Creo que esta palabra tengo derecho a
recogerla y el deber de comentarla; porque atenta –seguro que sin
proponérselo- contra la inteligencia de nuestros segadores que, si bien
no disfrutamos de una oportunidad para culturizarnos, sí el grado de
inteligencia, en muchos casos, estaba muy por encima de algunos
universitarios. Si yo pasara por alto la palabra MANGUITO (referida
a la siega), cuando mis bisnietos, o sus coetáneos, la encontraran
dentro de un tiempo podrían pensar –no sin razón- que el coeficiente
intelectual de sus ancestros rozaba límites preocupantes. Vean si no.
Dice el citado diccionario en su página 280:
MANGUITO.- protector de cuero que
el segador se pone en el brazo izquierdo para impedir cortes al segar
con la hoz o guadaña mientras está segando. (Sic)
Ahora el comentario, y después nuestro manguito.
Querido lector: si conoces la guadaña (tampoco cortarse con la hoz en
el brazo sería factible) te pregunto: ¿es posible que el segador se
corte en el brazo, -ya sea el izquierdo o el derecho- al segar con ella?
Claro, claro, y también el cuello podría cortarse, pero hombre, ¿usted
cree que éramos tan brutos?
Ahora, nuestro manguito: cuando el
segador se ponía uno solo, se lo ponía sobre el brazo derecho, ¿por
qué?) pues porque era el brazo que entraba en contacto con la mies -no
segada todavía- y las aristas de la espiga rozaban el brazo pudiendo
provocar irritación. Aún así, cuando más se ponía el manguito era cuando
entre el cereal había cardos y claro, los pinchos podían clavarse en el
brazo. A veces también se ponían los dos manguitos, sobre todo al
formar y atar el haz, y si había cardos. No sé si he aclarado
suficientemente la misión del manguito del segador, si no es así, usted
amable lector nos lo hace saber y podemos ampliar el comentario. Y
ahora, según el segador…
MANGUITO.- protector de lona o
cuero que el segador se ponía, sobre el brazo derecho, para evitar el
roce con las aristas de la espiga, o los pinchos de los cardos. A veces
se ponían los dos manguitos, sobre todo al formar y atar el haz, y casi
obligatoriamente cuando entre el cereal había cardos.
Como último comentario quiero añadir que
no me tocó segar mucho –enseguida llegó la máquina
segadora-agavilladora- pero si segué, y vi segar, lo suficiente para
hacer este comentario o ampliarlo si fuera necesario.
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