domingo, 24 de febrero de 2013

Labores que el resinero realizaba. Herramientas y útiles usados (IV)

Clavar

El pote, el mazo y la medialuna, la punta, la hojalata y las tenazas

Cuando el resinero se disponía a clavar éstos eran los útiles y herramientas imprescindibles para realizar su trabajo.

Tal vez, mientras en la amplia zona de pinares próximos a Camporredondo, el resinero se disponía a preparar los pinos para la temporada de extracción de la resina que comenzaba, en las cacharrerías de otro pueblo de Tierra de Pinares, en Arrabal de Portillo, los talleres trabajan a pleno rendimiento fabricando potes para que, llegado el día, la resina no caiga al suelo y se convierta en sarro. 

Estos hornos reciben del pinar el burrajo y la ramera, (combustible para su enroje) y le devuelven sus productos en forma de cacharros de barro (potes y platos) para recoger la resina del pino

El resinero limpió su barrasco o la garrancha y debidamente acondicionados los guardó en el sobrao (sobrado) de la casa hasta la próxima temporada. 

Con el mazo y la medialuna, Luciano hace la ranura y con unos ligeros golpes…coloca la hojalata. Qué fácil lo he hecho ¿verdad, Luciano?

En el apartado correspondiente decíamos que el banqueo, debidamente amarrado, viaja a lomos del animal de carga. Pero no dijimos que en los cestos, además de la merienda, como de costumbre, el resinero había incluido los útiles y herramientas para clavar, esto es: si era el primer año de elaboración (pino negro), era necesario el pote, la medialuna, el mazo y la hojalata. En el segundo año debería añadir la punta para  soportar el pote, eliminando éste del transporte pues, salvo rotura, servía para años posteriores. A partir del segundo año sería necesario añadir las tenazas para trasladar la punta de la entalladura anterior a la nueva, y para arrancar la hojalata.

Con el mazo y la medialuna Carlos hace la ranura para la hojalata.
La altura se salva con el banqueto, o con la escalera francesa.
Si omitimos el martillo, para clavar la punta, no es por despiste, sino porque la destreza del resinero era tal, que clavaba la punta con el mismo pote, sin que éste se rompiera. ¿Si yo no hubiera sido capaz de clavarlo así? ¡Pues claro que sí! La diferencia está en que por cada punta clavada habría necesitado un pote nuevo. 

A partir del cuarto año el banqueto se le hacía imprescindible al resinero. Para clavar había que subir hasta una altura suficiente para realizar la labor. O sea, a partir del cuarto año debería atarse la bolsa porta-herramientas a la cintura y con ella y el banqueto presentarse delante del pino.

Situado a la altura necesaria, el resinero coloca la medialuna a 50 cm. de la hojalata anterior y con los golpes de mazo precisos, hace la ranura para alojarla en su nuevo emplazamiento. Con las tenazas arranca la punta para después colocarla de nuevo a la altura exacta para que entre ésta y la hojalata quepa el pote sin más que ejercer sobre éste una ligera presión. Esto es lo que hace a continuación y a partir de ese momento cualquier gota que pueda desprenderse de la entalladura irá a parar al pote.


Camino difícil para el resinero en el estío castellano. La arena despide fuego
Como el resinero no tiene tiempo para perder, rápidamente carga con el banqueto y por la misma senda que él ha marcado con sus pisadas, irá recorriendo todos los pinos de su mata dejándoles preparados para comenzar a dar la primera pica, o sea, para empezar a remondar. 

Camporredondo, otoño de 2006

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