martes, 29 de marzo de 2016

Laja 2

Además de remitiros a “La Pizarra de Gaude” “En camisas de once varas: Laja”, de fecha 31-5-2014, y comprometido como estoy con el comentario a cualquier mejora incluida en el “Diccionario” del castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes, editado por ediciones Cinca, quiero y debo añadir:

No, señor Urdiales, no me vale esta mejora que, aquí y ahora, nos ofrece:

Laja: Cualquier trozo de piedra (incluso trozos de hielo) irregular y suficientemente fina. (Investigación de campo).

Digo que no me vale a mí, ya sabe usted -y mis cultos lectores- que soy de pueblo. Pero si tenemos en cuenta que Delibes en “Las ratas” y “El tesoro”, también parece que “navega” por el mundo rural, debemos admitir que en ese ambiente hemos de movernos.

Dice el escritor en “Las ratas”, obra completa, ediciones Destino, tomo 3 página 476: (…) un hilillo de sangre fluida iba formando un pequeño charco rojizo sobre las lajas escarchadas del corral.

Primero veamos lo que el “experto” nos dijo en “Diccionario del castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes, editado por Fundación instituto castellano y leonés de la lengua” y “Cátedra Miguel Delibes”:

Laja
LR p. 52
(...) un hilillo de sangre fluida que iba formando un pequeño charco rojizo sobre las
 lajas escarchadas del corral.
laja1.
(Del port. laja, y este del lat. hisp. lagena).
1.
f. lancha1.
2.
f. Mar. Bajo de piedra, a manera de meseta llana.
Laja:
Láminas de hielo que se forman en charcos o sitios con agua. (Investigación de campo)
ET p. 61

(...) en seguida con las primeras
lajas
.

Ahora veamos lo mismo, pero con la mejora incluida en “Diccionario del castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes”, editado por ediciones Cinca:

Laja: Cualquier trozo de piedra (incluso trozos de hielo) irregular y suficientemente fina (Investigación de campo). Ésta es la mejora. O sea: rectificación, cuasi absoluta, pero pretendiendo que “no se nos vea el plumero”.

El “experto” sabe que una de la “Obras de misericordia” (ver catecismo del padre Astete) es “enseñar al que no sabe”, y eso es lo que trata de hacer: enseñarnos a los que no sabemos.

Pero se da la circunstancia de que los que -todo parece indicar- no sabemos, es que lo hemos aprendido de distinta manera. A veces digo esto: una cosa es la acepción que la palabra tiene en el mundo rural (¡que sabrán ellos!), y otra la que tiene en la academia del “experto”.

Lo que significa en la academia ya nos lo dice el “doctor cum laude en ciencias de la información”. No lo repetimos porque ya queda suficientemente claro un poco más arriba.

Entonces, cumpliendo con la obra de misericordia, yo también me veo obligado a enseñar lo que, creo, hace muchos años aprendí:

En la página 476. “Obra completa” tomo 3, ediciones Destino, dice Delibes: (…). Al cabo, el Antoliano y el Malvino le ayudaron a colgar el marrano boca abajo. Del hocico escurría un hilillo de sangre fluida que iba formando un pequeño charco rojizo sobre las lajas escarchadas del corral.

Aplicando la “obra de misericordia” debo decir, y digo: Delibes nos está diciendo que el corral está empedrado con lanchas, losas o lajas (que son sinónimos) y sobre ellas la sangre del gorrino -que está colgado boca abajo- va formando un pequeño charco.

Pero antes de seguir por otros derroteros, hagámonos algunas preguntas: ¿el “experto” en la narrativa de Miguel Delibes, pretende guiarnos por la obra del escritor? ¿Pretende corregir al escritor?

Vayamos por partes:

Si lo que el intitulado “experto” pretende es que conozcamos la obra de Delibes según su óptica, entiendo por qué nos sitúa la acción de la matanza del cochino en un corral con placas de hielo escarchadas. Delibes, claramente, nos dice que el corral está empedrado con lajas. ¿Qué pretende decir el señor Urdiales, que el escritor no distingue entre placas de hielo escarchadas, (¡toma ya!) y piedras (lajas)?

Observando la mejora incluida en el diccionario editado por ediciones Cinca, lo que trasluce es que el “experto”, como decimos en mi pueblo, “anda cazando moscas”. Después de poner en el mercado el “diccionario editado por Fundación instituto castellano y leonés de la lengua” que ¡anda que no les cunde también a éstos!, se ha dado cuenta de un pequeño desliz: ha confundido piedras (lajas) con hielo (placas). Pero en lugar de rectificar y pedir perdón por lo editado en el primer “diccionario” y en Cátedra Miguel Delibes, lo que hace es decirnos -sin más ánimos que enseñarnos…- que las piedras (lajas) también pueden ser hielo (placas).

No señor, no. Lajas, lanchas, losas, incluso lascas (que son pequeñas lajas que saltan al romper con la marra las piedras grandes o rocas), siempre han sido piedras (¡hasta ahora, claro!).

Un rincón del corral de mis amores.
Así que una obra de misericordia, la primera, es: “enseñar al que no sabe”. Otra, la tercera, es: “corregir al que yerra”. Creo que las dos son bastante acertadas, aunque creo que se podían aplicar las tres primeras; porque la segunda no tiene desperdicio: “dar buen consejo al que lo ha de menester”. (ver catecismo del padre Gaspar Astete). El mismo en el que yo aprendí las 14 obras de misericordia mientras mis padres colgaban al marrano boca abajo, del que salían pequeños hilillos de sangre, pero no para formar charcos de sangre sobre las lajas escarchadas del corral, no; nuestro corral -que hoy es un precioso jardín- estaba empedrado con pequeñas piedras y tierra para favorecer el drenaje y evitar, en lo posible, los charcos y las placas de hielo.


Como despedida, otra vez más, digo: Delibes no dijo hielo escarchado. Sólo dijo que las lajas (piedras) del corral estaban escarchadas. O sea que debía de hacer un frío que pelaba. Por experiencia os digo que, efectivamente, algunos, o muchos días, hacía un frío que pelaba. Por eso salían sabañones en pies, manos, orejas y un largo etc. y ¡vaya como picaban!


Camporredondo, 3 de octubre de 2015.

5 comentarios:

  1. ¿Es tan difícil de entender? ¡Pero si está clarísimo! Al menos para los que somos de pueblo. :)

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  2. Tu mundo es otro mundo, Oscar. Lo ves fácil, y se nota tu "bajo" nivel cultural. Pero no pidas que los "doctores cum laude en ciencias de la información" lo vean sencillo, él creyó que las lajas del corral eran placas de hielo escarchadas y cuando fue aprendiendo quizás pensó que era tarde para rectificar.

    Un abrazo

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  3. Pues yo creía que rectificara era de Sabios. A ver si ahora solo rectificamos los analfabetos.

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  4. Aunque leyendo la pizarra los analfabetos cada vez sabemos más, o no se nos olvida muchas cosas que aprendimos en la universidad de la vida. Muchas gracias.

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    1. Esto también te suena, Oscar: "dime de lo que presumes y te diré de lo que careces". Eso les pasa a estos advenedizos que llegan al pueblo queriendo dar lecciones.

      Me parece que tú y yo podemos entendernos.

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