viernes, 16 de octubre de 2015

Niebla meona

Ni desmentir, ni corregir, sencillamente puntualizar: en la página 167 del DCRNMD, en Cátedra Miguel Delibes y ahora en el “Diccionario” del castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes, editado por ediciones Cinca, aparece niebla meona y parece –a mí me lo parece- que necesariamente la niebla meona -que tantas veces tuvimos que soportar- vaya unida a la congelación, pero no es cierto. La niebla meona, sencillamente, como muy bien recoge y nos traslada el autor desde el DRAE, es aquélla de la cual se desprenden finísimas gotas de agua que, sin llegar a ser llovizna, al cabo de las horas va calando al que la soporta.

Lo que sí es cierto es que si a la niebla meona la acompañan muy bajas temperaturas, estas finísimas gotas se van adhiriendo -y, por tanto, congelando- a todo tipo de plantas... y al suelo, dejando los campos albos como después de una nevada. Según el grado de humedad y la temperatura del momento, y sobre todo, si acompaña una ligera brisa, la misma niebla meona, provoca lo que llamamos cencella o cencellada, la que decimos, en alguna parte de “La Pizarra de Gaude”, que llega a desgajar ramas de árboles o pinos, por muy fuertes que sean. O sea:

Niebla meona.- es aquella niebla de la que se desprenden finísimas gotas de agua que, sin llegar a ser lluvia poco a poco van calando al que la soporta.

Ejemplo fruto de la experiencia: si el día de niebla meona te encuentras próximo a una oveja que se sacude para librarse del agua que ha acumulado en su lana, te cala. Quiero decir esto para que no creamos que por ser gotas finísimas no acaban calando hasta los huesos.

Interesante, creo, es dejar claro lo cada uno entendemos que dice Delibes.

En los libritos editados por Fundación instituto castellano y leonés de la lengua, ediciones Cinca y Cátedra Miguel Delibes, escribe el “experto” en la narrativa del escritor:

Niebla meona
EUC p. 106
Durante casi un mes, la provincia ha estado entumida bajo una
niebla meona, niebla húmeda y densa que al congelarse en el aire, deja los campos albos como después de una nevada.
niebla.
(Del lat. nebula).
~ meona.
1.
f. Aquella de la cual se desprenden gotas menudas que no llegan a ser llovizna.
Niebla meona:
Delibes acaba de definirnos lo que es para él la niebla meona: niebla húmeda y densa que al congelarse en el aire, deja los campos albos como después de una nevada. (Investigación de campo)

El experto -aunque la niebla sea meona- parece que no se moja demasiado, limitándose a decir que el que define la niebla meona es Delibes.

Bien. Para mí, Delibes, también lo deja bastante claro: "Durante casi un mes, la provincia ha estado entumida bajo una niebla meona". Es a partir de este punto cuando Delibes abunda un poco más diciéndonos que la niebla era densa y húmeda.

Yo digo que Delibes no nos dice lo que es –para él- la niebla meona, él nos dice que hay niebla meona, y la niebla meona es la que nos dice el DRAE y lo asegura este ex pastor, que le tocó sufrirla muchas veces y siendo muy joven. O sea:

Niebla meona: es la que desprende finísimas gotas de agua que, aunque no puede considerarse lluvia, cala (moja). Al menos mi manta pastoril se calaba y mis ovejas y mis perros ayudantes también. Y si hay que repetir, repetimos: si estas gotas de agua, por la baja temperatura, se congelan, dejan los campos albos, como si hubiera nevado, y puede desgajar ramas de árboles todo lo gruesas que podamos imaginar. Pero si la temperatura no es lo suficientemente baja las finísimas gotas no congelan. Pero no por eso la niebla deja de ser meona (padece de incontinencia: se mea). Hablando de imaginar… imaginemos: tendemos un impermeable sobre el suelo y recogemos agua de la niebla meona para después ducharnos (muy buena el agua de lluvia para la ducha) según esto ¿la niebla meona es con la que nos duchamos? ¿Verdad que no?

Niebla meona = nube baja que se mea (orina).

Camporredondo, 13 de octubre de 2015


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