Mañana, más lenguaje rural en Gestiona Radio. A las 19 y pico me tendréis
unos 15 minutos hablando de los verbos levantar y lindar y de la lía de cuerda
(foto). Y de Daniel el Mochuelo.
Comenzaba yo a teclear mi opinión sobre la foto y palabra “lía” que Urdiales publica en facebook, cuando un amigo que me visitaba en ese momento me espetó: ¿a ti qué más te da que esto se llame lía o de otra manera? Podrías tener razón, le respondí, pero si Urdiales dice que esto es una lía y nadie puntualiza, la palabra mazo o madeja –que es lo mismo- desaparecerá y como yo no estoy porque desaparezca ni una palabra más de las que yo usé de niño –porque mis abuelos la usaban- pues algo tengo que aclarar y a eso voy. ¿Te parece bien? Pues vamos allá:
De sobra es conocido -yo os lo he dicho- que en casa, en casa de mis padres, hubo tienda de ultramarinos,
carnicería, estanco, etc. Bien. Pues en aquella tienda también se vendían
atillos para atar los haces de mies: unos agricultores los llevaban cortados y anudados (yo
cortaba y anudaba) y otros se lo llevaban en mazos o madejas, con lo que se
ahorraban la mano obra de cortar y anudar.
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En la imagen, fardo de mazos de cuerda trenzada.
¡Qué suerte al encontrarlo y cuántos recuerdos!
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He dicho mazo, ¿verdad que he dicho mazo o madeja? Pues vamos, como
siempre, a explicar todo el proceso: mis padres pedían al almacén de
suministros (de coloniales, le llamaban) -primero de hijos Abel González y
después otros- uno o varios fardos de cuerda de esparto tejido de los que
obtener los atillos. El fardo lo componían varias docenas de mazos o madejas y
de cada uno de estos mazos o madejas cortados por uno de los dos extremos se
sacaba la medida justa del atillo (de atar) para atar los haces de cereal. La
operación de formar el atillo finalizaba con dicho corte y un nudo a cada
extremo para evitar que el trenzado se deshiciera.
Pero había veces que la cuerda de
esparto trenzado se le quería dar otro uso de largura no prefijada, y la gente
compraba un mazo para después (en el sitio determinado) cortarlo a la medida. Ejemplos: lía para tender a secar la ropa, su medida dependía del corral o el
sobrado; lía para tender los racimos de uva para su conservación, ésta dependía
de la habitación donde se fueran a tender los racimos, etc. etc. etc. Ustedes se
habrán dado cuenta de que acabo de decir LÍA; sí, pues ésa era la lía: trozo de
cuerda de esparto trenzado sin largura previamente determinada.
Cuando los pimentoneros
–bejaranos les decían, porque de Béjar solían venir- iban por los pueblos vendiendo pimentón para las
matanzas, también llevaban mazos o madejas de tripas para embutir la longaniza
y los ricos chorizos (no, los de ahora no: los otros) que se embutían en las
matanzas.
Ya he dicho que en casa había
carnicería, y como la carne se vendía al corte, pues las tripas sobraban. ¿Qué
hacía mi madre con las tripas? Pues como no se podía desperdiciar nada, las
lavaba, volvía lo de dentro a fuera, las raía, las volvía a lavar, las recogía
en mazos o madejas, las metía en un barril de madera mezcladas con sal para su
conservación y cuando llegaba el tiempo de la matanza, las que no usaba en casa,
las vendía por mazos o madejas, haciendo competencia a los bejaranos
pimentoneros.
Nota: por ser más pequeños
también se les decía macillos. Lógico ¿no?
De manera que si yo no digo que
lo que presenta Urdiales se conocía como mazo o madeja los futuros habitantes
de Camporredondo desconocerían esta palabreja.
Ahora vamos con la razón que
puede asistirle a Urdiales, y a todos que piensan como él, relacionada con que, efectivamente,
la foto representa una lía, aunque ¿no creen que sería un poco excesiva su largura
para un uso corriente? ¿Podremos decir que una madeja de… lana, por ejemplo, es
una hebra? Pues por lo mismo el mazo no puede ser una lía (eso creo yo) y por
eso nuestros antepasados lo llamaban:
- Fardo; conjunto de mazos atados.
- Mazo; cuerda larga recogida en forma de madeja.
- Lía; cuerda de esparto trenzado de largura variable.
- Atillo; cuerda de esparto trenzado para atar los haces de mies y otros usos.
Y dicho esto me quedo a gusto
porque sé que las palabras fardo, mazo, lía y atillo aún siguen vivas.
¿Alguna duda? Pues si la hay ¡a
preguntar!... se ha dicho.
Camporredondo, 25 de
marzo de 2015.
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