martes, 4 de febrero de 2014

En camisas de once varas: Manojera y manojo



Hoy traemos hasta “En camisas de once varas” dos palabras que van ligadas la una a la otra, y creo que las dos están sentenciadas y condenadas a desaparecer. Son dos palabras venidas de un tiempo en el que hacer las cosas lo mejor posible producía un alto grado de satisfacción, sin regatear esfuerzo para conseguirlo. 

Vean lo que recoge el DCT en la página 435 primero sobre manojera y a continuación manojo:

Manojera n.f. Montón de sarmientos tejidos procedentes de la poda de las viñas.
Sinón. manojo (Sic).

Manojo n.m. Montón de sarmientos tejidos procedentes de la poda de las viñas.
Sinón. manojera. (Sic).

Si ni siquiera lo que escribimos leemos, ¿qué podemos esperar cuando nos suponga un pequeño esfuerzo hacer una mínima investigación para formar un diccionario de la categoría que pretende el DCT? ¿Es lo mismo oveja que rebaño? ¿Es lo mismo vaca que vacada? ¿Es lo mismo hacina que haz?

Entonces… ¿cómo puede ser lo mismo manojo que manojera? Veamos primero lo que es un…

Manojo.- Conjunto de sarmientos ordenados (en mi tierra no se tejían) de mayor a menor grosor, que después se rodean con los dos o tres sarmientos más largos, para formar una especie de cono lo que facilita su manejo para usarlos como hornija en los hornos, la gloria, bajo la caldera etc.

Y lo que forma una…

Manojera.- Conjunto de manojos apilados de forma ordenada.

Producía satisfacción ver los manojos bien formados y las manojeras bien ordenadas. Y cuando esto se cumplía daba gusto manejar los manojos que de otra forma era muy complicado manejar.

Cuando veías un montón de sarmientos, (que en tiempos más próximos también se veían) jamás decías vaya manojera, porque lo que había era eso: un montón de sarmientos desordenados.

Vaya mi cariñoso recuerdo para aquellos que eran verdaderos artistas en la confección de manojos y manojeras. Al que esto os cuenta alguno lo tocó hacer, pero ya no era lo mismo. Quizás el último -después de mi abuelo Salustiano- fuera mi hermano Adolfo que jamás regateó esfuerzo para que sus manojos destacaran por su forma.

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