martes, 10 de marzo de 2015

Y vuelta la burra al trigo

Demos otra pequeña vuelta por mi lenguaje: el lenguaje que usaba Delibes y del que, constantemente, nos decía que no era suyo, sino del mundo rural. Él lo aprendió (así lo decía) pegando la hebra con nosotros: los hombres y mujeres de pueblo. Sí, sí, los paletos, aquéllos que no tuvimos ocasión de pasar por la academia pero que somos, en nuestro lenguaje, verdaderos doctores cum laude; como es el experto académico en el lenguaje académico, pero que aquí no da la talla (por mi parte, nada que objetar a sus títulos). Y no somos expertos en Delibes, sino somos los humildes profesores (en lenguaje rural) de nuestro querido, admirado y gran escritor Miguel Delibes Setién del que nos sentimos muy orgullosos y al que estaremos eternamente agradecidos por su colaboración al mantenimiento de nuestro lenguaje: el lenguaje rural, que él, desde su cielo, seguirá protegiendo (falta nos hace).

Ya sé que es como “machacar en hierro frío”. Yo me había prometido no volver -pies atrás- sobre “En Camisas de Once Varas” ¿se acuerdan? Pero el diablo todo lo enreda y por ahí me llegó que, hace unos días, un vecino de Camporredondo me preguntó: “¿has oído por radio lo que dice Jorge Urdiales sobre una palabra que… creo que era colorada o algo así?” Eso me dijo. Hombre, creo que esa palabra poco tiene que ver con las obras de Delibes dije yo. Ahí quedó la cosa, pero, escarmentado de tiempos pretéritos, me picó el gusanillo y busqué, en google, la palabra “colorado” en las obras de Delibes.

Mira por donde, me salió Jorge Urdiales y pensé: espero que, con el tiempo, este “experto” en Delibes haya aprendido –falta sí que le hacía-. Y fui repasando sus últimas apariciones en radio y hasta, creo, en televisión. Lo que trataré a continuación es algo de lo que encontré. Pero antes quiero decir que no le comunico a él directamente mis diferencias (posibles errores míos) en su blog, porque en vez de repucharse o defender sus teorías públicamente, se limita a eliminar mis comentarios. Entiendo que no se puede establecer debate entre un filólogo-doctor cum laude en ciencias de la información, y un paleto ex pastor y ex agricultor (destripaterrones al fin y al cabo). Le agradezco su deferencia. Es posible que él cavile: pobre paleto, no quiero dejarle en ridículo, y por eso elimina mis rurales comentarios.

Decía que esto es algo de lo que encontré en sus últimas actuaciones:

Fecha: 11 de febrero de 2015, a las 16:32.

Lo que tiene Godofredo entre las manos es un cedazo. Así se llama en el pueblo de Godofredo
y así lo llamaba Delibes. En "El tesoro" escribe que "la oscilación de los cedazos no cesaba".
¡Ojo! Que estas denominaciones van por provincias, por comarcas. Como bien decís,
en otras zonas se llama garbillo, zaranda, ceranda o criba, etc.


Tal como lo encuentro lo reproduzco para vosotros: ni quito, ni pongo.

A partir de aquí lo primero que se me ocurre es preguntar ¿cómo se llama el pueblo del señor Godofredo? Es para ponerme en contacto –ya lo hice en alguna otra ocasión- con algún lugareño y preguntarle: si a la criba le llaman cedazo ¿qué nombre le dan al cedazo... cedazo? Me temo que es otra de tantas “investigaciones de campo” para justificar aquello que el autor desconoce.

Delibes, en “El Tesoro”, habla en varias ocasiones de cribas, no de cedazos, y sólo en una, al parecer -me gustaría saber si no es error de imprenta-, habla de cedazos (“la oscilación de los cedazos no cesaba”). Aquí hay otra incongruencia, con el cedazo no se acriba: se cierne. Con lo que se acriba es con la criba: criba= acribar, o cribar que es lo mismo; cedazo = cerner (la tierra que contiene cascotes, posibles monedas o piedras no se cierne, se acriba). O sea, con el cedazo nunca cribaremos sino que cerneremos.

