miércoles, 15 de octubre de 2014

En Camisas de Once Varas: Un paréntesis..

Allá donde estuve, cual Isidoro, paseé con orgullo el pueblo escrito en mi cara.

Amigos de “En Camisas de Once Varas: hasta aquí mi tránsito por el campo de las palabras de este mundo maravilloso (el mundo rural) que, según mi criterio, los expertos y diccionarios –poco o nada rigurosos- no han tratado como se merece. Oí y escuché que mis raíces me gritaban y no pude, ni quise, resistirme a su llamada. He intentado hasta donde me ha sido posible defender la pureza del lenguaje rural desde donde creo que debe hacerse: desde el pueblo y la tierra; nunca desde la tranquilidad de un escritorio. Desde la mesa-escritorio el campo no se ve si no a través de imágenes deformadas que, a veces, muchas veces, no hacen justicia a los hombres y mujeres del campo.

No por eso dejo de agradecer a “expertos” y diccionarios que me hayan obligado a salir de mi tranquilo refugio de jubilado para contrastar lo que ellos y en ellos se dice y la realidad (mi realidad de hombre nacido y criado en el campo). No sé si habré conseguido aportar un poco de luz allí donde a mí me parecía que había tinieblas. A través de “La Pizarra de Gaude” y en su apartado “En camisas de once varas” he querido examinar la opinión de aficionados –quiero creer que bienintencionados- que bajo mi punto de vista era desatinada. Si lo he conseguido o no es usted el que debe juzgarlo: “lo escrito, escrito está”. Allí le invito a reflexionar y nada le agradecería más que me hiciera saber aquello con lo que no esté de acuerdo, para rectificar lo que haya que rectificar y para aclarar lo que no esté suficientemente claro (todo sea en memoria y cariño hacia el campo y sus gentes).

En mi pueblo decimos “para muestra un botón”. Eso es lo que he intentado hacer desde “En Camisas de Once varas”, dejar un botón de lo que está ocurriendo con la obra de Delibes y con el lenguaje rural. A partir de aquí, creo, son otros con más y mejor formación que yo los que deben seguir aunque, por lo visto y leído hasta el momento, tengo muy fundados temores de que lo que vaya a perdurar es lo que públicamente he denunciado como un claro aprovechamiento de una obra sobre el mundo rural que es digna de mejor estudio. Lo que acabo de decir no sé si debéis tenerlo en cuenta, al fin y al cabo no es más que la opinión de un ex pastor y ex agricultor que no admite que desde la academia le digan que ordeñó en herradones de latón que fabricaban los cacharreros (alfareros) de Arrabal de Portillo, que el arado viñero y el romano son el mismo arado, que los agricultores medíamos el sulfato de cobre a puñados, que la Milana (Los Santos Inocentes) sea la hembra del milano, la freza, meaína, barbón, humeón, greñuda, manguito, aventadora…  etc. etc. etc.

Hago este paréntesis porque quiero seguir contando cosas para generaciones posteriores y para ello necesito más “tiempo” del que dispongo.

Y cómo no tengo, como acabo de decir, el “tiempo” que quisiera, si quiero terminar diciendo a nuestras autoridades académicas: el honor de pertenecer a la Real Academia no acaba al ocupar tal o cual sillón correspondiente a una determinada letra; ahí comienza vuestra labor. Lo que queda por ver después es si se nota, o no, vuestro trabajo.

Con esto no estoy diciendo adiós sino, si es posible, hasta luego, porque trabajo hay mucho por hacer. 

Repito: “Para muestra un botón”.

HASTA PRONTO.


2 comentarios:

  1. Gaude, recibe mi más cordial y sincera enhorabuena por la excelente labor realizada. Esperemos que el paréntesis sea corto. Abrazos.

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  2. Espero, y sobre todo deseo, que si algún día vuelvo sobre "En camisas de Once Varas" sea con el ánimo de ayudar a otros con más y mejores bases que las de este humilde, ex pastor primero, y ex agricultor después. Pero sobre todo enamorado del mundo rural.

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