conocerlo con el nombre de TRAPUNTA ¿Qué nombre tendrá el año 2100? Todo dependerá de los, venideros, expertos.
      Las entrañables palabras de nuestro lenguaje rural, forman conjunto con sus imágenes. Por eso, creo yo, los que estamos en la tercera, o cuarta, juventud jugamos con ventaja. Decir corbetera y aparecer una cara asurcada, llena de bondad, arropada por un pañuelo negro como su indumentaria, levantando la corbetra y metiendo el cucharón de palo de encina en el puchero de barro donde hierven los garbanzos, el tocino, el chorizo sabadeño y, tal vez un trozo de carne de oveja vieja, para ir preparando el relleno en el momento oportuno… ¡joder, Luciano! Tengo que cortar porque quiero que alguien lo lea. Yo soy de los que juega con ventaja, mi retina es un viejo almacén y las imágenes se agolpan para salir, con el riesgo que implica salir a tropel
      Gracias y un rural abrazo.

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