lunes, 23 de enero de 2017

A vueltas con el herradón

Óscar  -seguidor y comentarista de “La pizarra de Gaude”- en reciente comentario, me animaba –aun a riesgo de que me llamen pesado- a seguir defendiendo el lenguaje rural. Pues bien, dígole a Óscar: no te preocupes, que este paleto no se rinde ante "expertos", ni sus "voceros" afines.

No me canso de repetir -a los seguidores de “La pizarra de Gaude”- que el experto en la narrativa de Miguel Delibes no ha leído la obra del escritor (quizá ahora vaya leyendo). Una muestra más de ello es lo que intentaré teclear a continuación.

De nuevo transcribo lo que apareció en los mal llamados “Diccionario del castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes” y en “Cátedra Miguel Delibes”

Herradón
CH p. 120
(...) los
herradones que ha encargado una clienta.
Herradón:
n.m. Cubo grande de metal de uso exclusivo para el ordeño. 2. n.m. Garrafa grande de hierro galvanizado en que se vierte la leche ordeñada. (Diccionario del Castellano Tradicional)
Herradón:
Cubo grande de latón o zinc que dobla en tamaño a la herrada. Se empleaba para ordeñar a las ovejas. Consta de asa y de un saliente en su parte superior para sacar la leche sin dificultad. Es más ancho en la parte inferior con el objeto de que no lo vuelquen las ovejas al ordeñarlas. (Investigación de campo)

Y a continuación lo emitido en “Es Radio CYL” programa “Es el campo” “Dialecto agrario”, el miércoles 18 de enero de 2017 en la voz de su autor.

De nuevo la presentadora pregunta a los invitados que -como suele ocurrir- no conocen la palabra. Entonces la presentadora recurre al “experto” señor Urdiales: ¿qué significa la palabra herradón?, Cuéntanos. El experto responde:

“Muy buenas tardes. Hoy me gusta muchísimo la palabra que traigo que es la de herradón. Un herradón es un… recipiente. Un recipiente, es un cubo grande de metal en principio de uso exclusivo para el ordeño, en principio. Luego es curioso como Miguel Delibes lo emplea en un libro que se llama Castilla habla y… bueno alguien le estaba comentando a Miguel Delibes, -habla de los herradones que ha encargado una clienta para poner flores- aunque la verdad, dice el que está hablando, es que estos chismes se siguen vendiendo para ordeñar. Realmente era su función original y para lo que la gente en general los empleaba. A día de hoy, pues claro, ya siglo XXI, segunda década del siglo XXI, se pueden comprar herradones para poner lo que uno quiera: flores u otra serie de cosas. Pero, originalmente -la gente mayor sí que lo recuerda- un herradón es un cubo grande de latón o de cinc que, en principio, dobla en tamaño a la herrada, que también es otro de los aperos conocidos. Y es verdad que se empleaba para eso, para ordeñar las ovejas. Claro, constaba de un asa y un saliente en su parte superior para poder sacar la leche sin dificultad. Una vez que ya tiene leche suficiente… para derramarla, o lo que quisiera, pues tiene ese saliente. Muy importante: el herradón es más ancho en la parte inferior que en la superior ¿para qué? con objeto de que cuando el pastor ordeña las ovejas si la oveja da una patada o… mueve de alguna manera el herradón… el herradón, en general no caiga, puesto que es más ancho en la parte de abajo. De manera que se mantiene mucho mejor y bueno… es una manera de salvar la leche que uno está ordeñando ¿no? Así que herradón es el cubo grande que es más ancho por abajo y que se empleaba básicamente para ordeñar a las ovejas”.

De momento diremos que Delibes escribió "Castilla habla" hace 30 años (1986) y no en la segunda década del siglo XXI. ¿La gente sigue comprando herradones para poner flores?

En entradas anteriores referidas al mismo tema, u otros, yo sostengo que el autor de los desaguisados no había leído al escritor. Sin embargo ahora (hoy) no lo tengo tan claro porque, a ver: ¿no sabe el señor Urdiales que el que habla con Delibes es el alfarero (cacharrero entre nosotros) Conceso Gómez? Desde luego si a estas alturas no lo sabe, es que ahora tampoco ha leído “Castilla habla”, en cuyo capítulo XX. “Alfares bíblicos” Delibes pega la hebra con los hermanos -alfareros ellos- Conceso y Alberto Gómez San José.

