El pote, el mazo y la medialuna, la punta, la hojalata y las tenazas
Cuando el resinero se disponía a clavar éstos eran los útiles y herramientas imprescindibles para realizar su trabajo.
Tal
vez, mientras en la amplia zona de pinares próximos a Camporredondo,
el resinero se disponía a preparar los pinos para la temporada de
extracción de la resina que comenzaba, en las cacharrerías de otro
pueblo de Tierra de Pinares, en Arrabal de Portillo, los talleres
trabajan a pleno rendimiento fabricando potes para que, llegado el día,
la resina no caiga al suelo y se convierta en sarro.
Estos
hornos reciben del pinar el burrajo y la ramera, (combustible para su
enroje) y le devuelven sus productos en forma de cacharros de barro
(potes y platos) para recoger la resina del pino
El
resinero limpió su barrasco o la garrancha y debidamente
acondicionados los guardó en el sobrao (sobrado) de la casa hasta la
próxima temporada.
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Con el mazo y la medialuna, Luciano hace la ranura y con unos ligeros golpes…coloca la hojalata. Qué fácil lo he hecho ¿verdad, Luciano? |
En
el apartado correspondiente decíamos que el banqueo, debidamente
amarrado, viaja a lomos del animal de carga. Pero no dijimos que en los
cestos, además de la merienda, como de costumbre, el resinero había
incluido los útiles y herramientas para clavar, esto es: si era el
primer año de elaboración (pino negro), era necesario el pote, la
medialuna, el mazo y la hojalata. En el segundo año debería añadir la
punta para soportar el pote, eliminando éste del transporte pues,
salvo rotura, servía para años posteriores. A partir del segundo año
sería necesario añadir las tenazas para trasladar la punta de la
entalladura anterior a la nueva, y para arrancar la hojalata.
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Con el mazo y la medialuna Carlos hace la ranura para la hojalata.
La altura se salva con el banqueto, o con la escalera francesa.
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A
partir del cuarto año el banqueto se le hacía imprescindible al
resinero. Para clavar había que subir hasta una altura suficiente para
realizar la labor. O sea, a partir del cuarto año debería atarse la
bolsa porta-herramientas a la cintura y con ella y el banqueto
presentarse delante del pino.
Situado
a la altura necesaria, el resinero coloca la medialuna a 50 cm. de la
hojalata anterior y con los golpes de mazo precisos, hace la ranura
para alojarla en su nuevo emplazamiento. Con las tenazas arranca la
punta para después colocarla de nuevo a la altura exacta para que
entre ésta y la hojalata quepa el pote sin más que ejercer sobre éste
una ligera presión. Esto es lo que hace a continuación y a partir de ese
momento cualquier gota que pueda desprenderse de la entalladura irá a
parar al pote.
Como el resinero no tiene tiempo para perder,
rápidamente carga con el banqueto y por la misma senda que él ha marcado
con sus pisadas, irá recorriendo todos los pinos de su mata dejándoles
preparados para comenzar a dar la primera pica, o sea, para empezar a
remondar.
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Camino difícil para el resinero en el estío castellano. La arena despide fuego
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Camporredondo, otoño de 2006
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