Quitameriendas
VHCV pp. 54-55
(...) las quitameriendas que aparecen en las eras cuando finaliza el verano,
quitameriendas.
1. f. Planta de la familia de las Liliáceas, muy parecida al cólquico, del que se distingue por no estar soldadas entre sí las largas uñas de sus sépalos y pétalos.
(...) las quitameriendas que aparecen en las eras cuando finaliza el verano,
quitameriendas.
1. f. Planta de la familia de las Liliáceas, muy parecida al cólquico, del que se distingue por no estar soldadas entre sí las largas uñas de sus sépalos y pétalos.
Lo que
acaba usted de leer amigo lector de “En camisas de once varas” lo puede
encontrar, tal cual, en Cátedra Miguel Delibes.
Parece que al autor del glosario le
llamó la atención la palabra quitameriendas,
pero no tenía demasiado tiempo para investigar y explicar -para los no
versados- lo que es la planta, y no se le ocurre un camino más corto que acudir
al DRAE y… “aquí paz y después gloria”: así es más fácil.
Entonces trataremos, desde nuestra óptica de aficionado y admirador del
escritor -también como hombre de campo- de encontrar un punto de conexión entre
la planta “quitameriendas” y lo que
es, en buena parte, la denuncia que constantemente Delibes hace sobre la
miseria en que vivía el campo castellano. “El cielo de Castilla es tan alto
porque los labradores lo empujan de tanto mirarlo”. Vamos a ello:
Que los trabajos más duros en el campo eran los que se realizaban en verano
no creo que pueda ser objeto de discusión. Por eso, desde el día de la matanza, las mejores tajadas se guardaron en la olla entre manteca para cuando la dura
jornada comenzara al alba, finalizando cuando el velo de la noche hiciera
imposible continuar. Sólo en este tiempo se hacían cuatro o cinco comidas:
desayuno, primera hora de la mañana; almuerzo, nueve de la mañana; comida, al
mediodía; merienda, contra la tarde y
cena.
Cuando las labores de siega, trilla, limpia, y una vez que el grano se
encerraba en desvanes o paneras,las horas de mayor esfuerzo por la mañana (la mañanada) se
eliminaban y con ellas habíamos suprimido el desayuno. Nos quedaba una comida
que, entonces, no era un lujo sino una necesidad: la merienda.
Cuando la era –nunca mejor dicho- quedaba limpia de polvo y paja, sobre la
superficie en la que se había recogido el fruto de tanto esfuerzo, era cuando
nacía una planta como la que nos describe el DRAE: la quitameriendas (perezosa en Camporredondo por aquello de que
florecía tarde). Planta muy bonita, de colores muy delicados pero… nos indicaba que la merienda se había acabado:
el trabajo fuerte había terminado. Lo que hemos dicho, y que los días eran más cortos y, como
tal, la jornada también se acortaba daban al traste con la merienda. No es culpa
de la planta, ella no nos quitaba la merienda, pero venía a decirnos que el tiempo de la
merienda había pasado.
Estoy hablando de la merienda –merienda en la era- y tal vez nos parezca
que esto era una de esas “merendonas” campestres que hoy nos disparan la tasa
de colesterol: nada más lejos de la realidad, la merienda, por regla general,
era una sanísima, buena y modesta ensalada de tomate y pepino aderezada con
aceite, sal y vinagre que, con un trozo de pan, sabía a gloria. ¿Tendría el
merito la ensalada, o el rato de descanso que se disfrutaba durante el “ágape”?
Y hasta aquí la historia de una bonita planta que nacía en la era al
terminar el verano y que su presencia indicaba que ya no habría más meriendas,
al menos en la era. Pero la planta no era la culpable de tanta miseria como se
vivía en aquellos tiempos, la quitameriendas
nos avisaba que en la era ya no habría más meriendas, pero durante unos días
ponía un bello colorido sobre la superficie de la era barrida.
Tiene una parte triste el final de la historia de la quitameriendas y es que ha pasado a ser planta rara, al menos en la
zona en que este pueblerino la vio nacer y morir tantas veces.
ESPERO QUE ALGUIEN ESTUDIE LA OBRA DE DELIBES Y DESPUÉS NOS LA CUENTE: SE
LO MERECE.
Nota al final de esta serie de palabras: Por falta de fuente de información (esta era la última palabra que habíamos recogido de la Cátedra Miguel Delibes) nos vemos obligados a dejar en suspenso la serie. Si algún día volviéramos, nuevamente, a tener oportunidad de seguir, así lo haríamos.
Nota al final de esta serie de palabras: Por falta de fuente de información (esta era la última palabra que habíamos recogido de la Cátedra Miguel Delibes) nos vemos obligados a dejar en suspenso la serie. Si algún día volviéramos, nuevamente, a tener oportunidad de seguir, así lo haríamos.
Coincido completamente con la explicación.
ResponderEliminarDesde aquí, y ahora, hago votos para que la obra de Delibes sea explicada sin recurrir al DRAE. El propio Delibes decía sentirse poco académico.
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