Pero lo que yo opino (malpensado que es uno) es que el experto necesita deshacerse de la palabra alfarero y alfarería para seguir sosteniendo que los herradones son/eran de latón o cinc, materiales que no son los más adecuados para el trabajo en el taller de alfarería de los hermanos Gómez San José en Arrabal de Portillo. O sea que el experto tiene dos opciones: eliminar a los alfareros, y su alfarería, y seguir con los herradones metálicos, o aceptar que nunca tuvo ni idea de lo que era un herradón. Parece que ha optado por eliminar la palabra alfarero y seguir manteniendo los herradones metálicos que no son los herradones en la narrativa de Delibes.

De manera que le dejo dos preguntas -de momento- al señor Urdiales: ¿usted no se dio cuenta de que la conversación que Delibes sostiene con los hermanos Conceso y Alberto transcurría en Arrabal de Portillo y, además, que ésta se llevaba a cabo dentro de un taller de alfarería? Y si se dio cuenta… ¿no sabe usted que en las alfarerías de Arrabal de Portillo sólo se trabajaba el barro?

Y seguimos. Si el lector no es tonto -que no lo es- se ha dado cuenta que el autor de la entrevista radiofónica (“experto” en Delibes) para salir del paso se ha cepillado a los hermanos alfareros y los ha sustituido por “alguien le estaba comentando a Miguel Delibes,” “(…) aunque la verdad, dice el que está hablando…”. Queda suficientemente claro que el que comentaba y hablaba con Delibes era el alfarero Conceso Gómez, pero el señor Urdiales no está interesado en descubrirlo.

Paso a paso el herradón del señor Urdiales, y el herradón en la narrativa de Miguel Delibes:

Dice Urdiales.- “… es un cubo grande de metal…” Pues no, no es cierto: los de Miguel Delibes son de barro cocido y, además, vidriados por dentro para mayor higiene. Elaboran el barro y confeccionan los herradones los hermanos, alfareros, Alberto y Conceso.

Sigue el “experto”.-“… en principio, de uso exclusivo para el ordeño…” Pues no, en principio no, el herradón fue inventado para el ordeño y así se usó desde tiempo inmemorial. Uno es libre, después, para usarlo como jarro para el agua o el vino. (El trillo se inventó para trillar, aunque a alguien le parezca muy adecuado como mesa de comedor: no es mi caso).

Sigue adelante.- “… un herradón es un cubo grande de latón o de cinc…” Pues tampoco: en la narrativa de Miguel Delibes no son de aleación de cobre y cinc (latón) ni de cinc. Demostrado: son de barro cocido.

Vamos más allá.- “dobla en tamaño a la herrada…”. No, no, en casa –y en muchas casas de Camporredondo- los hubo de unos dos a tres litros (para ordeñar a la cabra) y eran herradones… bueno, a veces, sobre todo si en la casa no los había más grandes, los llamábamos herradoncillos.

Otro pasito.-”…constaba de un asa…” No, no y no, eso sería una herrada: el herradón tenía dos asas… siempre. Era condición indispensable para facilitar su manejo. Si el "experto" hubiera ordeñado con el herradón se habría dado cuenta de lo útil de las dos asas.

Vamos con el último.- “… el herradón es más ancho en su parte inferior…” naturalmente, para darle mayor estabilidad; así como en su parte superior es más estrecho para evitar que la leche salpique al ordeñador y/o se caiga al suelo.

Y así, como dicen que “una imagen vale más que mil palabras”, ahí va el herradón que los hermanos Conceso y Alberto confeccionaban en su taller alfarero de Arrabal de Portillo. Allí, sí, allí donde Delibes conversa sobre herradones y otros cacharros de alfarería. Quiero hacer constar que con el mayor de los herradones de la foto este aporreador de teclas ordeñaba a sus ovejas.

