domingo, 5 de abril de 2015

Da una limosna al pobre

Una limosna para el pobre

Ahora que andamos entre colleras, collerones… en fin, arreos para los animales de tiro, acude a mi azotea un hecho curioso que se produjo hace ya algunos años que, aunque yo no estaba, lo oí contar ,(con nombres y apellidos) como hecho curioso, en varias ocasiones. Ahí os va:

Aquellos días, de interminables lluvias, no había forma de hacer labor en el campo. Hasta las viñas estaban debidamente escavadas y escaballadas. Fue por eso que el agricultor pensó: me cojo el carro y voy a Valladolid –guarnicionería Moral- para reponer los arreos deteriorados por el uso y ampliar para la huebra que ya había decidido sumar a las existentes.

Carro de varas con toldo. Internet. castromocho.com.
Dicho y hecho: se embutió en su traje de pana, se arrebujó con su faja negra la barriga, caló la boina hasta las orejas, calzó sus botas, unció el macho al carro de toldo, metió la tortilla y unas tajadas de la olla en el talego, colgó la bota de vino en el telerín del carro y así se presentó en la Plaza Mayor de Valladolid, en cuyos soportales se encontraba la guarnicionería mejor abastecida de toda la provincia.

El hombre abrió la puerta y, sin más, se encaminó en dirección al mostrador. El dueño, al verle entrar, dijo a uno de los dependientes: anda, dale una limosna y que se marche. El dependiente se dirigió hacia el “pobre” con su óbolo en la mano, y se dispuso a entregárselo. Tenga usted de parte del jefe y le pide que abandone la tienda. El agricultor se le quedó mirando y exclamó: póngase usted detrás del mostrador y atiéndame como es debido.

¡Oiga! Dijo dirigiéndose al jefe: quiero algunos arreos. Ya me dirá usted, dijo el jefe con cierta sorna.  Empecemos por aquel collerón. Vale, dijo el guarnicionero, mejor... a ver qué le parece éste. No, no, arrímeme aquél que tiene usted allí colgao. El tendero se le quedó mirando y le advirtió: es que ese collerón es caro; es de primera calidad. El “pobre”, sin darle importancia, miró al tendero y advirtió: que yo sepa todavía no le he pedido precio, cuando llegue el momento ya hablaremos. Ahora traiga usté  p´acá aquel sillín que parece que me gusta, y el jefe, sin tener todas consigo, así lo hizo. Ahora la retranca, la barriguera y la sufra, quiero conjuntar todos los arreos necesarios para el carro de varas.

El "pobre" se dio una vuelta por la tienda y pensó: ¡qué raro, no veo colleras! ¿No tiene usté colleras? preguntó: sí, sí señor, pero están en el almacén, enseguida se las saco. Cuando comprobó que ésa sería la medida que necesitaba según la alzada de los animales, dijo: ahora traiga usted p´acá tres cabezadas y dos bridones con sus correspondientes collares.

Hecha la selección y terminada la compra, vino la hora de pagar y aquel tendero no salía de su asombro. El “pobre” agricultor metió la mano entre la faja y, separando uno por uno los billetes correspondientes al valor de la compra realizada, se lo fue dejando sobre el mostrador (según dicen, hubo de guardar el resto).

Cuando terminó de pagar, el tendero preguntó: ¿dónde se lo llevamos señor? Sáquelo y póngalo dentro del carro que tengo en la puerta.

Gracias por la compra señor y perdone mi error. No se preocupe hombre. Yo no me sentí ofendido porque... “no ofende quien quiere”.

Si a alguien le parece un corto, y mal contado, cuento le digo: no incluyo el nombre y apellidos del “pobre” porque debería recabar el permiso de sus numerosos nietos, bisnietos y tataranietos… corrían los primeros años del siglo XX.

Y ya habréis visto; como aún no habían llegado los "expertos" a la guarnicionería "Moral" en la Plaza Mayor de Valladolid, los collares y collarones eran un adorno para el cuello de los animales, y las colleras y collerones eran arreos que se ponían sobre el cuello de las caballerías para  trabajar.


Camporredondo, 27 de marzo de 2015

2 comentarios:

  1. ¡Una hermosa anécdota, Gaude!: el hábito no hace al monje.

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    1. Fue muy importante (¿hoy no tanto?) el hábito. Aunque, efectivamente, nunca el hábito hizo al monje.
      Gracias Luciano
      Un abrazo

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