Sorprendido por no recordar absolutamente nada de este pasaje en “El libro de la caza menor” llegué a pensar que mi azotea empezaba a flaquear y si era así había que parar a tiempo y dedicarse a ver la tele para el resto que pueda quedar, que nunca se sabe lo que puede ser, pero mucho ya no.
Pero claro, es tan duro “entregar la cuchara”, que uno apura todo lo que pueda para demostrarse asimismo que aún queda algo que puede hacer. Y lo que hice fue “coger el toro por los cuernos” y comenzar:
(...) sobre un carbón o una piedra.
carbón. (Del lat. carbo, -onis).
2. m. carbón de piedra.
A la vista de esto yo me pregunté ¿qué tiene que ver la caza con el carbón de piedra? Bueno, a todo esto no le he dicho por qué he llegado hasta aquí, se lo cuento:
Al encontrar esta palabra en La Cátedra Miguel Delibes quedé estupefacto y es cuando comencé a hacerme preguntas.
Llegué a la conclusión que el mejor camino, y más corto, sería volver a leer “El Libro de la caza menor”. Me puse manos a la obra y en la página 464 (tomo 2 de la “obra completa” de Miguel Delibes) ¡zas! Allí estaba el gazapo, aunque de lo que habla Delibes es de las perdices, no de liebres ni conejos.
Resulta que, como no leemos, sino que pasamos la vista por encima buscando la palabra que nos interesa, y si, además, por no ser nuestro medio natural, no nos llama la atención, ni sabemos, la vista le jugó una mala pasada al “experto” allí no ponía carbón sino, pásmense: cabón (qué más da si con “b”o “v”) o sea terrón que es donde dejan los bandos de perdices una vigía durante la siesta.
Pero mejor voy a copiar, para aquél que no lo haya leído, lo que el escritor dice: “… lo normal son bandos de ocho a doce unidades, o sea, la nidada. Estos bandos, durante la siesta, dejan siempre una vigía sobre un cabón o una piedra. Ella es la encargada de dar la alarma. (…)” .Como vemos, hay una diferencia con carbón de piedra.
No vale la pena que yo siga, creo que con lo escrito es suficiente. Pero si quiero hacer una última reflexión: que el autor del glosario no es cazador, ni de campo, me parece que queda claro, pero ¿en la Cátedra Miguel Delibes tampoco hay nadie que se sorprenda ante esto? ¿no hay ningún cazador, o siquiera lector, que se sorprenda? Ya sé que no es ningún consuelo: yo leo poco, pero otros leen mucho menos.
RESPETO PARA LA OBRA DEL MÁS GRANDE ESCRITOR, EN LENGUAJE RURAL, QUE CASTILLA TUVO.
Pero claro, es tan duro “entregar la cuchara”, que uno apura todo lo que pueda para demostrarse asimismo que aún queda algo que puede hacer. Y lo que hice fue “coger el toro por los cuernos” y comenzar:
Carbón
ELCM p. 76(...) sobre un carbón o una piedra.
carbón. (Del lat. carbo, -onis).
2. m. carbón de piedra.
A la vista de esto yo me pregunté ¿qué tiene que ver la caza con el carbón de piedra? Bueno, a todo esto no le he dicho por qué he llegado hasta aquí, se lo cuento:
Al encontrar esta palabra en La Cátedra Miguel Delibes quedé estupefacto y es cuando comencé a hacerme preguntas.
Llegué a la conclusión que el mejor camino, y más corto, sería volver a leer “El Libro de la caza menor”. Me puse manos a la obra y en la página 464 (tomo 2 de la “obra completa” de Miguel Delibes) ¡zas! Allí estaba el gazapo, aunque de lo que habla Delibes es de las perdices, no de liebres ni conejos.
Resulta que, como no leemos, sino que pasamos la vista por encima buscando la palabra que nos interesa, y si, además, por no ser nuestro medio natural, no nos llama la atención, ni sabemos, la vista le jugó una mala pasada al “experto” allí no ponía carbón sino, pásmense: cabón (qué más da si con “b”o “v”) o sea terrón que es donde dejan los bandos de perdices una vigía durante la siesta.
Pero mejor voy a copiar, para aquél que no lo haya leído, lo que el escritor dice: “… lo normal son bandos de ocho a doce unidades, o sea, la nidada. Estos bandos, durante la siesta, dejan siempre una vigía sobre un cabón o una piedra. Ella es la encargada de dar la alarma. (…)” .Como vemos, hay una diferencia con carbón de piedra.
No vale la pena que yo siga, creo que con lo escrito es suficiente. Pero si quiero hacer una última reflexión: que el autor del glosario no es cazador, ni de campo, me parece que queda claro, pero ¿en la Cátedra Miguel Delibes tampoco hay nadie que se sorprenda ante esto? ¿no hay ningún cazador, o siquiera lector, que se sorprenda? Ya sé que no es ningún consuelo: yo leo poco, pero otros leen mucho menos.
RESPETO PARA LA OBRA DEL MÁS GRANDE ESCRITOR, EN LENGUAJE RURAL, QUE CASTILLA TUVO.
Son frecuentes las erratas en las falsas glosas del autodenominado experto. Lo malo es que algunas tienen indeseables repercusiones debido a estar avaladas por la Cátedra y por el Instituto de la Lengua. Por ejemplo, donde Delibes dice "greñura", él tiene la osadía de corregir y poner "greñuda". ¿Quizás porque "greñura" no está recogida en el DRAE? Alguna vez don Miguel elogió la conducta de los que usan su lengua sin resignarse a los límites marcados por los diccionarios, pero hay dudas en si, para ser experto en Delibes, es necesario leerlo. En fin, en fin...
ResponderEliminarNo sólo es necesario leer a Delibes para comprenderlo, yo diría que es imprescindible.
EliminarLo que creo que le ocurre al señor Urdiales es que se siente por encima de todo este –para él- desconocido ambiente y lenguaje; él es un señor de universidad y no puede haber un paleto que le dé lecciones (lo cual le convierte en un perfecto analfabeto rural, es mi opinión)
Si a nosotros (a los míos y a mí) no es capaz de entendernos, nos dirá que “la falta de cultura da estas variaciones fonéticas”, si Delibes dice greñura y el DRAE no lo recoge, tiene que ser error de imprenta o de Delibes que no distingue entre greñura y greñuda… en fin, que ya estaba prevista una entrada sobre este tema.
Con todo lo que está lloviendo –a pesar de la persistente sequía- lo más grave es que tengamos una Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua y una Cátedra Miguel Delibes que –al parecer- estén al mismo nivel, en cultura rural y en narrativa de Miguel Delibes, y que apoyan a este señor. O quizá es que les da igual…