miércoles, 25 de mayo de 2016

¿Lía o mazo?.

Mañana, más lenguaje rural en Gestiona Radio. A las 19 y pico me tendréis unos 15 minutos hablando de los verbos levantar y lindar y de la lía de cuerda (foto). Y de Daniel el Mochuelo.

Comenzaba yo a teclear mi opinión sobre la foto y palabra “lía” que Urdiales publica en facebook, cuando un amigo que me visitaba en ese momento me espetó: ¿a ti qué más te da que esto se llame lía o de otra manera? Podrías tener razón, le respondí, pero si Urdiales dice que esto es una lía y nadie puntualiza, la palabra mazo o madeja –que es lo mismo- desaparecerá y como yo no estoy porque desaparezca ni una palabra más de las que yo usé de niño –porque mis abuelos la usaban- pues algo tengo que aclarar y a eso voy. ¿Te parece bien? Pues vamos allá:

De sobra es conocido -yo os lo he dicho- que en casa, en casa de mis padres, hubo tienda de ultramarinos, carnicería, estanco, etc. Bien. Pues en aquella tienda también se vendían atillos para atar los haces de mies: unos agricultores los llevaban cortados y anudados (yo cortaba y anudaba) y otros se lo llevaban en mazos o madejas, con lo que se ahorraban la mano obra de cortar y anudar.

En la imagen, fardo de mazos de cuerda trenzada.
¡Qué suerte al encontrarlo y cuántos recuerdos!
He dicho mazo, ¿verdad que he dicho mazo o madeja? Pues vamos, como siempre, a explicar todo el proceso: mis padres pedían al almacén de suministros (de coloniales, le llamaban) -primero de hijos Abel González y después otros- uno o varios fardos de cuerda de esparto tejido de los que obtener los atillos. El fardo lo componían varias docenas de mazos o madejas y de cada uno de estos mazos o madejas cortados por uno de los dos extremos se sacaba la medida justa del atillo (de atar) para atar los haces de cereal. La operación de formar el atillo finalizaba con dicho corte y un nudo a cada extremo para evitar que el trenzado se deshiciera.

Pero había veces que la cuerda de esparto trenzado se le quería dar otro uso de largura no prefijada, y la gente compraba un mazo para después (en el sitio determinado) cortarlo a la medida. Ejemplos: lía para tender a secar la ropa, su medida dependía del corral o el sobrado; lía para tender los racimos de uva para su conservación, ésta dependía de la habitación donde se fueran a tender los racimos, etc. etc. etc. Ustedes se habrán dado cuenta de que acabo de decir LÍA; sí, pues ésa era la lía: trozo de cuerda de esparto trenzado sin largura previamente determinada.

Cuando los pimentoneros –bejaranos les decían, porque de Béjar solían venir- iban por los pueblos vendiendo pimentón para las matanzas, también llevaban mazos o madejas de tripas para embutir la longaniza y los ricos chorizos (no, los de ahora no: los otros) que se embutían en las matanzas.

Ya he dicho que en casa había carnicería, y como la carne se vendía al corte, pues las tripas sobraban. ¿Qué hacía mi madre con las tripas? Pues como no se podía desperdiciar nada, las lavaba, volvía lo de dentro a fuera, las raía, las volvía a lavar, las recogía en mazos o madejas, las metía en un barril de madera mezcladas con sal para su conservación y cuando llegaba el tiempo de la matanza, las que no usaba en casa, las vendía por mazos o madejas, haciendo competencia a los bejaranos pimentoneros.
Nota: por ser más pequeños también se les decía macillos. Lógico ¿no?

De manera que si yo no digo que lo que presenta Urdiales se conocía como mazo o madeja los futuros habitantes de Camporredondo desconocerían esta palabreja.

Ahora vamos con la razón que puede asistirle a Urdiales, y a todos que piensan como él, relacionada con que, efectivamente, la foto representa una lía, aunque ¿no creen que sería un poco excesiva su largura para un uso corriente? ¿Podremos decir que una madeja de… lana, por ejemplo, es una hebra? Pues por lo mismo el mazo no puede ser una lía (eso creo yo) y por eso nuestros antepasados lo llamaban:

  • Fardo; conjunto de mazos atados.
  • Mazo; cuerda larga recogida en forma de madeja.
  • Lía; cuerda de esparto trenzado de largura variable.
  • Atillo; cuerda de esparto trenzado para atar los haces de mies y otros usos.
Y dicho esto me quedo a gusto porque sé que las palabras fardo, mazo, lía y atillo aún siguen vivas.

¿Alguna duda? Pues si la hay ¡a preguntar!... se ha dicho.

Camporredondo, 25 de marzo de 2015.


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