En su tercera edición (año
MDCCLXXXXI, (1791), el “Diccionario de la lengua castellana” recoge la palabra
chotacabras con esta definición: “Ave nocturna que mama y chupa la leche a las
cabras con gran sutileza. (Caprimulgus)”.
Tenemos que reconocer que en los
años a los se refiere el “Diccionario de la lengua castellana”, ni los medios
serían los más adecuados para seguir al engañapastores, ni tampoco habría
demasiado interés en distraer tiempo para dedicarlo a seguir al chotacabras en sus
excursiones nocturnas.
Digo esto porque –es la humilde
opinión de un ex pastor- con sólo haber preguntado a algún cabrero les
habría dicho que lo que este pájaro persigue es a los insectos que el paso del
ganado (cualquier ganado) levanta: de ellos se alimenta. Es tan fácil ver lo
que digo como situarse detrás del rebaño de ovejas para verle
sobrevolarlo y cazar insectos: su manjar preferido.
Otro de los motivos que me ha
impulsado a esta entrada, es porque se repite con insistencia la palabra
engañapastor. Debo decir, una vez más, que Delibes escribe de oído y por eso
repite una y otra vez la palabra engañapastor, porque según la zona en la que
te encuentres habrá quien usa el singular o el plural. Yo puedo decir, y digo,
que en el entorno de este ex pastor se usaban tanto una voz como la otra –yo siempre
usé engañapastores-. Creo que, a poco que nos interese, nos daremos cuenta de que
el ave no “mamaba” de una sola cabra según el diccionario, por eso era chotacabras: “mamaba”
de todas las cabras que se le ponían a tiro.
Por el mismo motivo de lo que
acabo de comentar como chotacabras, digo lo de engañapastores, porque no
engañaba a un solo pastor, sino a todos que, ingenuamente, se dirigían al
pájaro creyéndole herido o sobre el nido.
Todo esto es fruto de haber
comenzado a ver el comportamiento de este pájaro a edad muy temprana. Por eso
este “cura” en la entrada “El pastor y las sombras” (La pizarra de Gaude) decía
que el pastor no se sorprendía ante una sombra que divisó en el suelo y se dirigió
hacia ella sólo con el ánimo de ver volar al pájaro.
Resumiendo: engañapastores = a…
chotacabras.
Engañapastor = a… ¿chotacabra?
Camporredondo, 8 de
septiembre de 2015.
De niño llamábamos engañapastor a la cogujada, que se quedaba quieta en la rastrojera, como esperándote... para siempre salir volando antes de que llegaras.
ResponderEliminarPorque de niño no habías visto al engañapastores que es más crepuscular. Yo tuve la “suerte” de, muy niño, creer que el pájaro, o estaba herido, o tenía su nido allí donde le veía amonado contra la tierra, y a pesar de que mis hermanos me decían que no, que es que te engaña, yo corría y buscaba. Al fin tuve que admitir que aquel pájaro engañaba a los pastores y por eso se le conocía con ese nombre.
EliminarLa pobre cogujada, con su gracioso moñete, ni lo pretende ni es capaz de engañar a nadie y menos a los pastores.
Saludos pajareros