martes, 5 de marzo de 2013

DESPEDIDA

Como despedida, quiero presentar este regalo que nos hace nuestra madre naturaleza. Un monumento a la lucha por la vida. Un ser vivo que nació en lugar poco propicio para poder desarrollarse y prosperar, pero al que la naturaleza dotó de un instinto especial para poder luchar y ganar la batalla para seguir viviendo.

Sólo pido respeto para este noble anciano


Este anciano nació allí donde quizás un pájaro, o el viento, dejó caer un diminuto piñoncillo, una pequeña semilla deseosa de vida. Y germinó en la cima de un, también, diminuto cotarro de arena. Tan pequeña era la cúspide de esta pequeña duna, que cuando el recién nacido quiso extender sus brazos para aferrarse a la vida, (para aferrarse a la tierra y poder crecer), sus dedos se quedaban al aire, y debemos entender que luchó por seguir vivo y que al final encontró el premio a su tesón. Decidió que se había equivocado al querer que sus raíces crecieran horizontalmente y con un giro de 90º las dirigió hacia la tierra y allí las fijó, y tras muchos veranos tórridos e inviernos glaciares, él consiguió lo que pretendía; que no era otra cosa que vivir.

No acabaron sus penurias cuando dirigió sus raíces hacia el centro de la tierra, pues según él luchaba por sobrevivir hincando sus raíces, la erosión, las lluvias y las fuertes ventiscas iban extendiendo la arena de la pequeña colina que le sustentaba y por tanto dejando al descubierto parte de su esfuerzo. Pero si los vendavales tenían la fuerza de la ola él tenía la constancia de la gota y al final no ganó la batalla, sino la guerra. Tuvo que sacrificar su raíz pivotante (principal en un crecimiento normal) y lo hizo en beneficio de las secundarias o rastreras que a su vez se convirtieron en varias pivotantes porque así convenía para su estabilidad.

Y así, durante muchos ¿...? muchísimos años nuestro venerable anciano luchó por mantenerse erguido y hoy campea sobre la casi desaparecida colina que le vio nacer, en el centro de un triángulo que podríamos formar entre los pueblos de Montemayor de Pililla, San Miguel del Arroyo y Camporredondo (término municipal de San Miguel del Arroyo).

¡Ojalá! que nada ni nadie sea capaz de privar a las generaciones venideras de este monumento al tesón y la constancia.

¡LARGA VIDA ABUELO!


Camporredondo, verano de 2007

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