miércoles, 27 de febrero de 2013

El banqueto y la escalera francesa. Elementos auxiliares

El banqueto y la escalera francesa

Una de las imágenes que se resisten a abandonar mi retina de hombre de campo, hombre rural, pastor de ovejas, es la del resinero, tanto en el pinar negral como en el monte arenas, portando sobre sus hombros un artilugio de tres patas, de madera. Sobre una de estas patas había realizado unos cortes o rebajes especiales, con el hacha, lo que le hacía parecerse a una diminuta escalera: era el banqueto.

Confieso que al llegar aquí he estado meditando un buen rato sobre cómo seguir y he pensado lo siguiente: Si se hubiera establecido el premio Nobel al esfuerzo, al campesino esforzado, y me hubieran nombrado jurado único ¿qué habría hecho? Y sólo he podido llegar a una conclusión: dimitir por incapacidad manifiesta.

Y así desde antes del  orto y hasta después del ocaso
En este rato he cerrado los ojos y obligado a mi mente a pasar la película de mis años jóvenes. Al pasar ante mí las imágenes hubo momentos en que me decía; ¡éste es mi premio Nobel! Pero con el fotograma siguiente ya surgía la primera duda. Así una y otra vez, hasta que al llegar al pinar y ver a un hombre cargado con un madero al hombro, la herramienta en la mano, subiendo y bajando montañas de arena, he abierto los ojos y he renunciado.

Esta mañana, como de costumbre, el resinero salió de casa cuando la única luz que iluminaba el polvo y los baches de las calles de Camporredondo era la proyectada por las bombillas de 15 bujías que colgaban en algunas esquinas del pueblo.

Encima de los aparejos del burro, debidamente amarrado, viaja el banqueto. Envuelto en su manta, al costado del animal de carga, camina el resinero. Seguramente el hombre, en su lento caminar, vaya calculando el ropero más próximo al corte que tiene para hoy. Quiero hacer constar que, dada la extensión de su mata de pinos, este hombre había dispuesto varios puntos como roperos para evitar largos desplazamientos hasta el chozo, siempre que debiera afilar su herramienta o reponer las energías perdidas por el esfuerzo (una cosa es el ropero y otra el chozo). 
Escalera francesa. Éste es el modo en que se usaba.
La pierna izquierda era garantía de estabilidad.
Foto del grabado francés "primitiva resinación"
(Rifé, IFIE, 1949, página 22bis)




Al llegar al tajo, el resinero descarga sus cosas y, si el tiempo así lo aconseja, encenderá el fuego que mantendrá todo el día y que será como el delator de su presencia en el pinar.

Con sus herramientas a punto, el hombre carga con el banqueto y se dirige al primer pino de su larga jornada. Que el suelo sobre el que desarrolla su trabajo es irregular ya lo hemos dicho: laderas y cotarros de arena lo forman, ¿qué no hay firmeza? Pensemos que es arena. El resinero realizó su labor al pino y vuelve a cargar con su... madero y va en busca de otra estación, su... tarea diaria se compone de ¿300?, ¿tal vez 400 estaciones diarias?

Sin más camino que la senda que él mismo crea al hollar el monte va de pino en pino. Pero éste crece lo mismo en terreno llano que en la cima del cotarro o su ladera, en cualquier parte cayó el piñoncillo impulsado por el viento o escapado del pico o las garras de algún pajarillo, germinó y allí creció el pino. Hasta allí llegó el resinero para hacerle su labor; creyó que el banqueto estaba asentado y firme, y subió encima de él. Con el esfuerzo, quizás el centro de gravedad quedó desplazado, una pata del banqueto se hundió en la arena y la misma fuerza de gravedad atrajo hacia sí el cuerpo del hombre que sin tiempo para reaccionar sintió el dolor de su cuerpo magullado. Tal vez algún charro presenció el accidente. El resinero ni siquiera mira a su alrededor ¿para qué, si él sabe que está solo? Con el cuerpo dolorido intentará y conseguirá levantarse, volverá a colocar el banqueto, otra vez subirá a él, terminará la labor que no pudo terminar antes, cargará sobre sus espaldas la falsa escalera y con su cuerpo magullado seguirá caminando por las sendas que él mismo traza por el monte, pues el sustento de su familia depende de los kilos de miera que el resinero sea capaz de extraer a los 3500 pinos de su mata.

Y ya que hemos mentado kilos de miera, queremos decir que la media pino/temporada estaba entre tres y cinco. La diferencia entre unos pinos y otros podía ser, y era, considerable.
Camporredondo, otoño de 2006

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