Herradones (dos de ellos mancos) al lado del entremijo/prensa familiar.
Aquí os presento tres tamaños de herradón (dos con un asa rota). Hay alguno más, y falta el más pequeño que no hemos llegado a tiempo para su salvación. ¡Qué le vamos a hacer!

¡Ah! Una pequeña advertencia que los seguidores de “La pizarra de Gaude” ya se han dado cuenta: la parte interior del herradón esta vidriada. El motivo no es otro que para facilitar su limpieza para mejor higiene.

XX. Alfares bíblicos. Este es el capítulo y título de la obra de Miguel Delibes “Castilla habla” en su página 119. No tengo que decir que si alguno de vosotros está interesado en conocer, mínimamente, el oficio de cacharrero (alfarero) por estas tierras nuestras y, por ende, de Delibes, no tiene más que darse un garbeo por las cuatro páginas y media en las que el escritor nos narra con toda claridad lo que este digno oficio fue en tiempos remotos, o no tanto.

Después de que lo hayáis leído no os quedará ninguna duda de que lo que fabricaban los hermanos Alberto y Conceso Gómez San José, en su taller de alfarería en Arrabal de Portillo, era toda clase de cacharros de barro cocido que después vendían por todas partes, principalmente por estos pueblos de Dios. Así como también queda claro que el señor Urdiales no conoce la palabra herradón en la narrativa de Miguel Delibes.

Herradones bajo el entremijo en el que doña Josefa, mi madre, hacía el queso

Y una nota para el señor Urdiales:

Mire usted, quizás este -su amigo- no sepa si herradón se escribe con “H” o sin ella; pero en cuanto a si eran de barro o de latón los que fabricaban los hermanos Conceso y Alberto en Arrabal de Portillo no le diré más que con dos de la fotografía -que mi madre compró directamente a los cacharreros, (alfareros)- me tocó ordeñar algunas ovejas desde que me salieron los dientes. Los corderos berreaban en el corral y yo –al nacer- lo hacía separado por una sencilla ventana. Lea usted a Delibes.


Camporredondo 20 de enero de 2017.

4 comentarios:

  1. Gaude ¿De verdad crees que el experto en Delibes no ha leído a Delibes? No puede ser, yo creo que sí lo ha leído, pero se pasa por alto algunos detalles como es el caso de los alfareros. El que ha nacido en el campo y criado en el entorno rural, como es tú caso, no deja escapar esos detalles. No digamos ya si el utensilio en sí lo has utilizado (pregúntame a mi lo que es una binadera). :)

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    1. Querido Óscar, te cuento: lo del “experto” y los alfareros es un granito de arena más para añadir a su extensa playa. Si yo entiendo que no ha leído a Delibes es porque, de haberlo leído, la cosa es más grave: ¡no lo comprende! Pero claro, tengo que confiar en que la tesis que presentó para obtener el “doctor cum laude en ciencias de la información”, me parece que era sobre la narrativa de Delibes. Entonces, si ha rebuscado las palabras y a ellas se ha atenido, sería lo menos grave, porque si lo ha leído, pero no lo ha comprendido… De cualquier forma me gustaría tener acceso a su tesis doctoral: seguro que es interesantísima.
      Respecto de la binadera que comentas: yo pienso que si este señor hubiera tenido que manejarla desde su más tierna infancia, habría comprobado -en primera persona- el respeto que merece el mundo rural y su lenguaje. Esta es la opinión de este inculto paleto.
      Gracias por tus comentarios, Óscar.

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  2. ¡Hola, Gaude!
    No he llegado a conocer los herradones, pero sí las herradas, de niño en casa de mis abuelos. Eran como los cubos de ahora pero de latón o similar, tal vez un poco más grandes. Por tu zona ¿eran los mismo? El diccionario dice que son cubos para recoger leche, generalmente de madera, reforzado con grandes aros de hierro y más ancho por la base que por la boca.
    Saludos

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    1. Hola, Piscator: Para responder, un poco más ampliamente, editaré otra pequeña entrada. Allá nos veremos.

      Abrazos de pueblo.

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