martes, 2 de septiembre de 2014

En Camisas de Once Varas: Mondongo.

Créame, seguidor de “En camisas de once varas”, que mi paciencia –y creo que no carezco de una buena dosis- está llegando a su límite: comencé esta andadura hace tiempo y cuanto más camino por esta sendas de… me atrevo a llamarlo indignidad, donde todo el mundo sabemos de todo porque nadie nos sale al encuentro -creo que somos un poco pasotas, o el tema tratado no nos dice nada- me pregunto si vale la pena seguir. Repase, si usted quiere, “En camisas de once varas” y se dará cuenta de lo que estoy diciendo.

Voy con la palabra de hoy “mondongo” que encuentro en Cátedra Miguel Delibes escrito por el “experto” en Miguel Delibes, dice así:

Mondongo
LPD p. 31
(...) al amor de la gloria, mucho
 mondongo y muchas horas de intimidad.
mondongo.
1.
 m. Intestinos y panza de las reses, y especialmente los del cerdo. 

¿No cree usted que ya está bien? Vamos a ver: Delibes en “Las Perdices del Domingo” rememora las horas entrañables que pasaron en casa del guarda (tristemente fallecido) atendidos por su esposa y donde no faltaba de nada: el calor de la gloria (calefacción de pueblo), mucho mondongo (que no necesariamente es sólo chorizo, morcilla, etc.). Cuando el cazador dice mucho mondongo se refiere a la abundancia de productos capaces de satisfacer los paladares de los cazadores. Pero sobre todo las muchas horas de intimidad. Y el fallecimiento de su buen amigo le entristece en lo que parece ser un otoño enlutado y triste.

Pues bien: en esto llega el experto y, en Cátedra Miguel Delibes, parece querer reescribir la historia y nos ilustra. Parece querer decirnos lo que es el mondongo (¿quién ha preguntado eso?) y dice:

Mondongo. Intestinos y panza de las reses, y especialmente los del cerdo.

Según el experto ¿qué es lo que hay al amor de la gloria durante las muchas horas de intimidad? Pues, según él, lo que allí hay son intestinos y panza de cerdo, como vemos buenos ingredientes para pasar unas agradables horas de intimidad después de una jornada de caza.

Vamos a ver si entre todos podemos acercarnos a lo que el cazador que escribe nos quiere decir al acercarse a Villanueva de Duero (Finca de los Araoz) por primera vez en la temporada de caza. Lo primero es tener un recuerdo entrañable en memoria del guarda recientemente fallecido. Después rememorar las horas de intimidad al calor de la gloria (calefacción rural) amenizadas con mucho mondongo. Al decir mondongo el narrador no nos presenta un conjunto de intestinos y panza de cerdo humeantes después de abrir al cerdo en canal. Delibes nos quiere decir que allí había de todo, tal vez unas judías bien aderezadas con oreja de cerdo y morcilla y hasta con liebre -que están como para perder el conocimiento-, también embutidos: morcilla, chorizo, longaniza, y ¿por qué no?, queso y otras delicias para pasar un rato inolvidable después de la jornada cinegética. Entonces el escritor para no relatarnos, manjar por manjar, lo que allí había, se vale de la palabra que se usaba en esto casos: mondongo, allí había mucho mondongo, allí había de todo y por si faltaba algo estaban al amor de la gloria. ¿Quiere usted más? ¿Le parece a usted válida la explicación de la palabra mondongo? El "experto" en Delibes no ha pasado una jornada al estilo rural donde hay mondongo, mucho mondongo  (también es cierto que tendrá controlado su colesterol, los cazadores lo tenían muy complicado después de jornadas de este estilo).

Y si usted cree que no es suficiente para entender lo que es la palabra mondongo, lo siento por usted: móntese una jornada de caza y si al final  hay mucho mondongo, en casa de pueblo, al amor de la gloria, con pan reciente de trigo candeal, la bota bien tiesta, con buen tinto (para quien no guste de la bota, que levante el porrón o se sirva del jarro de barro…). En fin, olvídese de la panza del cerdo si sus intestinos no están rellenos de picadillo y, como nos dice Delibes, su gazuza quedará satisfecha.

Ah, y no se olvide al salir al aire puro del campo castellano de dar suelta a los gases que se le acumularon en el estómago después de haber ingerido tanto… MONDONGO.

BUEN PROVECHO

2 comentarios:

  1. Evidentemente, Gaude, decir que "mondongo" funciona aquí con la acepción de 'intestinos y panza de las reses, en especial los del cerdo' no parece muy acertado. Puede tener el significado que tú señalas, o bien otros más específicos. Lo curioso es que Germán Delibes, en el prólogo a los libros de caza de su padre, también emplea esta palabra para aludir a estas comidas de Villanueva de Duero. Abrazos.

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    1. “Allí había diversión”. “Allí había mucho jaleo”. “Allí sobraba de todo”. “Yo estuve en todo el mondongo”. En la comida, o merienda, de los cazadores había intimidad, calor humano, amistad, ambiente rural, fuego y calor de la gloria, en la reunión-ágape de los cazadores había… mucho MONDONGO.
      Es esta una palabra que, por lo menos en mi pueblo, se refiere al exceso, a lo sublime. Eso es lo que, bajo mi punto de vista, quiere decir Delibes, porque yo también disfruté de alguna tarde donde había mucho mondongo. Las entrañas del gorrino también: pero en otro momento.
      Nota al final: allí también había algo que no puede faltar en una reunión de cazadores: allí había exageración, si no quiere usted llamarlo mentirijillas… el quiebro aquel la liebre, la perdiz aquella que caí en Pekín, el zorro que revolqué dos veces pero que se fue… en fin la salsilla en una tarde donde el ribera de Duero hacía espuma al apretar la bota. ¡Qué tardes!

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