martes, 5 de marzo de 2013

TERMINANDO


Observad el entorno.
¿Quién tomará el relevo?




Al principio de estos escritos hice un comentario sobre la diferencia existente entre la constancia de la gota y la fuerza, el ímpetu arrollador de la ola. ¿Necesita el posible lector algún comentario después de contemplar esta foto? ¿Cuántas caras tiene este pino? Queda meridianamente claro que este pino no se va a morir ¡a este pino lo están matando! Algún avispado me dirá que antes también se resinaban pinos a muerte y es cierto, pero es que esto parece un ensañamiento ¿dónde vemos un repulgo por donde la raíz pueda seguir nutriéndose? Creo que esta foto es un fiel reflejo del ritmo de vida actual: “saca lo que puedas y el que venga detrás que arree”. ¿Y si esto lo hubieran hecho nuestros abuelos?

Además quiero y debo añadir: observemos la foto, y si alguien puede que por favor, me conteste; nuestros nietos ¿qué pinos resinarían si así lo desearan, o necesitaran? Si miramos detenidamente veremos que a este pinar le ocurrirá como a nuestros pueblos; se mueren los viejos y no nacen niños. ¿Dónde están los pimpollos? O sea, en el entorno próximo al pino desangrado, en muy pocos años tendremos otro pequeño o gran desierto. Pero lo que digo... “El que venga detrás que arree”.

¿Dónde está la diferencia en la forma de resinar un pino a muerte a mediados del siglo pasado (y antes), y el actual? Pues en que a aquel se le condenaba a muerte porque no dejaba crecer a los que le circundaban (sobraba mucha planta). ¿Qué ocurre ahora? Pues que este pino, que alguien cuidó durante muchos años, está lleno de resina y no estamos dispuestos a que el que venga detrás llegue a tiempo. ¡Hay que transformarlo en un coche de mayor cilindrada o en un chalé en la Costa Dorada! ¡Oiga! ¿Y nuestros nietos? ¡Ah sí, nuestros nietos! ¡Pues ya se arreglarán!

Quizás se apoyaron en estas fotos para editar alguno de esos diccionarios que aseguran que la vida del pino resinero, en producción, es de 20 o 25 años (algo que no es cierto) pero claro, quizás fueron muy generosos, porque si cogemos la motosierra, y nos lo proponemos, no dura ni cinco minutos. Y es que a éste no le ha faltado mucho; en vez de cinco minutos le han dado de vida cinco años ¡a qué esperar!

Aprovecho que esta fotografía me brinda una buena oportunidad para demostrar que hoy tenemos prisa y que no estamos dispuestos a esforzarnos demasiado. Con poco que nos esforcemos nos daremos cuenta que ya no raemos, que lo que importa es sacar lo que el pino tiene, en el menor tiempo posible y con el menor esfuerzo ¡si lo vieran mis resineros…! ¿Podemos despreciar la raedura? ¡Joder que ricos somos!

Abundando sobre lo que decíamos sobre la vida del pino resinero en producción, hoy me acaba de afirmar José (otro resinero) haber elaborado (naturalmente, no sólo él) doce caras sobre el mismo pino, pues una vez terminado el perímetro siguieron abriéndole caras por los repulgos. O sea, gota a gota, el pino resinero 12x7=84 años dando producción. Y a chorro, 5 años pero... ¿después? ¡Que contesten los sabios, que para eso lo son!

No hay comentarios:

Publicar un comentario