sábado, 17 de mayo de 2014

En Camisas de Once Varas: Un paréntesis.

Hoy nos tomamos un respiro y, por si usted no se ha dado cuenta, creo que estoy en la obligación de ponerle al corriente de lo que pasa. Resulta que de un tiempo a esta parte, no sé por qué, todo el mundo entiende de pueblo, y todos nos lanzamos a publicar nuestro particular diccionario rural, aunque todo lo que conocemos es que, de vez en cuando, cogemos la bicicleta y pasamos por alguno que nos llama la atención y en seguida nos sentimos Delibes o expertos en su narrativa: de ahí para arriba.

Yo, que siempre que detecto un diccionario rural me gusta asomarme para ver lo que nos trae, hace unos pocos días encontré otro más y como siempre comencé a ojear palabra por palabra. La cosa marchaba regular hasta que… ¡zas! Vean lo que me encontré:

Sobre:  Oveja de segundo parto con cuatro palas (dientes) en la boca, dos arriba y dos abajo. (Sic).

¿Algo que comentar? Lo de “sobre” y los partos creo que no es –ahora- lo más importante; por tanto centrémonos en… “con cuatro palas (dientes)” que, efectivamente, están en la boca. El siguiente efectivamente... respóndalo usted amigo, estoy seguro que ya se ha dado cuenta, porque el diccionario se refiere a la oveja que era tan especial, que hasta la boca la tenía especial.

Quiero decir con todo esto, que cuando usted dude o quiera saber sobre una palabra o el nombre de algún apero de labranza, busque, compare y como decía aquel spot publicitario “si encuentra algo mejor, cómprelo”, porque si se fía del primero que encuentre lo más probable es que perviva en el error el resto de sus días.

Y no crea que no estamos documentados, no, todos tenemos nuestras raíces en el pueblo, mi abuelo era de allí y me lo ha contado…, en una palabra que todos aquéllos que ocultábamos ser de pueblo porque era sinónimo de paleto-ignorante, de repente hemos descubierto que ser de pueblo está de moda y vamos a tope: “Yo más que tú porque mis abuelos -o mis padres- son de pueblo y yo me crié con ellos”.

Luego quedan los otros, los más peligrosos: los expertos, los universitarios o, como es mi caso, que fui hasta pastor, agricultor y no sé cuantos títulos más ¡Qué peligro!

Resumiendo: si usted tiene inquietud por conocer el mundo rural, le aconsejo que lo haga desde dentro. Embuta los pies en unas buenas alpargatas y cuando las gaste por los caminos rurales cómprese el par siguiente y entonces empezará a tener referencias cabales de lo que es el mundo rural. Hasta entonces no se fíe de lo que yo le diga, dude de ello, pregúnteme, póngame en apuros, porque de ahí quizás saquemos conclusiones positivas.

Como decía Einstein: “Si yo tuviera una hora para resolver un problema y mi vida dependiera de la solución, gastaría los primeros 55 minutos para determinar la pregunta apropiada, porque, una vez la supiera, podría resolver el problema en menos de cinco minutos". Son las preguntas las que son importantes...

Y TODOS, TODOS, CUIDEMOS EL LENGUAJE RURAL.

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