Bien. Lo que el señor Godofredo tiene en sus manos es una criba y no un cedazo, Me explico: el cedazo es -dentro del nombre genérico cribas- el que sirve para cerner: separar la harina de los salvados, o sea, cedazo: criba compuesta por un aro de madera y una tela con agujeros finísimos que sirve para separar la harina –casi polvo- del salvado (cascarilla del grano de trigo) que es más grueso.

La criba que el señor Godofredo tiene en sus manos y, por lo que puedo apreciar del diámetro de sus agujeros, es con la que se acribaba el grano para separarlo de las grancias (granzas en otra parte).

Sigamos: criba, zaranda, garbillo… zarandillo si la criba es pequeña etc. es el nombre genérico de una serie de artilugios que sirven para acribar, o cribar, o lo que es lo mismo: separar una cosa de otra.

Para no dejar nada en el tintero quiero añadir que en la máquina aventadora, beldadora o máquina de limpiar, hay un parte que se llama cuerpo de cribas, en el que se colocaban según necesidades la criba de espajar o espajadora, la de acribar – que no es lo mismo- y el harnero que es el que se encargaba de separar granos más gruesos de los muy pequeños y las semillas indeseables. Ya os habréis dado cuenta que el conjunto se llama cuerpo de cribas, quiero decir que cribas es el nombre genérico.

Con las fotos que a continuación acompaño haré una breve reseña de lo que se hacía con ellas. De esta forma deseo y espero, sin más pretensiones que hacer justicia sobre este mundo maravilloso que es el rural, que nadie confunda a las nuevas generaciones y que el académico –si tiene a bien asomarse a “La Pizarra de Gaude”- pueda aprender de primera mano lo que eran y para que servían las…

CRIBAS

Cedazo. Especie de criba para cerner la harina.
Tela de agujeros finísimos.
Cedazo: especie de criba que servía para separar el salvado de la harina para hacer el pan, los bollos de peluca, rosquillas, magdalenas y otras delicias.

En tiempos en que la fiscalía visitaba los pueblos, y no con el ánimo de ayudar, sino con todas las ganas del mundo de dejarnos sin pan y hasta sin harina -nunca venían a sembrar ni a segar- fue el momento álgido del cedazo.

Allá, en la casa vieja de la calle Real, teníamos una artesa con dos largueros a lo largo del eje sobre los que se deslizaban los dos cedazos en tándem para que cundiera más y allí, en el menor tiempo posible, se cernía la harina de trigo. Con la harina se cocía el pan, y los salvados se daban a los cerdos, envueltos con patatas marraneras, cocidas. 

Palabra cerner: separar -con el cedazo- la harina del salvado

Harnero pequeño. Agujeros mayores que los del cedazo.
Harnero: Criba con la que se separaban del grano la tierra y las semillas indeseables. También se usaba, siempre, para seleccionar las semillas para la siembra.

El harnero, con los agujeros adaptados a la necesidad del agricultor, dejaba pasar las semillas y granos más pequeños y quedaban en él los mejores chochos para la siembra. El nuestro, el del que esto teclea, no era como éste, sino mucho más grande.

Nota al harnero: siento que el que había en casa desapareciera, por lo que he tenido que servirme de éste de la fotografía que, aún siendo más pequeño, sus características –aro, piel y agujeros- son las mismas.

Criba para separar el grano de las granzas. Agujeros mayoras que los del harnero

Criba de, o para, acribar (para separar las granzas del grano): era ésta la que llevaba el nombre de criba, las demás tenían nombre añadido pero la de acribar era la criba sin más.

En los tiempos en que se separaba el grano de la paja con el bieldo (aventaba, o beldaba, con el bieldo) el espajado era lo que hacía el viento: separar el grano y la paja. Pero el viento no distingue entre grano y paja, sino que lo hace a peso. Por eso no distingue el grano de las grancias (granzas para otros).

Las granzas no son ni más ni menos que los nudos de las cañas del bálago y trozos de espiga sin trillar. O sea, las grancias y el grano caen juntos y para solucionarlo estaba la criba: había que acribar.


