Collarón-collerón
Mañana en EsRadio mi sección de todos los miércoles a las 19:30. La palabra
de mañana: collarón, el de la foto. Los mayores quizá los habréis visto sobre
los machos. Otros los tenéis en el corral de casa. A los demás os dejo la foto.
Entre foto y palabra es fácil hacerse una idea de para qué servía.
Collarón. foto tomada del blog del señor Urdiales. ¿No creen ustedes que para collar es un poco exagerado aunque lo llamen collarón? Los de pueblo lo llamamos collerón. |
Seguramente para el “experto” sea fácil hacerse una idea de para qué servía el collarón del señor Urdiales, por lo que yo voy a rogarle que
me aclare si es para lo que yo tenía idea que servía (hasta que llegó el
experto): el collerón.
La palabra collarón, aquí, no es correcta Yo podría pensar que es un error de imprenta pero no, es otra de las palabras fruto de la ignorancia valiente y atrevida de un ignorante “experto” (después seguiré). Según mi idea quiero decir que el collerón se colocaba sobre el pescuezo (cuello, de ahí collerón, así como collera) del animal de tiro o arrastre.
Se colocaba sobre el cuello del animal así: la parte que vemos arriba de la foto, era colocada en la parte baja del pescuezo y se aseguraba mediante tiras de cuero y hebillas por la parte de arriba del cuello del animal.
Mediante unos cintos muy fuertes -llamados francaletes- y sus hebillas, se enganchaban los tiros que podían arrastrar el carro de varas, el trillo, el arado, la rastra, etc. A grandes rasgos, para eso, creo yo, servía el collerón. El collarón, siempre según mi idea, servía para engalanar a los machos en días especiales, al fin y al cabo eran collares, aunque un poco exagerados.
La palabra collarón, aquí, no es correcta Yo podría pensar que es un error de imprenta pero no, es otra de las palabras fruto de la ignorancia valiente y atrevida de un ignorante “experto” (después seguiré). Según mi idea quiero decir que el collerón se colocaba sobre el pescuezo (cuello, de ahí collerón, así como collera) del animal de tiro o arrastre.
Se colocaba sobre el cuello del animal así: la parte que vemos arriba de la foto, era colocada en la parte baja del pescuezo y se aseguraba mediante tiras de cuero y hebillas por la parte de arriba del cuello del animal.
Mediante unos cintos muy fuertes -llamados francaletes- y sus hebillas, se enganchaban los tiros que podían arrastrar el carro de varas, el trillo, el arado, la rastra, etc. A grandes rasgos, para eso, creo yo, servía el collerón. El collarón, siempre según mi idea, servía para engalanar a los machos en días especiales, al fin y al cabo eran collares, aunque un poco exagerados.
La diferencia de uso entre la
collera y el collerón estriba en que, con aquélla, el animal empuja sobre el
yugo y las costillas de éste para el arrastre de la cosa, y con el collerón, el
animal de tiro, tira de la cosa a través del los francaletes y los tiros.
¿Estaré en lo cierto de para qué servía el collerón que tantas veces tuve que
colocar cuando aún no podía (era muy joven) con él? Estoy encantado de que el
experto, a partir de hoy, tenga claro, tanto la palabra collerón, como para qué
servía.
Sigo insistiendo: usted señor
Urdiales, con su total y absoluto desconocimiento del tema que trata puede
hacer, y hace, mucho daño a aquello que dice “defender”. Usted lo desconoce
como puedo demostrar a través de sus disparatadas interpretaciones de éste, mi
lenguaje. Quiero decir en su descargo que es usted –como suele decirse- carne
de cañón; a usted se le engaña sin necesidad de ser doctor cum laude, por eso
usted pregunta -eso tengo que creer, de lo contrario sería muy grave- y si al que usted pregunta es un experto, esas
serán las palabras que usted acierta. Pero si el preguntado es lego en el tema,
pero no calla, sino que opina, usted es engañado. Esto no tendría mayor
importancia si usted en su ignorancia no se creyera experto y se dedicara a dar
charlas a diestro y siniestro.
Y ya paso a demostrar mi defensa de la palabra collerón frente a la palabra collarón del “experto”:
Y ya paso a demostrar mi defensa de la palabra collerón frente a la palabra collarón del “experto”:
Para empezar diré que mi abuelo
tendría en la actualidad 132 años, yo tengo 73. Bueno, pues en todo este
tiempo, las guarniciones –que aquí llamamos arreos- para los cuellos de los
animales de tiro y arrastre se llamaron collera y collerón. ¿Sería suficiente?
