martes, 31 de mayo de 2016

Ratonero 2

Ratonero
LSI p. 14
(...) a la blanca luz del aladino, desplumaba un
ratonero (...)
ratonero, ra.
 
1.
adj. Perteneciente o relativo a los ratones.
2.
adj. coloq. Ur. engreído. U. t. c. s.
3.
f. Trampa en que se cogen o cazan los ratones.
4.
f. Agujero que hace el ratón en las paredes, arcas, nasas, etc., para entrar y salir por él.
5.
f. Madriguera de ratones.
6.
f. Trampa o engaño urdidos con el fin de coger a alguien.
ratonera de agua.
 
1.
f. gato de agua.
caer alguien en la ~.

1.
fr. coloq. caer en el lazo.
V.

águila ~
música ~
Ratonero:
Se refiere al águila ratonera. Se ha producido un cambio de género, como en el caso de olmo-olma, nogal-nogala, etc. (Investigación de campo)


Así lo encontramos en el glosario de Cátedra Miguel Delibes y en “Diccionario del castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes”, editado por Fundación Instituto castellano y leonés de la lengua.

Como me he comprometido a comentar las mejoras introducidas en el mismo diccionario, editado esta vez por ediciones Cinca, reproducimos lo que en él se publica sobre la palabra:

Ratonero.
LSI. P. 14
(…) el Azarías colgaba la percha de la vieja viga del zaguán y, tan pronto anochecía, acuclillado en los guijos del patio, a la blanca luz del Aladino, desplumaba un ratonero (…)
ratonero, ra.
1. adj. Perteneciente o relativo a los ratones.
águila. (Del lat. Aquilâ)
~ratera, o ~ratonera.
1. f. Ave rapaz diurna, perteneciente a la misma familia que el águila, con plumaje de color variable entre el leonado claro y el castaño oscuro y bandas transversales blanquecinas en el vientre. Abunda bastante en España y es útil para la agricultura porque destruye muchos roedores.
Ratonero: Se refiere al águila ratonera. Se ha producido un cambio de género, como en el caso de olmo-olma, nogal-nogala, etc. (investigación de campo)

Si Delibes situó a Azarías “acuclillado en los guijos del patio desplumando un ratonero”, es porque el escritor sabía que esta rapaz era una de las presas favoritas del búho real, el gran duque (la milana de Azarías).

El autor de los libritos ha modificado y ampliado el texto sacado de “Los santos inocentes” y ha eliminado, cuasi, toda la retahíla que, sobre la palabra, nos ofrece el DRAE y que humildemente creo es innecesaria para describir a esta ave en la narrativa de Delibes. Además, parece que siente necesidad de demostrar que conoce bien al pájaro, para eso nos larga el “1. f. ave rapaz diurna, perteneciente a la misma familia que el águila (…)”.

Con fecha 23-5-2014 en “La pizarra de Gaude” “En camisas de once varas: Ratonero”, ya dije lo que pensaba sobre la definición que el “experto nos ofrece sobre esta palabra. No obstante, como veo que el autor del “diccionario” insiste en el editado por ediciones Cinca, y como nos ofrece una mejora sobre lo dicho anteriormente, creo que debo agradecerlo (de bien nacidos es ser agradecidos) y lo agradezco: muchas gracias. Pero verá señor Urdiales, debo insistir, e insisto: Delibes llama a la rapaz RATONERO (también usa la palabra ratera, águila ratera) en la seguridad de que no produce ningún cambio de género, como tampoco lo comete el DRAE ni ninguno de las gentes de campo que cuando decimos ratonero sabemos que es de la familia del águila, lo mismo que es el águila real, la pescadora, la perdicera… y muchas más. Lo que pasa con el buteo buteo es que para diferenciarlo de las demás le llamamos ratonero. Qué duda cabe que es de la familia de las águilas, que tiene un color determinado, que abunda en España y que es útil a la agricultura. Si, si todo eso está muy bien, pero usted sigue diciéndonos que le cambiamos de género y eso, eso no es cierto, señor Urdiales. El ratonero es una rapaz de la familia del águila que es el terror de los ratones, pero que nuestros antepasados tuvieron a bien llamarle ratonero sin cambiarle de género. Así lo estimó Delibes, así lo entendemos la gente de campo… pero llegó el académico (usted) y nos dijo, sois unos incultos: al águila le habéis cambiado de género.

Yo creo señor Urdiales –me dirijo a usted porque sé que lo sigue- que usted necesita defender, “a capa y espada” su -equivocada- teoría y proclamarse corrector del escritor Delibes (no digo del lenguaje mío no, ya sé que está usted muy por encima) y para eso necesita reafirmarse y por eso, cuando el escritor ha fallecido, usted nos larga el “diccionario” que, digo yo…, a lo mejor ya tenía preparado.

