viernes, 4 de diciembre de 2015

Chito 2

¡Chito!

Así pudo ocurrir. A ver qué os parece:

Mi vecino (filólogo doctor cum laude en ciencias de la información) llegó recientemente de la gran ciudad para disfrutar de la tranquilidad y el aire puro del pueblo.

Comoquiera que no sabía por dónde empezar -el hombre no había disfrutado nunca atmósfera más nítida y saludable- comenzó pidiendo consejo-ayuda a sus vecinos y, entre ellos…

Un día se presentó en mi casa y me preguntó: Gaude ¿cómo te las arreglas para abastecer de huevos la despensa? Pues mira, le dije: para abastecer de huevos la despensa tengo una “os”. El hombre se quedó tan tranquilo, tomó nota, y siguió preguntando: oye, como mi casa estaba abandonada, hay muchos ratones ¿tú cómo lo solucionas? Para eso tengo un “zape” (también llamado “chape”). Siguió tomando nota y preguntando: hasta que venga mi familia me encuentro solo ¿qué me aconsejas como animal de compañía? ¡Hombre! para eso puedes comprar un “quita”, “chito”, “tuso”, “fuera”, “chucho” “anda” “anda al corral”, “anda a la calle”… que te irá muy bien. Por hoy vale, y me dio las gracias y se marchó.

Al cabo de unos días volvió y me dijo: no he podido encontrar nada de lo que me dijiste. Para lo primero me dijeron que comprase una gallina… ¡Ya ves para qué quiero yo una gallina! Para lo segundo me dijeron: si tienes ratones cómprate un gato. ¡Adónde voy yo con un gato! Y para lo tercero me dijeron ¡hombre, el mejor amigo del hombre es el perro! Eso es lo que me han dicho ¿qué te parece? Pues hombre -le dije- eso es lo mismo que te dije yo. Lo que pasa es que como vienes de la ciudad y yo creí que allí lo entendíais como yo te lo expliqué… de ahí viene la confusión.

Verás:

Me regalaron unos diccionarios (“diccionario” del castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes) editados uno, por Fundación instituto castellano y leonés de la lengua, y otro por ediciones Cinca, y encontré esto:

Chito: la acepción con la que la emplea Delibes no está recogida en el DRAE. Aquí significa “perro”. (Investigación de campo).

Esto viene porque en “El disputado voto del señor Cayo” -magnífica obra de Miguel Delibes-, dice: “(…) Entró el perro subrepticiamente y se puso a olisquear entre los estantes. El señor Cayo le tiró un puntapié: ¡quita, chito! (…)”

Como podemos ver el señor Cayo no dijo ¡quita perro! no, no, dijo: ¡quita, chito! También pudo haber dicho ¡quita, tuso! o ¡anda al corral! o ¡anda a la cuadra! o ¡anda a la calle!... y más cosas que se dicen al perro para ahuyentarle, para echarle fuera. Pero quita, anda a la calle, chito, tuso, no significa perro. Todas estas palabras se usan para hacer que el perro se largue porque no queremos que estorbe. Lo mismo que al gato para echarle fuera decimos “¡zape!" o "¡chape!” y a la gallina “¡os!” para que no ensucie algo que no queremos tener sucio.

Por eso, como soy de pueblo, al leer estos “diccionarios” pensé: ¡date! en la ciudad conocen a los animales por la palabra usada para ahuyentarles Y por eso me expresé en ese lenguaje.

Resumiendo: la palabra “chito” no significa perro. La palabra “os” no significa gallina. La palabra “chape”, o “zape”, no significa gato. Todas estas palabras se usan para asustar, o ahuyentar, al perro, a la gallina o al gato porque, en el momento -según nuestro criterio- estos animales estorban.

Y hasta ahí la historia de mi vecino que -poco a poco- fue aprendiendo… porque el tío es más listo que un conejo, pero estaba fuera de su ambiente natural y no se había dado cuenta.

Porque sé que es aficionado a ello, aproveché la oportunidad para decirle a mi vecino: cuando consultes el DRAE buscando la palabra “tuso” encontrarás que te dice:

tuso1.
1. interj. U. para llamar o espantar a los perros.
2. m. coloq. perro.

Ante esta definición tengo que pensar que los perros de la academia son más listos que los rurales porque, si no, no entiendo cómo saben los perros cuándo les llaman y cuando los espantan. A ver: ¡tuso! –digo al perro- Si yo entendiera el lenguaje perruno seguro que él me estará diciendo: ¿me llamas o me espantas? Y cuando le aclarase mi intención el perro vendría, o se iría… en fin: doctores -cum laude- tiene la academia… yo soy de pueblo y como paleto que soy intento decir cosas.

Los de pueblo, cuando –coloquialmente- hablamos de los canes, no decimos tengo un tuso, un chito, un anda a la cuadra… no, no, no, decimos tengo un perro y, si conviene, añadimos la raza del animal ya sea cazador…, pastor… de compañía… etc. Insisto: esto es en el pueblo. Parece que en la ciudad (DRAE) tiene otro significado.

Y ya quiero, y debo, completar el lenguaje (rural) usado para con los tres animales de los que nos hemos valido para esta entrada:

Para ahuyentar a las gallinas decimos “¡os!” y… ¿para llamarlas? Pues decimos: “pitas, pitas, pitas…”

Para ahuyentar al gato decimos “¡zape! o ¡chape!” y… ¿para llamarle? Pues para llamarle decimos: “bis, bis, bis…” también decimos: “misino, misino, misino…”.

Para ahuyentar al perro decimos “¡chito!”, “¡tuso!”, “¡anda al corral!… etc.” y ¿para llamarle? Pues para llamarle decimos “toba”, o por el nombre que generalmente tiene, y si el perro es muy joven decimos: “cus, cus, cus”.

Y éste es el lenguaje que usa Delibes: el lenguaje rural. Y en este lenguaje intentamos expresarnos. El académico es un lenguaje mucho más culto, es un lenguaje… eso, académico, que es el que maneja mi vecino.



Camporredondo, 5 de agosto de 2015

4 comentarios:

  1. Lección magistral.
    Estoy oyendo a mi abuela decir ¡pitas, pitas...! O bien ¡os!
    Ni mi abuela lo decía al tuntún ni las gallinas lo entendían al revés...

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    1. Cuánto darían las gallinas de hoy porque una abuela, a la llamada de ¡pitas, pitas, pitas! las obsequiara con una aldada de pienso para ellas.

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  2. Si tuviera ese diccionario comprobaria si un "soooo" o un "arre" son sininimos de acemila....

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