Especialistas -hermanos Busto- separando los garbanzos de las granzas: acribando.
Pude ser yo, pero no, son dos primos míos.
Para acribar eran necesarias dos personas, una que sujeta la criba entre las manos y va dando movimientos de vaivén (zarandeo) y otra que con el badil iba añadiendo a medida que la criba quedaba vacía (no siempre hubo cosechadoras).


Criba para garbanzos o cribón. Los agujeros de mayor diámetro.
Criba para garbanzos, también llamada cribón: la misión de esta criba era similar a la que acabamos de describir. Había una diferencia: los agujeros eran de mayor diámetro como corresponde a la diferencia entre el grano de trigo y el garbanzo.

Con los, posiblemente, dos últimos maestros en el manejo de la criba de la foto (hermanos Busto) me parece que sobran explicaciones.

Como final: criba es el nombre genérico con el que se definen una serie de artilugios para la era, pero según su utilidad tenía un nombre propio. O sea lo que el señor Godofredo tiene en su mano: no es un cedazo -inútil en la era o buscando tesoros- sino la criba de separar el grano de las granzas: acribar.

Nota a la criba: Para cribar tierra, o tesoros, las cribas que se usaban eran de alambre.

Y con esto espero que el "experto" doctor aprenda (falta le hace) lo que eran las cribas y otros útiles sobre los que volveremos SDQ.

Sólo añadir que el zarandillo no era más que una criba, una zaranda, un garbillo… sólo que más pequeño “Me hace andar como un zarandillo” venía a decir que le hacía andar de un lado a otro y además rápido como corresponde a la criba–zarandillo que por ser más pequeña debía moverse rápidamente.

Y ya que, de pasada, más arriba hemos hablado sobre “pegar la hebra”, quiero remitir, a los posibles interesados, a “La Pizarra de Gaude” “Diccionario de Camporredondo”, para ver sobre el significado que en mi tierra tenía esta palabra.

Volveré si me dejáis pues, hay tela para cortar.
Camporredondo, 28 de febrero de 2015.

PD. Quiero lanzar, una vez más, un SOS en favor de una cultura que ya ha desaparecido y que si queda en manos de premios “nobel” que confunden lo que es una perdiz sobre un cabón (cabón error de imprenta: cavón) o una piedra, con carbón de piedra, pues a partir de unos pocos años la vieja cultura rural, a partir del siglo XXI estará toda basada en falsas y caprichosas interpretaciones. Por todo ello, ruego a prensa, radio, televisión y autoridades que velen por lo que en ellas se emite porque es por donde llega a todos los hogares, y si alguien no controla, la responsabilidad no será del que no lo entiende, sino del que lo publica.


Gracias en nombre de mi vieja cultura: la cultura rural.

2 comentarios:

  1. Amigo Gaude: has hecho una exposición muy útil sobre los cedazos (de "saetaceum" de seda o tela), y las variedades de cribas dependiendo de sus funciones. Además la has ilustrado con buenas y didácticas fotos. Como siempre, la entrada es amena y rigurosa.
    Me parece, asimismo, muy importante tu nota final: si se da relevancia a explicaciones erróneas, por ausencia de criterio y como consecuencia de que cada vez hay menos gente que domine el habla rural, será peor el remedio que la enfermedad.
    Agradecidos abrazos.

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    1. Es preocupante, incluso es muy preocupante para los que amamos el lenguaje rural, ver que no sólo no hay respuesta a mis comentarios y críticas, aun sabiendo que los autores a los que las dirijo las conocen de sobra. Entonces se me ocurre una pregunta: ¿es que tan poco importa el mundo rural? pero si es así ¿por qué se acercan hasta él?
      Yo quisiera rogaros, a los que tengáis posibilidad de ello, que os hicierais eco de mis críticas (yo no cobro) y lo hicierais llegar a los medios de comunicación encargados de divulgar disparates como yo creo que son las palabras que yo critico. Al fin y al cabo a nada os compromete, soy yo el autor responsable de los comentarios. Y es que ya está bien: se publica la… burrada, la critico, lo saben, y al cabo del tiempo vuelve la misma sandez a salir al aire o al papel.
      En fin, Luciano que… un abrazo.

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