Yo decía -en anterior entrada- que, aquél que ha errado el camino, cuanto más avance por él más lejos estará de la meta perseguida. No le dé usted más vueltas: Delibes pudo ser su maestro si usted le hubiera entendido pero -es sólo mi humilde opinión- cuando usted, a tumba abierta, se lanzó a publicar sus “diccionarios” erró el camino (no había leído a Delibes), pero cogió la linde y ahora aún no se ha dado cuenta de que la linde se ha acabado. Así que no, señor Urdiales, usted sigue sin comprender que ni al olmo, ni al nogal, ni al pez, ni al canalón, ni al cárcavo, ni al ratonero, etc. los hemos cambiado de género. Decimos olma, nogala, peza, canalona (cacanalona no, señor Urdiales), cárcava, etc. para demostrar lo extraordinario de cada cosa en cada momento, y el águila ratonera lo transforma en ratonero el hecho de que, principalmente, se jala muchos ratones y como a la gente de campo esto nos agrada pues eso, le llamamos: ratonero. Y el hecho de que sea águila macho o águila hembra nos trae al pairo, lo importante es que caza ratones y, por eso es: ratonero.

De todas maneras, sigo diciendo que es usted digno de admiración: Fundación Instituto castellano y leonés de la lengua, Cátedra Miguel Delibes, ediciones Cinca, Fundación Miguel Delibes, diario El Norte de Castilla, y, según usted, el Ministerio de Cultura y el diario ABC también admiran sus descubrimientos de palabras que jamás existieron y… seguramente tenga usted más admiradores. Bien. Pues todos estos le siguen y admiran su trabajo. Dígame usted si no es digno de admiración. Pero, mira por donde, le sale un paleto, desertor de la cayada y la esteva, que no comulga con “sus” “ruedas de molino” y le dice: yo ordeñaba en herradones de barro cocido, de los que fabricaban los cacharreros de Arrabal de Portillo; raer no es perder resina sino todo lo contrario; los cipreses papujados están en Cogeces de Iscar; cacanalona no existe… bueno no le voy a repetir lo que ya he publicado en “La pizarra de Gaude” pero estoy deseando que usted, o cualquiera de sus admiradores comenten mis errores y, así, saldrá ganando el lenguaje rural y se esclarecerá cada palabra rural que Delibes de forma bastante exacta y con tanta maestría y naturalidad manejaba.

Y éste es mi deseo señor Urdiales: si usted es experto en la narrativa de Delibes salga usted a esta palestra y comentemos, palabra por palabra, nuestros dispares puntos de vista. Entretanto yo seguiré intentado corregir aquella palabra que, bajo mi punto de vista, repito, no es más que el punto de vista de un paleto ignorante que desde su más tierna infancia aprendió, y usó, el lenguaje rural. Pero es que además de aprenderlo y usarlo, me siento orgulloso de él.

O sea, todo esto, para llegar a una conclusión: ni Delibes, ni ninguno de sus personajes cambiamos de género al águila ratonera (RATONERO) ni al olmo (OLMA), ni al nogal (NOGALA), ni al canalón (CANALONA), ni a la cárcava, (CÁRCAVO), ni al pez (PEZA) etc. etc.

De todas maneras, señor Urdiales si, con esto, yo aprendo un poco sobre el lenguaje rural, “tengo por bien sufrido lo sufrido, tengo por bien llorado lo llorado. Porque después de todo he comprendido, que no se goza bien de lo logrado, sino después de haberlo padecido”.

¡Ay Señor, Señor!

Camporredondo, 3 de noviembre de 2015

PD. Dicen que en un carro de varas arrastrado, con el collerón (no, no, collarón no señor Urdiales) por el macho burreño, iban un agricultor y un ciego por la vega de Camporredondo camino de Montemayor. El labrador, que era los ojos del invidente, describía para el ciego lo que iban dejando atrás en su viaje. Cuando llegaron a la cuesta de La Pililla le dijo el agricultor: sobre el palón del teléfono hay posada un águila. Extrañado el invidente preguntó: ¿un águila? ¿Tal vez es la calzada, la perdicera, la pescadora, la real, la culebrera?… El agricultor enseguida captó la indirecta, pidió perdón y contestó: ¡no hombre, no, es un ratonero! Dicen que el invidente hizo esta observación: si hubieras empezado por ahí hubiéramos evitado tanto rodeo...

… y siguieron su camino hacia Montemayor de Pililla.

2 comentarios:

  1. Muy puesto en razón, como siempre, Gaude. Delicioso el cuentecillo final. Muchas gracias. Abrazos.

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    1. Acojonado estoy ante lo que acabo de leer y que os ofrezco a continuación:


      Jorge Urdiales Yuste
      7 h •
      Hoy ha comenzado el Congreso de Humanidades y Ciencias Sociales en la Universidad de Calgary. Hay asociaciones para aburrir: desde la mía (Asociación Canadiense de Hispanistas) hasta otras de Historia, de profes de inglés universitarios... ¡hasta una de estudios eslavos! Gente por todas partes. ¡Hordas de congresistas! Hoy les he dejado un poco a su aire, pero mañana... entraremos ¡a caballo si hace falta! Delibes y yo a las 13 h. con nuestra ponencia sobre el lenguaje rural. ¡No va a quedar piedra sobre piedra!

      Decididamente el lenguaje rural castellano pasará a mejor vida si, como parece, a nadie le importa que impostores como el que nos ocupa paseen su ignorancia rural por el mundo.
      No me preocupa lo que este señor pregone, me preocupa el silencio de los que saben y entienden el lenguaje rural y la narrativa de Miguel Delibes.
      Gracias Luciano
      Un abrazo rural

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