Pues hay más: debajo de los soportales de la Plaza Mayor de Valladolid había
una guarnicionería que se llamaba “Guarnicionería Moral”. ¿Sabe usted lo que
vendía? Bueno, tampoco tiene por qué saberlo, por eso se lo digo yo: vendía
cabezadas, bridones con collares y collarones de cascabeles y
campanillas para los cuellos de las caballerías, sillines, sufras, barrigueras,
retrancas, tiros… en fin todo eso que se necesitaba para mover los carros,
arados, trillos, rastras, etc. para el cultivo de la tierra. Si el collar era
sencillo se le llamaba eso: collar. Pero si era más grande (tres o más hileras
de campanillas y cascabeles se le llamaba eso: sí, eso, eso, collarón y
servían para engalanar a los animales en días especiales (nunca para enjaretar
¿se acuerda?)
Bueno, hasta aquí me apoyo en la
“Guarnicionería Moral” que estaba debajo de los soportales de la Plaza Mayor de
Valladolid, donde le aseguro que no sólo vendía guarniciones (arreos) para los animales
de tiro y arrastre de mi pueblo, vendía –por lo menos- para toda la provincia y
¿sabe usted de dónde era Miguel Delibes? Pues eso: de Valladolid. Tal vez Delibes nunca
paseó por los soportales de La Plaza Mayor.
Pero no se preocupe que hay más:
en Arrabal de Portillo; si, allí donde usted dice que los alfareros,
hermanos Alberto y Conceso, fabricaban herradones de latón o zinc. Pues
allí también había un guarnicionero que confeccionaba guarniciones para caballerías
y, ¡qué casualidad! los llamaba lo mismo que en mi pueblo.
De camino hacia
Íscar pasamos por Cogeces de Iscar; si, allí donde Delibes dice que están
(porque siguen estando) los cipreses más papujados que nunca haya visto el cronista, o sea Delibes. ¡Sí
hombre, aquellos cipreses que usted situó en Cogeces del Monte y de un plumazo
los secó! Pues en Íscar había otro guarnicionero que vendía sus productos en mi
pueblo y ¡qué casualidad! llamaba collerones a los que usted llama collarones.
Pero no se crea, también llevaba collares y collarones, pero ésos eran
los de engalanar a los machos y se ponían encajados en los bridones en la parte alta de la cabeza de los
animales.
Otro guarnicionero –gran amigo
de casa- había en Montemayor de Pililla –se llamaba Gonzalo- y éste, quizá
también porque no le había leído a usted, decía que aquello se llamaba
collerón. ¿Quiere usted más referencias? Si usted las quiere las tengo.
En fin señor Urdiales, infórmese,
patee pueblos, se lo he aconsejado muchas veces, y cuando usted esté seguro
gánese la vida con su esfuerzo, es muy loable. Entretanto yo le ruego por lo
que más quiera, DEJE DE HACER DAÑO AL LENGUAJE DE MIS ABUELOS.
Nota al final: el DRAE no recoge
la palabra collarón, sí recoge collerón, pero se nota que tampoco han
pateado mucho terruño (campo). Dice el DRAE:
collerón.
Qué pena que el DRAE no sepa que lo que comemos a diario se produce en el campo y que para arrastrar los carros y herramientas necesarias para cultivar la tierra se usaban los collerones. Eso sí, no eran de lujo, lo importante es que no hicieran daño (hirieran en el pescuezo) a los animales de tiro.
Después de la pequeña historia del collerón quiero dejar constancia, mediante documento fotográfico, -y espero que de una vez por todas sirva para diferenciar entre el collerón rural y el collarón académico de lo que fue el collerón: arreo para trabajar el campo y tirar del carro; bridón y collar, o collarón, para engalanar a la caballería. Éstos de la foto fueron confeccionados por Gonzalo, guarnicionero de Montemayor de Pililla y amigo de casa (espero que durante muchos años sirvan de modelo para generaciones venideras. De momento los conservamos lo mejor que sabemos.
De izquierda a derecha: bridón, collar o collarón, según con
lo que se le compare, y collerón.
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Camporredondo 26 de
marzo de 2015.
Magnífico artículo, Gaude, con jugosas y útiles precisiones. Muchas gracias. Espero que el "experto" por antonomasia tome cumplida nota. Abrazos.
ResponderEliminarLo que yo pediría es que las instituciones, al menos las que pagan con dinero ajeno (Diputación Provincial de Valladolid, Ministerio de Cultura) tomaran nota y velaran para que nuestros estudiantes sean formados, o informados, correctamente.
EliminarUn rural abrazo.